¿Solamente amigos? (Draco Malfoy)

23

Habíamos llegado por fin a Londres, estabamos en la entrada de la Mansión Malfoy.

¿No sería difícil, cierto? Iba a ver a Draco hoy y ya, él mañana se retiraría a Hogwarts.

— ¡Nella, Theodore! —nos recibió Narcissa con una sonrisa cálida —. Entren, por favor. La cena estará lista en unos minutos.

Dicho eso, Theo y yo entramos a la mansión, comenzamos a caminar junto a Narcissa al comedor, donde los elfos comenzaban a traer la comida, la cual tenía un olor exquisito.

Todos tomamos asiento. Por el momento no se le veía a Draco por ningún lado, pero después de unos minutos apareció.

En un traje negro, se veía más pálido de lo normal, tenía ojeras y, a mi parecer estaba más delgado de lo habitual.

Al sentarse me dirigió una pequeña mirada, que duró unos escasos 15 segundos.

— Me alegro que Emmett se decidiera en dejarlos venir. Francia los estaba agobiando ¿no es así? —preguntó el Señor malfoy cogiendo sus cubiertos.

— A Nella le gustó los primeros meses.— contestó Theo en forma de burla.

Lo mire malz

— ¿Así es, Nella? — preguntó el Señor malfoy amablemente.

Asentí con la cabeza.—Bueno, es un lugar muy bonito, para vacacionar.— me apresuré a agregar.

— Mmm.—escuchamos a Draco.

— ¿Mmm? ¿Qué significa exactamente "mmm", Draco?

— Nada — Draco se llevo un trozo de carne a la boca, mastico, trago, entonces prosiguió hablando —. Solo que a Nott le ha gustado Francia por el hecho que consiguió novio allí — se limpió los labios con la servilleta—.Y para su suerte ahora su novio está aquí, estudiando en Hogwarts, ¿no es excelente? —Draco sonrío.

Sentí que la sangre comenzaba a subir a mi cara.

— Oh, ¿eso eso cierto, Nella?

— He conocido a alguién, sí. Es cierto, pero no es mi novio.

— Bueno, sí es un buen chico, pueden llegar a algo.

— Oh, es un buen chico — sonreí con maldad al ver que Draco apretaba los cubiertos y su mandíbula se tensaba —. Su nombre es Enzo beaulieu, una gran familia en Francia.

— Me alegro de escuchar eso.

— Bueno, tengo entendido que no entrarán a Hogwarts hasta el siguiente mes, ¿no es asi? - preguntó Lucius.

— Así es.— contestó Theo.

— Pedimos permiso al colegio para que Draco no asista este mes a Hogwarts, para que les haga compañía.—nos informó Narcissa.

Excelente, pensé.

— Madre, tal vez...

Lucius lo interrumpió.— Tal vez nada, Draco. Te quedarás con Antonella y Theodore hasta que ellos asistan a Hogwarts.

La cena fue tranquila, excepto por las miradas que Draco me echaba cada dos minutos. La plática fue agradable y, los señores Malfoy no paraban de decir que estábamos en casa y que están alegres de que estemos aquí.

— Los elfos los llevarán a sus respectivas habitaciones, su equipaje ya esta arriba - informó Narcissa —.  Nella, cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírmelo, ¿sí?

Asentí con la cabeza y Narcissa me dio un cálido abrazó.

Subí las escaleras siguiendo al elfo que me llevaría a mi habitación, entre en ella. Era grande, mucho más grande de la que tenía en Francia, estaba limpia, tenía un olor a lavandula. La cama era cómoda y, estaba bien tendida.

Comencé a buscar entre mis cosas una pijama y entre al baño. Abrí el grifo, y al ver que el baño se llenaba de vapor, entre a la ducha.

Dejando que el agua tibia, mojara todo mi cuerpo, relajando mis músculos.

«Al terminar le enviare una nota a Donatella y a Enzo informándoles que ya he llegado.»

Envolviéndome en mi bata de baño, decidí salir a la habitación. Y observé que ya tenía invitados.

— ¿Qué haces aquí, Malfoy?

— Decidí hacerle una visita a la pequeña Nott.—dijo  girando sobre sus talones para verme a la cara.

— No es necesario.

Draco me recorrió todos el cuerpo (cubierto) con sus ojos grises, miró un momento mi clavícula.

En la cual posaba aquel collar que Enzo me había regalado.

Y después bajo su mirada a mis manos.

Quería moverme, quería decirle que se largará, pero no podía.

Draco se acercó a mi lentamente y tomó mi mano izquierda entre sus manos.

— Te lo has quitado.—dijo él suavemente.

No entendía de lo qué hablaba, hasta que vi el anillo que tenía en su mano izquierda, el mismo que tenía yo, el que me había regalado. Baje la mirada, agarrando mi labio inferior entre mis dientes.

— No importa, de igual manera no era importante, ¿cierto? — Draco dejó mi mano con brusquedad y caminó hacia la puerta, cuando su mano toco el pomo hablé.

— Draco...

Hice una pausa, mirando como Draco aguardaba por mi respuesta. Trague el nudo que se me había formado en la garganta, suspire y camine hacia él; le toqué el hombro suavemente y dije.

— Draco, era importante. Es importante.

— Entonce, ¿por qué te lo has quitado? — preguntó dejando el pomo y bajando la mirada aun sin verme a la cara —. Lo he estado tocando casi todos los días, esperando por una respuesta, Nella.— giró y me vio a los ojos.

Sus ojos ya no tenían ese brillo el cual destacaba, sus ojos estaban apagados y amargos.

— Me lo he quitado para bañarme.—mentí y él lo sabía.

— No es cierto.

— Draco, solo nos hacemos daño.

Él comenzaba a jugar con sus anillos. Joder, cuánto extrañaba verlo haciendo eso.

— Nella.

Sentí como mi corazón comenzaba a latir más rápido, ahora el nudo lo sentía en el estómago.

No pude evitarlo, quería pero simplemente no pude, mi piel ansiaba su toqué, mis labios ansiaban sus besos. Me abalancé sobre él y lo besé, intensamente.

Pase ambos brazos sobre su cuello, mientras él dejaba descansar sus manos sobre mi cintura, dando un apretón a mi cintura. Salió un pequeño jadeo de mis labios, permitiéndole el paso a su lengua, la cual no desaprovechó la oportunidad y, entró en mi boca, con desesperación, buscando mi lengua, atrapándola, haciendo giros en ella con su lengua.

Caminamos hacia la cama y él me tiro sobre ella, para después cernirse sobre mi. Agarrando mis dos manos posándolas por arriba de mi cabeza, con su rodilla separo mis piernas y con su mano libre, comenzó a acariciar mi piel desnuda, llegando a mi calor.

Al sentir sus dedos sobre mi calor, deje salir un gemido, un gemido el cual emitía el deseo que tenía de él.

— Draco...— gemi y me safe de su agarre, poniéndole la mano sobre el hombro y empujándolo levemente—. Draco, no, por favor.

Él me miró con recelo.

— Nella.

— Draco, esto ha acabado, esto ya ha terminado, por favor.

Draco se levantó y me miró fríamente, como nunca antes.

— ¿Por qué? ¿Por él? ¿Es por él?

— Draco, no...— intenté a hablar.

— No, no mientas.— espetó y salió de la habitación, cerrando la puerta con un gran golpe.

Me senté sobre la cama pensando en lo que acaba de pasar y, maldiciéndome por no permitirlo.

¿Por qué lo había parado si lo necesitaba? Soy una tonta.