16

616 54 7
                                    

Peeta no lo sabía, pero mientras él me leía todos los días acerca de distintas cosas y lo obligaba a explicármelo después, supuestamente porque no entendía lo que el autor expresaba en ese libro, él estaba preparándose para ese examen de admisión para La Academia. Eventualmente tendría que confesarle que mandé una solicitud en su nombre. Se enfadaría conmigo, pero valdría la pena por completo.

-No lo comprendo -le dije-. ¿Cómo es que se fundó Roma?

-Porque los bandidos y bárbaros excluidos o rechazados por la superioridad de Grecia decidieron asentarse por su cuenta cerca del Río Tíber. Luego robaron las mujeres de Grecia y se las quedaron. -Hizo una mueca de disgusto, en desacuerdo a las acciones de aquellas personas-. Rómulo y Remo fueron los fundadores, aunque no se decidían muy bien en dónde localizar su nueva ciudad, por lo que dejaron el tema a los Dioses. Una mañana, Rómulo decidió que los dioses le daban una señal por medio de una bandada de pájaros y se puso a delimitar su territorio. Remo decidió cruzar los límites que su hermano había marcado, y Rómulo lo asesinó.

Carajo. Peeta era una condenada grabadora. Todo lo que leía se le pegaba. Con razón era tan bueno aprendiendo a pintar o a decorar por su cuenta. La inteligencia era otro de sus talentos innatos, sólo que con la pésima educación del Distrito Doce, habría sido imposible saber si nunca lo hubiera puesto a estudiar.

La verdad tuve que robar algunos libros de casa de Haymitch, pedí otros a Madge y encontré algunos otros en las casas vacías de la Aldea de los Vencedores. En el Doce no había bibliotecas, y aunque las hubiera, nadie tendría dinero para comprar libros. Sólo en la escuela y en el Edificio de Justicia existían reservas de libros, ambas privadas. Por fortuna, los pocos libros que había encontrado parecían ser suficientes.

Peeta continuó leyendo sobre Roma y lo fuerte que se había vuelto hasta que lo paré luego de escuchar lo que vino de su boca: «Panem et circenses».

-¿Panem? -casi grité- ¿Como nuestro país?

-Sí, exactamente. Vaya coincidencia, ¿no? Significa Pan y Circo o Pan y Juegos. Fue escrito por un poeta Romano llamado Juvenal, en su obra Sátiras X. Es una crítica a la sociedad Romana. Explica que mientras el pueblo tenga comida y diversión, los gobernantes pueden hacer lo que les venga en gana. El pueblo no reclamará, pues son proveídos, manipulados y engañados.

-¿Qué más dice?

-No mucho más. Después comienza a explicar qué eran los Coliseos y los eventos que se llevaban a cabo allí. Eran competencias, muchas veces a muerte, entre personas para entretener a la población. En ocasiones eran prisioneros o voluntarios. Generalmente eran los gladiadores los que se enfrentaban.

Negué con la cabeza, impactada por las conclusiones que comenzaba a sacar de todo esto. Parecía un mal chiste unir las piezas, pero era tan obvio que era inevitable. Había demasiadas coincidencias como para ignorarlo.

-Todo esto... ¿No te suena familiar? -cuestioné a Peeta, interrumpiéndolo. Él comenzó por una idea opuesta a un «sí», hasta que se detuvo, meditativo, y fue evidente cuando lo que intentaba comunicarle hico click en su mente.

-¿Lo dices por los Juegos? -respondió. La sorpresa y la confusión se hallaban presentes en su cara, imaginaba que yo tenía una expresión gemela en mi rostro, era de esperarse, pues esto era un descubrimiento más allá de lo que alguna vez habríamos imaginado.

Así que ese era el truco del hambre y la ignorancia. Si mantenías a un pueblo tan desdichado que no pudiera preocuparse por nada más que su supervivencia, tenía el control, podías manipularlos a tu antojo, contarles lo que quisieras y se lo tragarían entero. ¿Por qué nadie había encontrado la similaridad? En el Distrito Doce al menos, estaba claro que era porque nadie además de Haymitch Abernathy o Madge Undersee realmente tenían tiempo para ponerse a estudiar estas cosas. Lo extraño era que no hubiesen quemado estos libros, que sin saberlo, tuviéramos una gran arma a nuestro disposición y el Capitolio no se hubiera asegurado de extinguirla por completo. O quizás era toda una burla, una herramienta más, una estrategia: evidenciar que éramos tan pobres y necesitados que, aun teniendo el conocimiento para acabar con nuestro gobierno, no teníamos las formas. Igual que tener la receta de un pastel, pero no tener ingredientes para hacerlo.

ERES TÚ | THG EVERLARKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora