¿Solamente amigos? (Draco Malfoy)

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¿Saben la sensación de soledad? Estar rodeado de gente y aún así sentirte sola, creo que todos hemos pasado por eso. Así me sentía yo, estaba rodeada de gente, pero aún así... me sentía completamente vacía.

Los dias cada vez se hacían más largos, las horas pasaban lento, las clases se volvían más difíciles y, el apoyo era menos.

A veces quería quedarme en la cama y, dormir todo el día, pero no podía permitírmelo.

Era un fin de semana. Me desperté con dificultad, caminando hacia el baño, para poder darme una ducha.

Al salir me vestí con lo más cómodo que encontré y sequé mi cabello.

— ¿Iremos a Hogsmeade, cierto? — preguntó Donatella.

— No, creo que no — dije mientras me sentaba sobre la cama.

— ¿Cómo que no? Debemos ir, Nella. Todos van a ir.

— No lo sé — vacile —. No quiero ir, me quedaré aquí y dormiré un poco.

— Bien, como quieras.

Hice caso omiso y me metí a la cama, cubriéndome hasta la cabeza.

Pasaron unas horas y tocaron la puerta, gruñí al creer que Donatella perdió su llave otra vez.

Me levante sin muchas ganas, envolviéndome en mi manta. Abrí la puerta y, bueno, no era Donatella.

— ¿Qué haces aquí? — arqueé una ceja.

— Uhm... bueno, hace tiempo que no nos vemos, Nella.— Dijo Enzo apoyándose en el marco de la puerta.

— Todo el día estás en la biblioteca con Granger, no tenemos tiempo, y bueno... No somos nada, no hay de que preocuparse.— dije cerrando la puerta, pero Enzo no lo permitió, usando su mano para que esta no se cerrará.

— Nella...— escuché un suspiró —. Nella, se que todo está mal. No sé qué decir realmente...

— No hay nada que decir.— dije aún sin abrir la puerta.

— Dejame entrar, por favor.

Abrí la puerta un poco y Enzo paso por el pequeño hoyo que había.

Me senté sobre la cama y Enzo me miraba con expresión de impaciencia, paseándose por la habitación, sin romper el contacto visual conmigo.

— Sé que he estado mucho tiempo en la biblioteca. Sé que no te he prestado la atención que te mereces, pero no es lo que parece. Sé que piensas cosas qué tal vez — ladeó la cabeza hacia un lado —.  Qué tal vez... tengan sentido, en tu cabeza — agregó rápidamente —. Pero, no hacemos nada más que estudiar, te lo juró. Y recompensaré el tiempo que hemos perdido. ¿Vamos a Hogsmeade?

— No, no tengo ganas.

— Hagamos algo... caminemos juntos, o lo que quieras.

— No, no tengo ganas.— repetí.

— Ya se esconderá el sol, sé cuanto te encantan los atardeceres, vamos a verlo.

— No, Enzo, no tengo ganas. No quiero salir, quiero dormir. ¿Lo puedes entender? — pregunté exaltada.

— Sí... lo entiendo, te dejo entonces. ¿Nos vemos mañana?