ValentinaSigo a mi padre hacia el interior de la casona y me detengo a mitad del recorrido observando cómo se marcha furioso a la oficina, vociferando el nombre de James y Sergéy para que lo acompañen. Está demasiado tenso y lo entiendo, hemos casi perdido una oportunidad para poder recuperar a mamá y siento la misma rabia que él al estar tan limitados en fuerzas.
Por eso es que si está en mis manos salvar a mi mamá, a toda nuestra organización, entonces haré lo posible para que suceda. Madre me enseñó a sacrificarme, a apasionarme con algo para así poder concretarlo. Me inculcó que la vida está llena de pruebas que harán dudar de tu fuerza, de tu valor. También me dijo en alguna ocasión que los problemas se aceptan, no se esquivan.
Y luego está papá, él me enseñó a no evadir responsabilidades, que si debo hacer lo imposible entonces levanto la cabeza y voy con todo y con fuerza. ¿Entonces quién soy yo para eludir la crianza que me dieron mis padres?
Esto es lo que soy, la vida a la que fui destinada. Si tengo que acostarme con un cerdo para poder tener a mamá cerca, entonces lo haré. Ya fui tomada a la fuerza por un cretino, acostarme por voluntad propia con otro será pan comido.
Doy dos pasos atrás y me detengo abruptamente al toparme con el torso duro de Rodion y su rostro de expresión severa. No le tengo miedo en lo absoluto y que ni siquiera piense que va a detenerme.
—¿Qué tratas de hacer?— gruñe en voz baja.
—Lo que debo de hacer y no quiero que me des un sermón al respecto. Yo sé lo que hago, Rodion, no te metas en mis asuntos— le advierto y veo cómo la ira se apodera de sus facciones. Me toma del brazo y me lleva a rastras a un costado de la casa donde quedemos ocultos del resto de los soldados.
Odio que haga eso, que todos crean que pueden someterme. No soy una niña, ya debo asumir mis propios riesgos, nadie debería decidir por mí lo que es bueno y lo que no. Si deseo lanzarme a un pantano lleno de cocodrilos espero que mi decisión sea respetada y no refutada. Así sea una locura.
—No voy a permitir que salgas de esta casa a meterme a la boca del lobo, Valentina. No voy a dejar que mi chica vaya a acostarse con otro para dejar claro un punto.
Me zafo de su agarre con un brusco movimiento y adopto una postura desafiante. Sabe que sus ojos almendrados llenos de rabia y amenazas no me causan absolutamente nada. No le tengo miedo, no desde que me la metió por primera vez, en ese momento domé a la bestia y ya su fachada de hombre duro y peligroso no tiene ningún efecto en mí.
—Voy a salvar a mi madre, ¡tu cabeza! Haré lo que sea para encontrarla, incluso si a ti no te gusta. Yo tomo mis propias decisiones, Rodion, y no debo consultarte por ellas. Tú decides si me acusas con mi padre, o me acompañas allá.
Cuando expongo mi ultimátum Rodion me observa con indignación, como si le hubiera pedido que aniquile a su propia madre y no me importa. He tomado mi decisión y espero que me apoye en ello, al fin y al cabo lo haré con o sin su ayuda.
Su rostro adopta una máscara de indiferencia que me hace erizar de pies a cabezas. Mi hombre da un paso atrás y sé que lo acabo de perder. Asiente levemente y reprimo el agudo golpe en mi pecho que me indica que el corazón se me acaba de romper.
—Tomaste tu decisión, Valentina. Yo acabo de tomar la mía— se hace a un lado —¿Dónde necesita que la lleve, señorita Dobrovolskaya?
Se me escapa el aire de los pulmones al comprender que ha elegido él, me ha dejado atrás, ha vuelto a ser un guardaespaldas. Los ojos se me llenan de lágrimas y aprieto mis labios para no llorar. Es de débiles el llanto y yo no soy débil. Si él puede olvidarse de mí en un segundo y actuar como si nada hubiera pasado entre nosotros, yo también lo haré.
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Reina Rusa©
Narrativa generale***DISPONIBLE EN FÍSICO** Los años pasan, las grandes Organizaciones prevalecen, la Bratvá no es la excepción. Han sido dos décadas de fuerte mandato, nunca nadie se atrevió a desafiarme, el Linaje se adoptó a su nueva cabeza y extrañamente la paz...