Yo tenía que malditamente darme palmaditas en la espalda. Era una genio. De las buenas. Había descubierto una forma de conseguir comida del bosque aunque la alambrada estuviera electrificada. Todo gracias a la rata de Buttercup. El muy desgraciado había estado trayendo ardillas llenas de saliva de gato constantemente. No era extraño, porque a veces lo hacía, pero nunca me había puesto a pensar en ello, hasta que lo seguí.
El condenado animal trepaba por un árbol que sobrepasaba la altura de la valla electrificada, iba al bosque, conseguía un par de presas por diversión, como regalo para Prim —lo cual era muy desagradable—, y regresaba trepando por el mismo árbol.
No podía creérmelo cuando lo descubrí. Probablemente ese árbol había crecido hace no mucho, porque no lo recordaba tan alto. Como estaba en un lugar bastante alejado del inicio de la pradera, no había muchos ojos fisgones por ahí. De todos modos, debería traer a Gale y hacer que me ayudara a buscar cámaras ocultas; Madge también podría ser de ayuda en ese caso, por si tenía acceso a información sobre las cámaras posicionadas en el Distrito.
Tendría que entrar antes del alba, como generalmente lo hacía, para no llamar la atención de nadie. Claro que era peligroso ponerse a escalar un árbol que se alzaba sobre algo que me mataría al instante en caso de que resbalara y cayera, pero valía la pena.
Tuve ayuda de mi equipo de rebeldes, juntos descubrimos que no había vigilancia en ese punto... más bien que esta estaba deshabilitada, casi destruida. No fue difícil descubrir por qué. Los Sinsajos. Habían mordisqueado los cables y llenado de palitos y hojas los aparatos de vigilancia. Algunos nidos se ubicaban sobre los postes que sostenían las cámaras. Ellos habían creado su propio punto ciego. Desafiando al Capitolio, como siempre.
Hace un tiempo, en una de las guerras que azotaron al mundo, los Sinsajos fueron creados como un arma. Suponían ser una forma en la que los soldados pudieran comunicarse en un tipo de lenguaje que se manejaba con patrones de sonido; el soldado silbaba o entonaba la corta melodía y los pájaros lo repetían, entonces sus compañeros escuchaban el canto de los Sinsajos y recibían el mensaje. Hubiera sido una buena estrategia si no fuera porque, al final, la técnica fue descubierta y terminó siendo usada en contra de los soldados. Así fue como el Capitolio decidió deshacerse de sus experimentos, dejándolos libres, esperando que murieran. Pero ellos no lo hicieron. Sobrevivieron, y ahora nos ayudaban.
La tarea de formar un campamento resultó ser más sencilla de lo que esperábamos. Pedí pintura café a Peeta, que Gale y yo utilizamos para teñir las cuerdas con las que treparíamos por el árbol y así poder pasar sobre la alambrada, transportar canastas o bolsas con cosas que llevábamos al campamento: mantas, ropa, sartenes, herramientas, materiales para improvisar tiendas de campaña, lámparas de aceite, más cuerdas, cerillos, cuchillos, entre otros muchos más objetos con los que poco a poco logramos establecer un lugar al que llegar y poder pasar algunos meses por allá.
Como podíamos cazar, aumentamos el precio de las presas que gastamos en insumos de reserva. También exploramos más allá del claro, no volví a llevar a Peeta, pero así estuvo mejor, puesto que no encontramos nada significativo más allá..., aunque eso podía tener algo que ver con que el día que decidimos explorar olvidé el mapa en casa, por lo que deberíamos repetir nuestra expedición, sólo que con guía esa vez.
Bien. Teníamos el campamento, las reservas, el mapa y necesitábamos una distracción para poder acabar con la alambrada. Como Madge era la hija del alcalde y no podíamos irnos sin llamar la atención todos juntos, ella vendría más tarde, hasta que fuera seguro... y hasta que lograra convencer a sus padres, que por el momento no tenían ni idea de lo que planeábamos. Me tenía preocupada que, si ella no lograba hacer que vinieran con nosotros, entonces Madge se quedaría con ellos, no los abandonaría. De cualquier forma, ella era de las que menos peligro corría, siendo una figura pública.
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ERES TÚ | THG EVERLARK
Hayran KurguEn un mundo sin juegos de victorias a muerte, Katniss Everdeen y Peeta Mellark comienzan la odisea de intentar conocerse el uno al otro a pesar de que eso podría traerles muchos problemas con sus conocidos y familiares. Después de descubrir que son...