Desatando la noche

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Los pies de Jungkook caminaban apresuradamente por el pasillo del hotel. No podía quitarse de la cabeza la imagen que acababa de presenciar. Ya no era solo el dolor que le había ocasionado saber que le habían puesto los cuernos, si no con quién. Ni más ni menos que con uno de sus hyungs. La travesía del joven se vio bloqueada por Tae que venía en sentido contrario. Al verlo tan sulfurado levantó sus brazos para pararle, pero el maknae no quería saber nada.

-Jungkook-ah ¿qué te pasa?

JK consiguió llegar a su habitación, cerrando la puerta a cal y canto. Tae no entendía nada. Pensaba que después de sus palabras las cosas irían mejor, pero se equivocó. Jimin venía detrás, agobiado, con cara de terror, con las mismas prisas que el joven.

-Jimin, ¿qué ha pasado?

Jimin no le hacía ni caso. Se apalancó detrás de la puerta de Jungkook y comenzó a tocarla para que le abriera.

-Jungkook, por favor, déjame entrar. Hablemos, te lo explicaré todo. Te prometo que te contaré la verdad.

Jimin se iba escurriendo por la puerta hasta quedar de rodillas delante de esta. Tae se acercó a él, intentando consolarlo, pero Jimin rápidamente se lo quitó de encima.

-Tae, ¡vete!

Tae se quedó bloqueado. No sabía el motivo que había arrastrado a sus amigos a este momento, pero claramente necesitaban intimidad. Simplemente asintió con la cabeza y fue camino a la habitación de Jin. Necesitaba comentar lo que estaba pasando con alguien. Tenía en su interior un sentimiento de culpa muy grande y necesitaba unos brazos que le dijeran que todo iría bien.

-Jungkook-ah... -la voz del rubio se iba apagando tras la puerta-. Sé que estás dolido, pero no es lo que piensas.

Al otro lado de la habitación, un abatido maknae estaba de igual forma sentado contra la puerta. Su cabeza estaba recorrida por sus propios brazos, la desesperación le comía por dentro. Se sentía pesado, abatido. Tenía la impresión de que todo había sido una gran mentira y que habían estado jugando con él. No esperaba eso de Suga y mucho menos de Jimin. ¡Dios, le amaba tanto y estaba tan dolido!

-Kookie... Por favor. Déjame entrar, te lo contaré todo. Te contaré por qué rompí contigo. No es lo que tú pien...

La puerta tras Jimin se abrió. Este se incorporó rápidamente quedando en frente del moreno que no le miraba, solo tenía la cabeza gacha. Con la mano le invitó a pasar. Jimin estaba desconfiado por su actitud, el pelo del maknae caía sobre sus ojos y no sabía que intenciones tenía esa extraña apertura.

-Entra -dijo JK de forma tajante y cortante.

Jimin obedeció y entró. Jungkook cerró la puerta tras él con el pestillo de seguridad. ¿Alguna de sus palabras había hecho efecto después de media hora detrás de la puerta?

-Jungkook...

Antes de que el rubio pudiera seguir, Jungkook le cortó la frase acercándose bruscamente a él. Arrinconándolo en una de las paredes cercanas al baño. Una de las manos del joven atrapó la mandíbula de Jimin, con fuerza, pero sin hacer daño. Sus ojos estaban anclados en la boca de su mayor, pasando su pulgar por los rosados labios, intentando arrancar de ellos la huella de Suga.

-Yo...

No le dejó hablar. Sus bocas se encontraron. Jungkook estaba desesperado por atrapar cada beso que salía de esos labios. Jimin, quien no podía más, se dejó guiar por su imponente maknae. Estaba decidido a arreglar las cosas, a decirle toda la verdad y, qué mejor manera que comenzar por ahí. Habían sido días duros y hacía casi una semana que no follaban. Sus cuerpos estaban calientes, ardiendo de deseo el uno por el otro.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora