¿Rumbo a Busan?

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Sus miradas se encontraron, haciendo correr el reloj, consumiendo otro minuto de la cuenta atrás para que el tren partiera rumbo a Busan. Jimin salió del trance que le producían los ojos de su pequeño maknae. Terminó de acomodar la mochila y, con los auriculares en la mano, se sentó en su asiento, ignorando por completo al joven, pero rompiendo el hielo al hablar.

-¿Qué haces aquí?

Jungkook se sentó en el asiento de al lado, separado por el pasillo. Estaba histérico. El tiempo pasaba y no podía dejarle ir, y menos que el tren cerrara con los dos dentro.

-Vengo... Vengo a decirte que no te puedes ir y dejarnos así. Es muy egoísta lo que estás haciendo.

La mirada seria de Jimin se movió lentamente hacia JK.

-¿Perdón? ¿Egoísta?

Jungkook se puso rojo, su corazón bombeaba cada vez con más fuerza, enviando toda la sangre que demandaba su cerebro en ese momento.

-Sí, eres un egoísta por primar lo que te pasa al trabajo del grupo.

El cuerpo de Jimin se giró hacia el de Jungkook, pero la mueca dura de su cara parecía no cambiar.

-Aja, ¿quieres hablar de profesionalidad? Porque en plena actuación de Manila pasaste de mi como si no existiera, y ahora medio fandom se preocupa porque estamos enfadados. Y te recuerdo que yo intenté que todo fuera lo más normal posible de cara al trabajo.

-No tienes derecho a decirme eso. Me dejaste sin darme explicaciones.

-Vale. Ok. Sigamos con los reproches. Pero te adelanto que tienes las de perder, ya que hace unos días me humillaste de la peor manera. A lo mejor se te ha olvidado, pero a mí no, Jungkook. Y resulta que no puedo más con todo esto. Por eso me voy, para que ARMY no se sienta peor de lo que ya está.

-No digas el nombre de ARMY. Porque te importan bien poco si te vas.

-Me importan más de lo que te importa a ti. No quiero que presencien como me derrumbo por tu culpa.

-¿Mi culpa? Fuiste tú el que me puso los cuernos con Suga... Y a saber con cuántos más.

Las palabras salieron como una bala que no puedo volver atrás. Ya fue tarde cuando quiso retroceder. Esa sentencia no le iba a hacer cambiar de parecer. La estaba cagando y lo sabía. El rostro de Jimin se tornó aún más duro de lo que ya estaba. ¿De verdad pensaba eso?

-Pues claramente fui un idiota. Porque tuve miles de oportunidades, pero porque te quería no hice nada. Y sí, me hubiera follado a medio staff, a Taemin, a Suga y hasta al pastelero de la esquina si hubiera querido. Pero para tu información, todo eso solo estaba en tu cabeza enferma de celos.

Un pitido en el exterior del tren los sacó de la pelea a la que se estaban enfrentando. Cuatro minutos para el cierre de puertas. Jungkook se calló, pensó, si seguían con la discusión Jimin se iría y eso no era para lo que había venido. El rubio giró su cuerpo hacia la ventanilla, se puso los auriculares y los conectó al móvil.

-Yo que tú me bajaría del tren si no quieres irte a Busan.

Jungkook alzó las manos hacia su cara, frotándosela con las palmas. Estaba desesperado, por mucho que pensaba no se le ocurría qué decir. Bueno, sí sabía que decir, pero su orgullo no le dejaba. Odiaba estar a malas con Jimin. Él siempre había sido su pilar y ahora estaba perdido, haciendo cosas que realmente no quería. Imaginando su cuerpo en otras personas, besando labios ajenos. Su corazón estaba roto y sabía que el de su hyung estaba igual. Se habían hecho mucho daño. ¿Pero por qué no podían perdonarse y volver a lo que era antes? Tenía la sensación de que había una gran barrera. Volver a confiar el uno en el otro pasaba por disculparse. Pero Jungkook seguía pensado que fue Jimin quien comenzó todo aquello y el que debía disculparse.

Un mensaje en el móvil del maknae le sacó de su ensoñación, era Gyuri: "Jungkook-ah, me ha encantado estar contigo. Nos vemos pronto. Te prometo que acabaremos lo que empezaste". Jungkook miró el mensaje, realmente no era eso lo que quería. Lo que necesitaba estaba a su lado en aquel preciso instante, pero era incapaz de hacerlo volver.

Tres minutos.

-Lo siento...

Jimin, que tenía los auriculares puestos, ni se inmutó. Jungkook se movió al asiento de dos al lado de Jimin. Este lo notó y giró su cabeza, hasta encontrarse rodeado por el cuerpo del maknae. Uno de los cascos se le calló por la tensión que infringían los dos cuerpos.

-Lo siento, hyung.

Jimin se quedó petrificado. Lo que menos se esperaba era aquello. Fue como viajar al pasado. Esta era la manera en la que Jungkook siempre se disculpaba. Se metía en su cama, lo rodeaba con su brazo, lo acercaba a él y le pedía disculpas. O, simplemente, lo llamaba entre lágrimas. No podía con él. Era demasiado fuerte lo que sentía por su pequeño Jungkook.

-Por favor... No te vayas.

La mirada de Jimin llegó hacia las manos del joven, las cuales estaban bajo su pecho, aprisionándole contra él. Las quiso tocar, pero no lo hizo. Se contuvo.

-No más desplantes, pero salgamos del tren, hyung.

Jimin no decía ni una palabra. Intentaba asimilar lo que estaba escuchando lo más rápido posible. ¿Jungkook lo decía sinceramente o solo para que bajara del tren? ¿Cambiaría realmente? ¿Podrían volver a ser como años atrás? ¿Solo amigos?

-Jungkook-ah... ¿Me lo prometes?

-Te prometo que voy a intentarlo.

No pudo más. Simplemente acarició una de sus suaves y varoniles manos. Se dejó llevar por la añoranza de su tacto cálido.

-¿Podemos ser amigos? -preguntó el rubio.

Jimin pudo notar como los brazos de Jungkook se contrajeron con esas palabras. Cada vez lo abrazaba más fuerte. Sin embargo, pudo ver y sentir como la cabeza del maknae asentía a esa pregunta.

__

El móvil de Jin ardía por los múltiples mensajes que le llegaban de todos los miembros. El hyung estaba en la estación, mirando hacia la plataforma donde estaba estacionado el tren rumbo a Busan. Quedaba un minuto para el pitido que alertaría del cierre de puertas. Solo esperaba que no se le fueran los dos. Porque perder a uno era malo, pero perder a dos era una tragedia. Sobre todo, cuando las redes estaban incendiadas por el comportamiento del "jikook".

El teléfono sonó, era Tae, quien al otro lado de la línea estaba aún más estresado que su mayor.

-¡Tranquilo! Tengamos fe en que Jungkook no la haya cagado más.

-¿Tranquilo? Jimin ni si quiera me ha contestado a todos los mensajes que le he mandado.

-Tae, el único que puede hacerle volver es JK. Nada de lo que le digamos nosotros va a servir de algo.

-Niñato desagradecido. Te prometo que cuando lo vea lo mato. Y lo que va a salir en las noticias es mi entrada en prisión.

-Cálmat... -el pitido sonó. Las puertas se estaban cerrando-. ¡Mierda!

-¡¿Qué?! ¡Hyung!...

Sus ojos se iban a salir de sus órbitas. Ni rastro de Jimin y Jungkook.

-Tae... Creo que vamos a tener que sacar un comunicado...

Una mano paró una de las puertas del tren. Jungkook y Jimin salieron corriendo, como pudieron, parando la salida del vehículo y haciendo enfadar al revisor que estaba fuera. Jin respiró aliviado al verlos mientras los gritos de Tae eclipsaban su teléfono móvil. Jin volvió al móvil, tranquilizando al joven.

-...Han salido, Tae. Ya están fuera.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora