Turbulencias

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Ya dentro del avión camino a Manila, Jimin y Jungkook se sentaron cada uno en un extremo, lo más lejos posible el uno del otro. Les quedaba cuatro horas de vuelo por delante, por lo que preferían evitarse. Aún no estaban preparados psicológicamente para enfrentar todo lo que suponía dejar lo que tenían. Jimin eligió una ventana alejada de los demás. No se había quitado sus gafas de sol desde que se las puso al salir de su habitación, no quería que nadie viera sus ojos hinchados y rojos. Solo quería descansar. Cerrar los ojos y dejarse llevar por el vaivén del avión. Sin embargo, no dejaba de pensar en lo cerca que estaba del maknae. Y no era para menos, les separaban escasos metros.

De repente el sonido de su móvil le sacó de sus pensamientos. Era Hobi, que estaba sentado en su misma fila, pero en la otra ventana. Su mensaje decía: "¿Cómo estás?". Jimin le miró y negó con la cabeza. Hobi volvió al móvil y tecleó la pantalla con sus dedos hasta que otro sonido salió del móvil del rubio: "¿Ha sido por lo que te dijo Ban PD?" Los ojos de Jimin se volvieron vidriosos. Intentaba no llorar y mantener la compostura. Volvió a mirar a Hobi, pero no hizo falta ningún otro gesto. Hobi asintió con la cabeza mientras Jimin giraba todo su cuerpo hacia la ventana, dándole la espalda.

Hobi estaba muy dolido, era el único que realmente sabía por lo que estaba pasando Jimin y no podía decírselo a nadie. Ni siquiera a Jungkook. Era muy duro ver cómo sus dos amigos se rompían en mil pedazos y no poder hacer nada para solucionarlo. Quería pensar que se solucionaría, pero ¿cómo?

__

Tae salió del minúsculo baño. Había estado más de la cuenta, pero tenía el estómago descompuesto después de la noche anterior. Tanto él como Jin decidieron darle espacio a Jimin dentro de  la cabina del avión. Sabían que quería pasar tiempo solo. El chico llegó a su asiento, al lado de su hyung, pero su hueco estaba pillado. Jungkook se había acostado en su lugar, abrazando a Jin como un niño pequeño. En otra situación le habría despertado y echado de su lado, pero hoy no era el momento idóneo. Simplemente le quitó uno de los mechones de la cara, le subió la manta para que no cogiera frío y se fue en busca de un miembro que pudiera ayudarle a entender lo que había pasado entre sus dos amigos.

Al otro lado estaban RM y Suga, quienes se habían quedado dormidos uno al lado del otro con los auriculares puestos. Esos dos no paraban de trabajar ni cuando estaban en el aire. Así que solo quedaba un miembro, su gran amado Hobi. Otra cosa no, pero tenía claro que él sabía lo que había pasado y no estaba dispuesto a salir de ese avión sin saberlo.

-Hobi-hyung -dijo Tae con sorna mientras Hobi se asustaba al verle.

-Tae... -respondió Hobi sabiendo lo que su hermano menor le venía a preguntar.

Tae levantó una ceja, movió la cabeza hacia arriba y pasó su brazo entre los hombros de su hyung.

-¿Qué ha pasado entre estos dos? Porque si espero a que Jimin me lo cuente me salen canas.

Hobi le miró de soslayo, como el que no se quiere dar por enterado.

-Si te digo que no lo sé ¿me crees?

-Ni de coña, Hobi. Si alguien sabe algo, ese eres tú.

Hobi giró su cuerpo hacia Tae, invitándole a que bajara la voz. Tae quitó su mano de encima del chico.

-No puedo contarte, Tae.

-¿Pero ha sido tan grave para que hayan terminado?

-Jimin...

Una gran turbulencia, que precedió a otras más suaves, hizo tambalear el avión. Hobi y Tae se agarraron a los asientos como si fueran a salir disparados.

-¡Ay Hobi! Que no quiero morir virgen -suplicó Tae.

Hobi tenía cara de horror, pero racionalizó la frase de Tae y le miró con desconcierto sin saber si reír a carcajadas por la frase o llorar del miedo.

-¿Eres virgen?

-¿Qué pregunta es esa?

-Es lo que acabas de decir.

Tae miró a Hobi, relajándose un poco y obviando que el avión no dejaba de moverse.

-Como comprenderás, hyung, no me ha dado tiempo de conocer a alguien desde que debutamos.

-Bueno... Yo pensaba que...

-¿Qué pensabas?

Hobi miró hacia atrás, lanzando una mirada hacia Jin.

Tae se puso rojo como un tomate y no habló más en lo que restaba de vuelo. Hobi respiró tranquilo. No quería desvelar el secreto de Jimin. Sabía que Tae era su mejor amigo, pero este no lo iba a entender.

____

La boca de Jungkook estaba ardiendo y Jimin notaba todo ese calor en la profundidad de su garganta. La saliva del maknae rodeaba su erección. Su pene desaparecía dentro de su boca, haciendo que su placer aumentara con cada succión. Jungkook la metía entera hasta llegar a su tope, la chupaba como si fuera un caramelo, la besaba y se la volvía a comer. Así repetidas veces. Las caderas de Jimin se movían haciendo que su pene entrara aún más en la cavidad del joven. El rubio sujetaba su pelo con suavidad, no como una imposición, sino más bien como una caricia.

Jungkook alzó una de sus manos hacia la camisa de cuadros de su amante. Mientras se comía su juguetito, metía la mano debajo de esta para rozar todo el pecho del rubio. Sus abdominales, aún bien formados de los años de debut, le recibían con agrado contrayéndose y relajándose. Le volvía loco la piel clara y suave de Jimin. Era una escultura de la Grecia antigua. Sus dedos jugueteaban hasta llegar hasta el pequeño pezón erecto que deseaba, al igual que su pene, que le diera amor.

El maknae se medio levantó, subiéndose encima de un Jimin completamente cautivado por la belleza del chico. Su pene sobresalía de entre su pantalón, aún sin quitar. Jungkook se puso de rodillas encima del chico, una pierna a cada lado del asiento, echó hacia detrás el sillón con un golpe seco y le arrancó la camisa sin importar que los botones saltaran por los aires. Besó los labios rosas y carnosos de su hyung, intercambiando sabores. Jungkook tenía la cabeza del rubio entre sus manos, intentando intensificar el ritmo de los besos que se regalaban. Estaba muy caliente. No podía parar. Su boca bajó por el cuello, haciendo un chupetón en su lado derecho. A la par, Jimin agarraba con fuerza el trasero de Jungkook, dando luz verde para que este bajara hasta ese pezón que hasta hace un minuto le rogaba por su lengua. Lo rodeó con su saliva, le dio un toque y se lo comió dando pequeños mordiscos de placer.

Jimin no podía más, su pene estaba a punto de estallar. Además, el roce del pantalón de JK le estaba volviendo loco.

-Jungkook-ah...-susurró con placer llevando la cabeza hacia detrás.

Un golpe seco, pero no muy fuerte, despertó a Jimin de su sueño húmedo. Tae estaba justo a su lado mirando el bulto que crecía entre sus piernas.

-Gracias que soy yo.

Jimin se incorporó rápidamente, tapándose la protuberancia de su entrepierna.

-¡Vamos! Que ya todos salieron.

Jimin asintió sin decir una palabra. Estaba demasiado avergonzado para hablar. Simplemente se levantó y siguió a Tae hasta fuera, donde una multitud de cámaras les esperaban para inmortaliza su llegada al aeropuerto de Manila.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora