ValentinaEspero sentada sobre la vieja mesa en las mazmorras, a que Lavrov despierte. Le he pedido a los hombres que estuvieron custodiándolo estos días que prepararan las cavernas para mí, algo así como colocar a mi prisionero en su trono especial. Era hora de dar el siguiente paso, de ponernos íntimos.
He pasado cuatro días llenos de lamento, dolor, culpa y odio a mí misma, y creo que son suficientes. He comprendido que no debo sentirme tan miserable por algo que no provoqué, por algo que este cerdo simplemente no debía hacer. No tenía derecho sobre mí, no merecía que me violara por una absurda venganza hacia mi madre y su hermano.
Me rompió, me hizo mierda, y yo voy a mostrarle el infierno, literalmente, pero antes voy a dejarle muy en claro que ya no me afecta, que su plan inicial no funcionó. Que soy más fuerte que esto, que mi madre me enseñó cómo afrontar estas situaciones y ahora lo agradezco.
Ya no soy más una niña, Rustam me arrebató eso. ¿Y qué mejor que matarlo a él para comenzar con buen pie mi nuevo yo? Después de hoy no dejaré que nadie me use jamás, que nadie me toque, que nadie respire demasiado cerca de mí sin antes conocer mi ira.
Me llenó de odio, de rencor y desprecio, y de cierta forma le doy las gracias, pues ahora puedo hacerme cargo con frialdad de lo que antes no me atrevía. Ya no miro con remordimientos lo que sucede en nuestro mundo, ya no me importa la muerte, la tortura, lo perverso. Ahora siento que es parte de mí.
Ya no siento esa característica empatía en mí, si quiera. Y no sentir nada se siente muy bien, valga la redundancia.
Ya no me indigna lo que mi padre está haciendo con los soldados, de hecho estoy de su lado y lo incito a continuar. Un hombre muerto cada día hasta que alguien diga algo. Se está volviendo loco, y yo creo que he heredado el gen. Queremos recuperar a mi madre a cualquier costo, no importa qué tanto dañemos en el camino.
Rustam comienza a abrir los ojos, parpadea con dificultad deslumbrado por la luz que he colocado frente a él. Se queja en voz baja e intenta tirar de los amarres pero es inútil, está bien sujeto a esa silla.
—¿Quién es?— gruñe con voz rasposa mirando en mi dirección, asumo que no me reconoce detrás de la sombra del foco.
Apago este y me bajo de la mesa, poniéndome de pie sobre todo mi tamaño y enfrentándolo.
—Hasta que por fin despiertas, bella durmiente— escupo con ironía. Rustam frunce el ceño evaluándome de arriba abajo, sí, mi atuendo no es algo convencional pero es parte del plan.
—Hasta que la princesa decide dar la cara— se carcajea con burla. Sus ojos almendrados mirándome con aburrimiento, con una expresión de cansancio y mala saña en su cara —¿Que vas a hacerme? Tengo curiosidad.
Quisiera hacerle muchas cosas en realidad, pero lo único que quiero es demostrarle que no hay nada que pueda hacer para volverme porquería. Ya no. Me quito la bata dejándola caer en el piso, me muestro desnuda en totalidad ante él, que me escruta con obscenidad en sus orbes claros. Asqueroso y patético.
—Creo que estás confundida, princesita. Debes torturarme. No premiarme— sonríe de lado y se relame sus grotescos labios —Ya entiendo. Quieres más. Si lo que deseas es que te vuelva a comer el coño, yo encantado. Solo tienes que pedirlo.
No digo nada, no reacciono ante su provocación y su mirada perversa y repugnante. Me acerco a los generadores y los enciendo para que empiece la diversión.
—Quiero que entiendas, querido Rustam, que lo que me hiciste fue solo un detonante. No me derrumbaré a llorar por ello nunca más— menciono lentamente con voz trémula. Me acerco a él y tomo su quijada entre mis dedos, clavando mis uñas en su piel sucia y empapada —Descubrirás hoy que tu cometido no rindió los frutos esperados.
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Reina Rusa©
Fiksi Umum***DISPONIBLE EN FÍSICO** Los años pasan, las grandes Organizaciones prevalecen, la Bratvá no es la excepción. Han sido dos décadas de fuerte mandato, nunca nadie se atrevió a desafiarme, el Linaje se adoptó a su nueva cabeza y extrañamente la paz...