Despecho

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Fue una de las actuaciones más tristes de Jimin. Salió al escenario queriendo patalear contra el suelo. Podía entender que le fallara la voz, ya que estaba muy cansado, pero su cuerpo era el templo al que tanto tiempo le había dedicado. Llevaba bailando desde la infancia, había esforzado sus músculos hasta límites insospechados, algo que ya le estaba pasando factura. Sin embargo, no era su dolencia crónica lo que le impedía sincronizarse con los otros miembros, sino su pena interna. Cuando iba a comenzar la canción de Dope, se posicionó enfrente de JK, le miró a los ojos e intentó llamar su atención, pero este simplemente lo volvió a ignorar, no sin antes lanzarle puñales por los ojos. Después del desprecio de la noche anterior, lo menos que esperaba era una mirada que le dejara ver su remordimiento. Fue muy cruel lo que le hizo y, aún así, Jimin no podía odiarle. Jungkook se levantó, le tocaba cantar. Detrás iba él, intentando alzar su cuerpo, con su cara empañada de lágrimas. Los fans se darían cuenta de que algo le estaba pasando. Así que movió sus hombros y, disimuladamente, se enjugó las lágrimas con la camisa.

Durante el show, los otros miembros le echaban alguna que otra mirada. Cuando salieron del escenario, Tae fue hasta Jimin para darle su calor con un largo abrazo. Hobi y RM también aparecieron preocupados por el rubio.

-¿Cómo estás? -habló el líder de BTS.

-Lo siento mucho... Solo necesito tiempo.

Mientras Tae le daba un masaje improvisado a su amigo, RM hincaba las rodillas delante de Jimin. Hobi, por su lado, le acariciaba el cabello.

-Jimin. No pidas perdón. Solo queremos que estés bien y cuentes con nosotros. No te tragues la mierda tú solo.

- Estoy bien -recapacitó-. Estaré bien pronto. Os lo prometo. Esto no volverá a pasar.

Y así fue. Fue un descuido por su parte dejar que los sentimientos le dominaran. Esa noche volvieron a Seúl. Tae no se le despegó ni para ir al baño. Se enganchó a su amigo como una pegatina durante el vuelo. Jimin se sintió con la suficiente confianza como para contarle lo que le había pasado con el maknae la noche anterior. Tae no cabía en él. Quería reventarle la cara a Jungkook y no era para menos.

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05/9/2016

Jungkook llegó a clase temprano, como muchas de las mañanas en las que estaba por la ciudad. La vida de idol era demasiado cansada, pero no se quejaba, ya que era lo que él siempre había soñado. No obstante, a veces se preguntaba si tanto sacrificio y renuncia valdría la pena. Estar con Jimin fue columpiarse a un precipicio en el que no se veía el final. Mantuvieron en secreto su relación por mucho tiempo, ya que ni ellos sabían lo que estaban haciendo. Realmente habían acabado sin haber empezado. Nunca formalizaron nada.

JK estaba abstraído en sus pensamientos. No podía quitarse de la cabeza a Jimin aunque llevasen tiempo sin dirigirse una simple mirada. Sabía que llegaría el día en el que tendrían que normalizar la situación si no querían aniquilar a la banda, pero aún no podían dar ese paso. El moreno caminaba por el pasillo, saludando con una mini reverencia a la gente que se iba encontrando. Muchos murmuraban a su paso, ya estaba más que acostumbrado. Unos pasos rápidos le sacaron de su maraña mental, era Gyuri. La chica era de estatura media, morena de pelo largo, ojos bonitos y un buen cuerpo. Sabía sacarle partido a su figura con el uniforme, cosa que no muchos podían decir. Era lo que se esperaba de la más popular de clase. Todos querían salir con ella, pero la chica llevaba años tras el Golden maknae. Este nunca le había hecho caso aunque le había insistido cantidad de veces para salir a tomar algo. Así que el cambio de parecer, había sido una gran sorpresa para ella. En el instituto se rumoreaba que Jungkook tenía novia desde hacia un tiempo, pero la compañía lo tapaba, ya que sería un escándalo mediático.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora