ERES TÚ | THG EVERLARK

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Encontré papel y lápiz en un tiempo récord. Necesitaba copiar la imagen del monitor lo antes posible. Había visto mapas de mi país muchas otras veces, nos los pedían constantemente para la escuela; por eso sabía con tanta certeza que este no era un mapa común de Panem. Era uno real. Coloqué la hoja sobre la pantalla, para que la luz de la misma atravesara el delgado papel y me diera oportunidad de calcarlo con un margen de error mínimo. Tenía que llevarle esto a Haymitch. Luego a Peeta... ¿O al revés? ¿Debería subir las escaleras y preguntarle a Madge si había visto algo así alguna vez en su vida? Lo dudaba. Si lo hiciera, nos lo habría compartido.

Copié las formas esenciales y marqué los números de los distritos en un garabato que esperaba poder leer después. El corazón me latía con fuerza a velocidades que deberían ser alarmantes. No sabía cómo lograba realizar figuras concretas con lo mucho que me temblaban las manos.

Cuando escuché voces en el pasillo, me guardé la hojita en el sujetador, deje el lápiz en su lugar y tomé la comida que había soltado para poder trazar. Fijándome que no hubiese nadie en el pasillo todavía, salí tan rápido y sigilosamente como pude de ese lugar. Una vez lejos de la casa de Madge, tomé el primer camión a la Veta que encontré.

Traté de lucir calmada y normal, sin querer llamar la atención de la gente. Sólo era otra chica que tomaba transporte a casa después de ir a trabajar. Por única vez en mi vida, agradecí que la gente se partiera tanto la espalda intentando sobrevivir, pues nadie me prestó atención, cada una de las personas en el camión estaban demasiado agotadas como para percatarse de algo más que de su ansia de descanso.

Una vez en casa, busqué un cuaderno viejo del colegio en donde, si la memoria no me fallaba, debía tener un mapa normal de Panem pegado. Cuando lo tuve, en una hoja aparte, anoté las diferencias entre ese nuevo mapa secreto y el de mi cuaderno. Ya había resuelto mi duda anterior sobre la primera persona a la que debería hacer saber esto. Necesitaba que Peeta dibujara una mejor interpretación que mi apresurado boceto para que, tanto Haymitch como nosotros mismos, pudiésemos manejar mejor la información.

Miré la hora, era bastante tarde, por lo que la panadería Mellark ya habría cerrado al público, pero no podía esperar hasta el día siguiente para compartir la valiosa información que se hallaba en mis manos. Había que actuar ya. Iba a tener que atraer la atención de Peeta de alguna manera. Si no tenía suerte, entonces cambiaría de planes y le insistiría a Haymitch hasta que hablase conmigo.

Tomé mi cazadora, demás cosas y salí de casa después de la cena, mencionando a Prim y a mamá que necesitaba devolverle algo a Gale y que no podía esperar.

Volví a recorrer la ruta hasta la plaza. Tendría que caminar al día siguiente si quería llegar rápido en ese momento, pues no me permitía gastarme más de un pasaje ida-vuelta por día y ese ya era mi segundo.

Bajé en la Plaza, que se encontraba mas a oscuras que iluminada, y busqué la panadería. Las luces interiores continuaban encendidas, aunque el local claramente estaba cerrado. Veía sombras moverse, lo que significaba que los Mellark aún estarían recogiendo cosas. Me moví con cuidado hasta un punto ciego junto a una ventana, agradeciendo mi entrenamiento de cazadora, sin él no podría haber sido tan ágil ni silenciosa y habría fallado antes de siquiera intentarlo. Me preocupaba la parte de Peeta. Tendría que tener mucho cuidado para que no nos descubrieran, él era bastante estruendoso, de un caminar que podría muy bien describirle como la antítesis al sigilo.

Miré discretamente por la ventana. La señora y el señor Mellark recolocaban charolas de espaldas a mí, no había nadie más. ¡Carajo! Probablemente Peeta y sus hermanos estarían ya preparándose para dormir, escaleras arriba. Me moví a la parte trasera del lugar, desde donde podía ver ventanas cubiertas por cortinas. Entrecerré los ojos, buscando alguna rendija que estas revelaran y que me dieran alguna pista de en donde se encontraba Peeta, sin éxito.