Expediente Manila (COMPLETA)

Renuncio

La noche anterior había sido una de las peores vividas por Jungkook. El día que Jimin le dejó, hacía una semana, fue una mínima parte del dolor que acababa de vivir. Pensaba que le perdía. La imagen de la primera vez que se conocieron en Busan, cuando se reencontraron años más tarde en la compañía y todas las cosas que habían vivido juntos se arremolinaron en su cabeza. Él no era nada sin Jimin. Todos sus hyungs le habían hecho el hombre que era hoy, pero Jimin le había enseñado lo que era el amor en todas sus manifestaciones. Le amaba demasiado aunque nunca se atreviera a decirle lo mucho que lo amaba. Jimin era su luz, era su impulso, su motor. Se prometió a sí mismo que si salía de aquella le cuidaría y no dejaría que nada malo le volviera a pasar.

-¡Love you! -dijo en sueños JK.

El maknae de BTS dormitaba al lado del rubio con los ojos muy hinchados. Le costaba abrirlos del dolor que sentía en cada uno de sus párpados, pero la mano que tenía atrapada comenzó a moverse levemente y un susurro muy familiar llegó a sus oídos.

-Jungkook... -consiguió decir Jimin.

El moreno pudo incorporarse lentamente para descubrir lo que tanto ansiaba. Jimin estaba despierto. Casi no podía abrir bien los ojos, pero el mayor le intentaba mirar desde su posición. Jungkook se acercó rápidamente a Jimin. Una de sus manos rozó uno de los laterales de la cara del rubio. Lo acarició mientras sus ojos lloraban lágrimas de alegría.

-Jimin... -casi no podía hablar.

-Jungkookie... Lo siento...

JK negaba con la cabeza mientras su mano seguía el recorrido por la boca de su amante. Haciéndole callar por un momento mientras tocaba sus hermosos labios.

-Perdóname... He sido un crío. Jimin... Eres todo para mí... Lo siento de verdad.

Jimin intentaba mantenerse con los ojos abiertos, pero no podía.

-Jungkook-ah... Yo también lo siento...

La cabeza de Jungkook calló en el pecho de Jimin mientras este le intentaba abrazar con sus débiles brazos. Una de sus manos tocaba el cabello moreno del chico, enredando sus dedos en los mechones desordenados del maknae. En ese momento, el joven dejó salir todo su llanto, su impotencia, su amor, su miedo a perderle. Desde lo más profundo de su corazón se rompió. Era tanto el llanto que despertó a los otros dos que dormitaban en el sillón. Tae y RM se levantaron al ver la escena. Jimin estaba despierto.

-¡¡Jimin!!

Tae corrió hacia su amigo, pero RM le paró los pies al ver el momento que estaban presenciando. Ellos también estaban emocionados, pero esos dos necesitaban pasar tiempo a solas. Tae miró a su líder con cara de pocos amigos, pero lo entendió. Jimin les sonrió desde la cama y asintió para que salieran.

-Jungkook...

El maknae alzó su cabeza después de haber mojado toda la sábana del chico con sus lágrimas. Jimin sacó todas las fuerzas que le quedaban para recoger la cara del chico y atraerla hacia él. Se miraron a los ojos, conectaron sus almas, atraparon cada uno de los destellos que salían de sus pupilas. Era como si un Big Bang estuviera a punto de ocurrir. Dos galaxias que chocaban. Jimin se incorporó un poco en la cama para quedar aún más cerca de su cara. Cerca de sus labios, de sus ojos, de su respiración. Había sido algo más de una semana, pero parecía haber pasado una eternidad. En ese momento Jimin se dio cuenta de que ese chico que tenía delante era la persona con la que tenía que estar. Daba igual lo que pasara entre ellos, ya que terminarían volviendo. Estaban conectados. Son un único ser y todas las señales que les unían eran una prueba de que estaban destinados a estar juntos. Decidió seguir acercándose, chocando frente con frente.