Sueño lúcido

4.8K 447 20
                                    

02/09/2016

Una mano de dedos largos y finos acariciaba la cara de Jimin, quien abrió los ojos como pudo al notar el calor del tacto que le consolaba. Sus párpados estaban tan hinchados que no era capaz de reconocer a la persona que tenía justo encima.

-¿Jungkook?-preguntó el rubio con un hilo de voz.

Poco a poco empezó a recobrar la visión hasta ver cómo Tae le miraba con tristeza.

-Chiminnie, soy yo, Tae Tae. Siento despertarte, pero tenemos que salir hacia el aeropuerto en una hora.

Jimin se incorporó en la cama lentamente. Le dolía el cuerpo como si hubiera pasado la peor de las gripes. Se frotó la cara mientras Tae le quitaba uno de sus mechones de la cara. De repente, el moreno se levantó con mucho ímpetu de la cama chocando sus manos y soltado una palmada.

-Vamos, Chimin-ah. Verás que hoy será un mejor día. Te duchas, te pones guapo y nos vamos a Manila.

-La verdad es que tengo cero ganas de arreglarme, Tae -soltó Jimin casi arrastrando las palabras.

El ruido de la puerta del baño eclipsó la conversación de los dos amigos. De él salió Jin, aún secándose el pelo con una toalla, mientras otra más larga se enroscaba en su cintura. Su pecho estaba totalmente descubierto y mojado.

-¡Hyung! Te he dicho mil veces que no salgas así del baño.

Jin miraba a Tae con extrañeza.

-¿Qué te pasa? Como si nunca me hubieras visto así.

Tae puso morritos mientras que por el rabillo del ojo veía la sonrisa de Jimin asomándose.

-Pero tenemos visita, hyung.

-La visita ya me ha visto como Dios me trajo al mundo.

Jin se rió en forma de burla, posicionando sus manos en la toalla de su cintura. Hizo el ademán de quitársela.

-Jimin, ¿quieres ver...?

Tae corrió hacia Jin cogiendo su toalla para que no se la quitara, quedando a unos pocos centímetros de la boca de su hyung. Jin le miró con picardía.

-Tae, tu mano está en mal sitio.

Tae se sonrojó y se apartó automáticamente. Jimin comenzó a reírse a carcajadas, parecía que la situación le había hecho tanta gracia que estaba soltando toda la tensión acumulada. Le encantaba esas escenas de matrimonio interpretadas por sus dos actores favoritos. Eran su debilidad y siempre le sacaban una sonrisa aunque estuviera hundido en la mayor de las profundidades.

____

Jungkook llevaba media hora bajo la ducha ardiendo de su habitación. El humo había empañado cada resquicio de los azulejos y cristales que adornaban el coqueto baño. Su cuerpo estaba rojo del calor que desprendía el agua que corría por su pecho, llegando a sus firmes abdominales, bajando por sus muslos y desembocando en sus pies. Se enjuagaba la cara mezclando sus incansables lágrimas con los chorros de agua.

No podía dejar de pensar en esa misma situación días atrás, cuando las manos de Jimin le sorprendieron acariciando su cintura, abrazándose a él por detrás como si fuera un pequeño panda agarrando su bambú. Es como si aún sintiera sus manos recorriendo cada uno de los surcos de su abdomen, bajando hasta su miembro, haciéndolo crecer con el movimiento de su mano mientras llenaba de besos su vulnerable cuello. Al mismo tiempo que su pene se levantaba, el de Jimin rozaba su trasero mientras el agua se metía por su hendidura y lo hacía gemir pensando en el placer que estaba sintiendo.

Sin darse cuenta, Jungkook estaba imitando ese recuerdo con su mano derecha. Con la izquierda se mantenía en la pared. Recordaba el tacto del rubio, lo loco que le volvía que le lamiera el lóbulo de la oreja y que le susurrara al oído lo mucho que le deseaba y las cosas que le haría. Su dulce voz...

-Jungkookie... Te deseo... -susurraba la voz de Jimin en su oído como un eco distante.

-¡¡Jungkook-ah!! -gritó RM a viva voz, despertando al maknae de su sueño lúcido.

El líder de la banda, que no se había enterado de lo ocurrido la noche anterior, estaba aporreando la puerta del baño para darle prisa a su hermano pequeño. RM siempre era el último en enterarse de todo. Los miembros intentaban no cargarle con problemas ajenos al grupo, ya que él ya tenía suficientes acumulados a su espalda.

Jungkook salió del baño con el bóxer puesto y el pantalón a medio abrochar. Una toalla recorría sus hombros mientras se secaba el cabello.

-Todo tuyo, hyung -RM entró corriendo, no podía aguantarse más.

-¡¿Cómo fue la noche?! -gritó RM.

Jungkook se quedó helado, normalmente RM no le preguntaba ese tipo de cosas, pero en vista de que ayer había sido su cumpleaños, entendía que lo hiciese.

-Bien...

-¿Solo bien? Estoy completamente seguro de que Jimin y tú os emborrachasteis.

Jungkook miró hacia el suelo, intentando evitar la conversación de RM, pero este no era idiota. El más joven se puso apresuradamente una camisa negra que tenía encima de su cama, que aún seguía desarmada por Hobi de la noche anterior. Fue a su armario, abrió un cajón, abrió otro, rebuscó, no veía su gorra negra. Comenzó a desesperarse por no encontrarla, haciendo que sus movimientos fueran cada vez más bruscos.

Detrás de la puerta del armario apareció RM, que veía al maknae demasiado ansioso. Lo conocía perfectamente, puede que quisieran ocultarle las cosas, pero él fue el primero en saber de su pequeño cervatillo en 2011 y sabía cómo se ponía cuando le pasaba algo. Jungkook terminó por agarrar un gorro de lana naranja que hacía un año le había regalado su madre. Se levantó, evitando la mirada de RM, pero este le cogió delicadamente del brazo.

-¿Qué te pasa?

-Nada, hyung.

RM se puso delante del maknae, agarró su mandíbula con sutileza y la levantó para que le mirase. No necesitaba nada más, el líder de la banda era capaz de escanear a Jungkook con solo mirarle a los ojos. Sus pupilas se dilataron, sus lagrimales empezaron a producir líquido y su barbilla comenzó a moverse. RM simplemente le atrapó con sus brazos y le abrazó con fuerza.

-Sea lo que sea, Jungkook-ah, aquí estoy.

___

Los miembros de Bangtan salían uno a uno de los dormitorios que compartían para entrar en dos furgonetas con los cristales tintados. Se disponían a ir a Manila, donde tenían la asistencia a los 200th MBC Show Champion. Tae y Jin fueron los primeros en meterse en los asientos traseros de uno de los coches. Les seguía Jimin con su pequeño bolso de marca negro, una camisa a cuadros roja, la mascarilla, unas gafas de sol y un peinado que tapaba su frente. Si no fuera por su estilo de ropa marcado, nadie sabría que era él. Caminaba lentamente hacia el mismo coche en el que ya estaban sus amigos de la noche anterior. A medio camino una mano se posó en unos de sus hombros, era RM, quien le lanzaba una sonrisa cómplice y con la misma se metía en la furgoneta contraria.

Jimin llegó a la puerta de su coche. Cuando giró la cabeza hacia la otra furgoneta vio a Hobi, y a su lado, bajo otra mascarilla y su gorro de lana, Jungkook. Este le miró como si le escaneara con su mirada, pero Jimin rápidamente esquivó los ojos del más joven, metiéndose en la furgoneta. Se posicionó, sin darse cuenta, entre Jin y Tae. Este último extendió su brazo tras el rubio y lo abrazó con cariño, Jimin se dejó consolar poniendo su cabeza en el pecho de su amigo.

Suga, que venía corriendo porque se le hacía tarde, entró rápidamente al coche de Jimin, Tae y Jin. Se sentó justo delante de los otros tres. Cuando se giró y vio la estampa se sorprendió.

-Jimin ¿estás bien?

Suga miró como Jin negaba sutilmente con la cabeza para que cortara la pregunta. Suga miró hacia delante aturdido por la imagen de su compañero totalmente desplomado.

Las dos furgonetas partieron con los siete chicos, rumbo al aeropuerto.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora