Salí de la cama antes del alba como cada Domingo. Puse la tetera de plomo a hervir y sumergí las hojas secas para preparar té que serví en un termo, me llevé la mitad de un pan que ya se estaba poniendo duro y me dirigí al bosque mientras luchaba para ponerme la cazadora, pues era una mañana anormalmente fría para el verano.
Pasé por mi arco, que guardaba en un tronco hueco, me colgué el carcaj lleno de flechas y caminé hasta el lugar marcado tanto por Gale, como por mí, como nuestro punto de encuentro. El cielo comenzaba a aclarar y era más fácil andar sin tener que fijarse tanto en no tropezar con alguna raíz de árbol o cualquier otra cosa. El sonido de los sinsajos y los demás pájaros cantores acompañaban al amanecer y creaban una escena pintoresca y fresca, pero no conseguía fijarme en eso, no podía parar de pensar en la bronca que me echaría Gale una vez que llegara, si no es que se me había adelantado.
Dejé salir el aire con alivio cuando vi el lugar vacío. Me senté sobre la hierba y saqué el termo y el pan para comer antes de comenzar la cacería de hoy. Había contado los pedidos y necesitábamos ponernos las pilas.
—Creí que no vendrías
Tomó asiento junto a mí, podía apreciar claramente sus facciones porque la luz era plena para ese momento, era atractivo y tenía ese deje de rudeza que las chicas amaban, sus iris grises reflejaban la luz y destellaban determinación todo el tiempo, era delgado, alto y bastante fuerte. Seguí sus ojos hasta mi pan, que miró con recelo. Así que no me había equivocado, él sólo estaba tanteando el terreno antes de comenzar a lanzar acusaciones.
—No lo hagas —me anticipé a hablar.
—Que no haga..., ¿qué?
Rodé los ojos, era tan típico de él ponerse a la defensiva, podía leer a Gale como a mí misma porque él y yo estábamos cortados con las mismas tijeras y moldeados a la misma horma.
—No me hables de Peeta. No fue nada, Gale. —le di otro trago al termo, agradeciendo que el té mantuviera su temperatura.
—Claro, nada —abusó del sarcasmo—. Primero vas con él a una cita y luego lo besas en frente de todo el mundo ¿Qué sigue? ¿Un pastel de bodas?
—¿Y qué si salgo con él a una cita? —alegué—. Sinceramente no veo cómo puedas tener vela en este entierro...
El clavó sus ojos en mí durante unos segundos, había desafío en ellos, buscaban hacerme ceder, pero no estaba doblegándome a su voluntad. Entendía que no se llevara bien con Peeta por alguna razón desconocida, pero no podía ir por la vida comportándose como si fuera mi padre diciéndome que no podía salir con chicos. Abrí la boca para seguir cuestionándole, aprovechando que él se mantenía en silencio. Pensando en mis palabras, no me di cuenta de que se inclinó hacia mí, pero sí me di cuenta de que me besó.
Sus labios estaban helados, resentí aún más el cambio de temperatura por el té caliente que había estado bebiendo. Pero no fue desagradable. No me moví, estaba en un shock demasiado grande. Claro que alguna vez me pasó por la mente que quizá algún día terminaría haciéndome novia de Gale y posiblemente nos casaríamos; pero no lo sé, jamás creí que fuera a suceder tan pronto y como Gale tenía tantas chicas detrás de él y no era tan raro verlo salir con alguna, nunca creí que algo entre nosotros de verdad se fuera a materializar.
Al final, allí estaba. Sus labios se movían contra los míos a pesar de que yo no respondía. Su beso no era tierno, sentía que buscaba reclamarme con él, disuadirme de cualquier idea que involucrara a Peeta.
Abrí los labios para tomar aire y él lo tomó como una invitación a profundizar el beso. Puso una mano en mi nuca y me atrajo todavía más cerca, mordió mi labio, lamió ese mismo lugar y metió su lengua en mi boca. Entonces comencé a devolver el beso.

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ERES TÚ | THG EVERLARK
Fiksi PenggemarEn un mundo sin juegos de victorias a muerte, Katniss Everdeen y Peeta Mellark comienzan la odisea de intentar conocerse el uno al otro a pesar de que eso podría traerles muchos problemas con sus conocidos y familiares. Después de descubrir que son...