"Yo soy tuyo y tú eres mío"

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Jimin dominaba la situación. Jungkook estaba inmovilizado bajo su cuerpo: completamente desnudo, con el pene muy erecto e hinchado de sangre. El rubio tenía que tener cuidado a la hora de poner lubricante, no quería que se corriese por el roce de su mano. Necesitaba sentirlo de todas las maneras posibles. Lo había echado tanto de menos. Sobre todo ser él el que marcara el ritmo. Al maknae le gustaba jugar duro. Es más, Jimin tenía una caja llena de cosas que si alguien las encontrara se moriría de la vergüenza. Sin embargo, el rubio solo tenía a mano las esposas y el lubricante.

Abrió el bote con cuidado, sin dejar de hacer contacto visual con el moreno. Jimin se mordía los labios mientras se movía sensualmente alejado del miembro de su compañero.

-Jungkookie...

-Ah... Jimin -JK tiró la cabeza hacia atrás al notar el frío líquido recorriendo su miembro.

El rubio movió la mano por el pene que comenzaba a relajarse. No lo hizo con mucho ahínco, lo esparció y lo dejó. Jimin se recostó sobre el pecho del maknae, rozando su pene contra el suyo. Sacó su pequeña lengua y comenzó a rodear los pezones marrones de Jungkook. Estos respondieron a su saliva, erizándose volviéndose duros. Jimin adoraba parar, soplar y ver como crecían.

-Hyung... Ven.

Jimin hizo caso a las palabras de su menor. Subió rozando con su cuerpo los abdominales que comenzaban a florecer en el cuerpo de su pequeño compañero de grupo. Arrastrando su miembro erecto. Aquello le ponía demasiado. Estaba seguro que volvería a estallar en breve. Llegó a la cara del chico. La acarició con una de sus manos.

-Jimin... Dime que mañana recordarás todo esto... Que hablaremos.

-Jungkook-ah...

El rubio le comió la boca. No quería responder. Su parte racional no estaba actuando, ni él mismo sabía cómo iba a estar mañana cuando su lado ebrio desapareciera. Succionó su lengua, saboreó sus labios, los mordió. Cuando se apartó de la boca del menor, este estaba con los ojos cerrados. Era tan dulce. Todo él. Adoraba su parte cariñosa, la más íntima, la que solo le mostraba a él. No quería que nadie más viera lo que le regalaba por las noches. Esa chica no le arrebataría esa imagen. Jungkookie era suyo como él también le pertenecía. Todo su cuerpo, sus sonrisas, sus caricias, era un rincón reservado en la sala VIP de la vida del joven.

Jimin se incorporó encima de los abdominales de su amante. No apartaban la mirada el uno del otro. La mano de Jimin se deslizaba desde su pelo hasta su boca, mordiéndose el dedo índice, bajando por su cuello, sus clavículas, su pecho, sus abdominales. Todo mientras se contorsionaba encima del cuerpo del maknae con la intención de seducirlo una vez más.

-Jungkook-ah. ¿Me deseas?

-Te deseo Jimin. Quiero tocarte.

Jimin le miró despiadado. No iba a dejar que eso pasara. Al menos no por ahora aunque se muriera de ganas por recibir el tacto de sus manos en su cuerpo. Alcanzó su propio miembro y comenzó a tocarlo suavemente mientras su culo de abría por momentos para rozar el pene de JK. Jimin se estaba masturbando encima del moreno, sin que este pudiera hacer nada por colaborar. Mirarlo le excitaba y Jimin lo sabía. Si a eso se le unía lo cerca que estaba su culo del miembro del maknae, ese momento podía ser una bomba de relojería.

Jungkook podía notar como su propio pene lubricaba el ano de Jimin. El ritmo de la mano del rubio se hacía más intenso al ver como Jungkook no dejaba de jadear mientras le miraba. Estaba a punto. La otra mano le ayudaba de soporte para no desplomarse antes de tiempo. Los gritos del rubio no tardaron en aparecer. Entre el pene de Jungkook, el cual amenazaba con entrar en cualquier momento si no tenía cuidado, su propia mano haciéndole el amor y los alaridos del moreno, hicieron que su semen no tardara en salir. Esparciéndose por el pecho de su amado. Jimin se derrumbó por unos segundos, empapándose con su propio líquido.

-Jimin... Suéltame. Te necesito.

El rubio adoraba los ruegos de Jungkook. Sabía que se moría por correrse, pero le encantaba hacerle sufrir. En el fondo sabía que JK también lo disfrutaba. Jimin volvió a alzar su cuerpo con pesadez. Ya se había ido dos veces, pero aún podía ir a por una tercera. Y si se lo planteaba bien, podrían correrse a la vez. El mayor se terminó de sentar encima de JK y movió sus manos por el pecho agitado del moreno, extendiendo toda su leche por él.

-¿Quieres entrar?

-Por favor...

-A mi ritmo.

-Lo que tú quieras.

Jimin alzó su cuerpo para ponerse encima del pene, estaba completamente duro y recto. No iba a aguantar mucho más, pero iba a intentar que lo hiciera. Puso las manos en el colchón y arqueó su espalda hacia atrás. Ahora ya no podían mirarse a la cara. Comenzó a juguetear con el pene. Este le rozaba el ano delicadamente sin entrar. Este jueguecito era uno de los motivos por los que Jungkook estaba atado. Si fuera por él le empotraba contra la primera pared y le embestía como un toro desbocado hasta que se corriera dentro. A Jimin le gustaba ir más tranquilo, sobre todo si tenían tiempo para ello. Es verdad que JK nunca le dejaba a medias, si el moreno se corría antes que él, después le deleitaba con un sinfín de juegos para que él también llegara. Y si le apetecía, varias veces. Pero normalmente la pasión les pillaba en sitios insospechados donde el tiempo no primaba: recovecos en el backstage, salas de ensayo, baños de aviones y un largo etcétera.

-Jimin-ah... Ahhh...

Jimin estaba extasiado con el vaivén de su propio cuerpo. Sentía como el glande de Jungkook crecía mientras le rozaba. El joven estaba ansioso por meterla y él por recibirla. Volvió a ponerse de cuclillas para ver la cara ardiente de Jungkook. Movía sus caderas intentando adelantar el momento. Jimin se sentó lentamente, disfrutando la entrada de cada centímetro del pene de su compañero. Sintiendo como se ensanchaba su cavidad para dejarle entrar. Jungkook soltó un grito de placer al conseguir lo que tanto añoraba.

Jimin se sentó con las piernas a cada lado del cuerpo de Jungkook. Movía con suavidad su cuerpo para que JK tardara un poco más. Disfrutaba tanto de aquello, pero realmente le faltaba algo. Le faltaban las manos de su amante en su culo, atrapándolo para hacerlo todo más intenso.

-Jungkook-ah... Fóllame. Córrete dentro de mi.

Jungkook no podía ni responder. Solo tiraba la cabeza hacia detrás, con la boca muy abierta, sintiendo espasmos por todo el cuerpo. Sentía que estaba tirando de las esposas con demasiada intensidad, sin darse cuenta de las marcas que le estaban ocasionando. En aquel momento solo notaba el culo del rubio, su maravilloso y estrecho ano masajeando su pene apunto de evacuar.

-Rápido... Jimin...

Jimin no podía seguir el ritmo que deseaba el maknae. Estaba a punto de llegar su tercer orgasmo y estaba exhausto, por lo que sacó rápidamente su culo del pene de JK, se acercó a sus manos y las liberó rápidamente con la llave que había dejado en la mesilla. Cuando las manos de la bestia se desprendieron de sus ataduras, no le dio tiempo a pensar en nada más que en correrse. Puso las palmas en el culo de Jimin, las abrió y lo puso encima de su miembro. Comenzó a bombear con todas sus fuerzas. Los gritos de pasión eran tan audibles que se oían por toda la residencia. Jungkook no paraba. Una y otra vez. Una y otra vez.

-Jung... Me corro...

-Jimin...

El sonido de las nalgas del rubio contra los muslos de Jungkook era cada vez más intenso. El maknae había recargado fuerzas durante el tiempo que había estado preso, por ello, ahora las estaba sacando en la última ronda del juego. Jimin miraba el techo creyendo no aguantar más en esa posición. Sostenía su cuerpo gracias al apoyo de sus manos en el pecho del moreno. Ayudaba a este levantando un poco su culo, pero su pene volvió a correrse. Jungkook sintió el calor del semen de su hyung recorriendo de nuevo su abdomen, eso le encendió aún más. Un último grito, junto con la última estocada hizo fluir su líquido en el interior del rubio. Jimin calló encima del joven, mientras notaba como el pene de JK salía de él, dejando un rocío de calor detrás suyo. El maknae abrazó a su compañero, cogiendo la manta que yacía a un lado y pasándola por encima de los dos; quedándose totalmente dormidos por la extenuación de la noche.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora