Capítulo 15

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Viktoriya

Salgo del puerto de embarque con apenas una bolsa de mano que me dio la loca de Natasha. No sé por qué le hice caso, estoy aquí, en un país que no conozco, con un idioma que comprendo a medias y seguro con toda la maldita Organización buscándome ya. Soy una tonta, debería volver con mis padres. Además no tengo nada, ni mi ropa, ni mi teléfono, ¡nada! Esto es una locura, jamás debí dejarme llevar por el enojo.

Salgo del aeropuerto sin saber a dónde ir o qué hacer, se suponía que estaría alguien esperándome pero no veo ningún letrero con mi nombre y mucho menos reconozco ningún rostro. Demonios, soy una estúpida, ¿y si me secuestran? Soy un blanco fácil y aunque no quiera admitirlo, una de las debilidades de mi madre. Si alguien quisiera manipularla a su antojo, sólo deben usarnos a mí o a Valentina.

Busco un teléfono público para llamar a mi casa, me doy por vencida, prefiero una regañada monumental que seguir vagando a mi suerte en una ciudad que no conozco. Esto me pasa por querer demostrar algo que no soy, soy un fiasco, debí entenderlo desde el principio.

—¿Viktoriya Liebeskind?— una voz delicada me hace girar y fruncir el ceño.

—¿Quién pregunta?

La miro con desconfianza aunque se me hace ligeramente familiar, no entiendo por qué, jamás la había visto en mi vida... o eso creo. Tiene el cabello rojizo, muy brillante y hermoso, sus ojos verdosos son hipnotizantes. Creo que era modelo, de alguna revista vieja creo reconocerla.

—Jessika Goldstein, un placer— me tiende su mano con media sonrisa, con recelo la tomo para estrecharla —Eres tan hermosa como imaginé.

—¿Cómo me conoces?

—Conozco a tu madre. Tuvimos... algunos percances cuando teníamos un poco más que tu edad. También conocí muy bien a tu padre.

Eso llama por completo mi atención. ¿Mi padre? Nunca nadie habla de mi padre y no hay nada que desee más que conocer algo del hombre que me engendró.

—¿Conociste a mi padre?— susurro.

—Estuvimos a punto de casarnos, de hecho. Vamos, te contaré todo en el camino.

Sin pensarlo dos veces voy tras ella, me lleva hacia un vehículo y nos deslizamos en el asiento trasero. No sé que estoy haciendo, solo me dejo llevar. Tampoco entiendo el motivo para estar aquí, pero la curiosidad me está matando.

Lo único que sé de mi padre es que era el jefe del Linaje y que mi madre lo había capturado tras traicionarle, que él intentó dañarme una noche cuando era un bebé y ella lo mató. No conozco detalles, nada, es un tema tabú en mi casa.

—¿Puedes decirme algo sobre él?— le pido. La mujer sonríe mirando al frente y sé que ella no es un dulce angelito como pretende parecer.

—Era malo, un completo cretino, pero aún así estaba loca por él. Y entonces llegó tu madre, con su cabello teñido de castaño brillante y sus ojos vibrantes de falsa inocencia y él quedó fascinado con ella aunque lo negara— me mira fijamente y suspira —No voy a decirte mentiras de tu padre, Viktoriya. Era un mafioso, uno de los malos. No tenía piedad, era sangriento, manipulador, un completo asesino. ¿Pero no es Svetlana igual?— se encoge de hombros con indiferencia.

—¿Sabes si él me amaba?— debo parecer una tonta, pero necesito saber si al menos era deseada.

—Pero por supuesto, nena, celebró tu llegada en cuanto se enteró del embarazo de Lana, te esperaba con ansias.

A pesar de que puedo percatar un poco de ironía en sus palabras no puedo evitar sonreír ante aquello. Siempre quise conocer a mi padre y ahora estoy cerca de alguien que me puede regalar recuerdos de él. Me comienza a contar más sobre él, de lo que hacía y de cómo era. Me muestra imágenes incluso, era guapo, mucho, y ya sé por qué dicen todos que me parezco a él. Tengo sus mismos ojos, la forma de su rostro y su nariz, soy mucho más semejante a él que a mi madre.

Reina Rusa© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora