¡No te quiero!

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01/09/2016

Los siete miembros de BTS estaban en una de las salas de BigHit. Seis de ellos estaban levantados alrededor del maknae, quien estaba de rodillas delante de su tarta de cumpleaños. Todos comenzaron a cantar al unísono mientras Jimin grababa la escena con su móvil.

–¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz!

Hobi se acercó a Jungkook para darle un cariñoso golpecito en la nuca.

–¡Pide un deseo Jungkook-ah!–gritó RM.

Jungkook miró las velas. Se detuvo para pensar, pero tenía muy claro su deseo, estaba justo a su lado. Miró a Jimin con una sonrisa dulce. El rubio se dio cuenta, así que, por vergüenza, el plano que estaba grabando con su cámara comenzó a tambalearse.

El maknae sopló las velas y, automáticamente, los demás fueron hacia él para hacer una especie de montaña. Todos menos Jimin, que había tenido que parar la grabación para escuchar lo que su manager tenía que decirle al oído. Los dos salieron de la sala, dejando a los otros seis miembros jugando entre risas.

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El maknae se moría de ganas por ver a Jimin. No sabía por qué había desaparecido de su fiesta de cumpleaños, pero había convencido a Hobi para que durmiera en la otra habitación junto con RM. Así él pasaría su noche especial con Jimin y mañana se irían rumbo a la actuación en Manila donde tendrían más intimidad en la habitación del hotel.

Lo suyo era un secreto a voces, hasta el staff les había soltado la broma de que podían ahorrarse una habitación cuando iban a otros países, ya que ellos siempre dormían juntos. Sin embargo, aunque la mayoría de los miembros se lo olían, no todos lo sabían, solo Hobi, Jin y Tae tenían la certeza de lo que estaba pasando entre Jimin y Jungkook.

Al maknae el pasillo se le estaba haciendo eterno, pero por fin llegó al pomo de la puerta, girándolo totalmente. Esperaba ver a un Jimin resplandeciente, con esa sonrisa que tan loco le volvía. Para ser sincero, alguna ensoñación subida de tono también se le había pasado por la cabeza, pero intentó no tener las expectativas muy altas. No obstante, lo que encontró fue algo muy diferente a todo lo imaginado.

Jimin estaba sentado en la orilla de su cama, con la cabeza encogida entre sus brazos. Jungkook se apresuró para arrodillarse delante de él.

–Jimin-hyung ¿qué te pasa?–Jungkook levantó la cabeza de su mayor, acariciando su mandíbula con cariño–. ¿Te duele algo? ¿Es tu familia?

De los ojos de Jimin comenzaron a brotar lágrimas sin cesar mientras negaba con la cabeza. El maknae se acercó más a su cara para pegar frente con frente, pero este hecho empeoraba el sollozo del mayor.

–Jimin-ah, háblame, por favor. No puedo verte así–Jungkook acercó sus labios a los labios de Jimin, pero al sentir su roce, Jimin puso su mano de por medio apartándole–. ¿Jimin-ah?

Jimin se levantó de la cama como si tuviera un resorte.

–Jungkook... Tenemos que acabar con esto.

Jungkook se levantó lentamente, quedando detrás del rubio. No entendía nada. ¿Acabar con qué? ¿Con lo suyo? ¿Después de todo lo que habían pasado? ¿De lo que le había costado asumir lo que sentía por su hyung?

–No entiendo...

Jimin seguía sin mirarle. El rubio intentaba por todos los medios tranquilizarse, poner cara seria. Sabía que si no lo hacía, todo lo que dijera caería en saco roto. Respiró profundamente, se tragó las lágrimas y transformó su semblante para encarar al que hasta hace unas horas había sido su amante/amigo.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora