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Habían pasado algunos días desde que he visto a Draco.

No estaba preocupada, él me mandaba cartas a cada rato informándome sobre qué está haciendo... no es que sea tan controladora, simplemente me cuenta sobre su día.

Me da tanta tristeza por Draco... yo también la estoy pasando mal en casa junto a mi padre, pero la tristeza que siento por Draco no es nada comparado por lo que siento cuando mi padre me grita y se molesta por nada.

Draco ha cambiado tanto, él ya no es el mismo de antes. Se merece una vida feliz, se merece escoger el futuro qué quiere para si mismo.

Un sonido me saca de mis pensamientos, haciendo que dirige mi mirada hacia la ventana de mi habitación. El búho de Draco esta sobre el alféizar picoteando mi ventana. Me levantó con pereza y camino hacia mi ventana, abriéndola y tomando la carta de la patita del búho, le acaricio levemente su pelaje y el búho se retira; cierro la ventana nuevamente y vuelvo a mi cama, abriendo la carta y leyéndola.

Mi bebé.

Te echo de menos, creo que pasaré a verte.

¿Quieres que te lleve algo? Infórmame para llevarte lo qué quieras :)

Sinceramente tuyo.
Draco Malfoy.

Cierro la carta y me apresuro a llegar a mi escritorio; tomando tinta fresca, un pergamino y mi pluma, le escribo a Draco:

Mi pequeño hurón albino.

Yo también te amo con cada parte de mi cuerpo y con cada latido de mi corazón.

No quiero nada, me conformó con tenerte a ti, junto a mi.

Tuya por siempre.

Selló la carta y se la amarró a mi búho, dejándolo salir por la ventana.

Me levantó y decido darme una ducha, no sin antes echarle un vistazo al reloj que adorna mi pared; son las 11:00 p.m. es obvio que Draco quiera venir a esta hora a mi casa, mi padre ya está dormido y probablemente sus padres y las visitan de su casa también lo estén.

Entró en mi baño y abro el grifo de la ducha, esperando que mi baño se llene de vapor para adentrarme en la ducha, dejando que el agua caliente caiga sobre mi cuerpo, mojando mi cabello y cada parte de mi cuerpo, sintiendo como mis músculos y tendones se relajan. Cierro los ojos disfrutando del momento, la casa es un desastre; mi padre gritándome a mi y a Theo por cualquier cosa, pero gracias a Merlin él ha dejado de usar cualquier maldicion contra mi o Theo.

Sospechosamente desde que ha llegado mi padre a la casa, las cartas de la Orden del Fénix han dejado de llegarnos, como si supieran que mi padre había llegado, como si ellos nos estuvieran vigilando...

Sinceramente... eso despertó en mi un interés mayor al igual que un miedo inexplicable, ¿cómo podían ellos saber todos nuestros movimientos? ¿Hay alguién qué nos vigila?

Dejó de pensar al escuchar pasos en mi habitación, probablemente es Draco, así que me apuro a salir de la ducha, con una toalla alrededor de mi cuerpo y otra sobre mi cabeza salgo del baño entrando en mi cuarto, encontrándome con Draco que esta sobre mi cama, acostado cómodamente.

— ¿Mi cama está cómoda? — preguntó con diversión.

— Si — responde él, poniendo sus manos debajo de su cabeza —, pero no lo puedo negar, estaría más cómoda si mi novia estuviese aquí, conmigo.

— Me vestiré y después me acostaré a tu lado.— le sonrió.

Draco asiente con la cabeza y cierra los ojos. Se ve cansado, su piel ha perdido el brillo, su cabello esta alborotado, unas ojeras negras, moradas y con un poco de verde adornan la suave piel debajo de sus ojos.

¿Solamente amigos? (Draco Malfoy) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora