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POV's Draco Malfoy.

Horas antes.

Me sentía cansado. Cansado de las malditas visitas de los Mortifagos, cansado de mi vida, de mi padre, de esta maldita mansión.

Aunque era de día, mi habitación seguía oscura; tenía las cortinas cerradas completamente, mientras escuchaba a la gente abajo, riendo, comiendo y haciendo más ruido de lo normal.

No había visto a Antonella en unos días, y mi cuerpo me pedía a gritos tener su toque, su aroma.

Todavía no podía creer cómo me había enamorado de ella. Ella se ganó mi corazón, lo conquistó y se lo quedó para siempre. Mi alma, cuerpo y espíritu le pertenecen a Antonella Nott.

Era difícil vivir con Mortifagos y con el mismo Señor Tenebroso en la misma casa, pero el recuerdo de Antonella siempre me hacía sentir mejor, el saber que ella siempre esta para mi me hace sentir mejor.

Y, tal vez esté mal, porque le estoy dando la oportunidad para destrozarme por completo...

Solamente Antonella Nott puede destrozarme y partir mi corazón en diminutas piezas, qué tal vez jamás las vuelva a juntar.

Pero ella... ella me ama, y nunca haría algo así.

Porque al igual que yo le pertenezco, ella me pertenece a mi, en cuerpo alma y espíritu.

Abrí mi corazón ante ella y no estoy arrepentido, de las pocas decisiones buenas que he tomado, Antonella es una de ellas.

Estar para ella, estar con ella.

¿Cómo alguién puede meterse así en tu corazón? Por debajo de tu piel, en tu vida, en tu corazón.

Simplemente Antonella. Ella y su sonrisa, su risa, sus ojos... su forma de ser.

¿La amo más de lo que planeé? Si.

¿Me arrepiento? Para nada.

Mi Antonella Nott de Malfoy...

Lo único bueno en mi vida, tal vez la razón de mi vivir en estos momentos.

¡Dios! La extraño tanto.

— ¡Draco! — la voz de mi madre llegó a mis oídos.

— ¡Ya voy! — grité.

Salí de la habitación bajando por la escalinata de mármol de la mansión, llegando a la cocina viendo a mi madre y a Bellatrix.

— Draco, acércate.— dijo mi madre.

Con pasos torpes y flojos me acerqué a mi madre, la cual tenía el ceño fruncido y una expresión preocupada.

— ¿Si, madre?

Ella levantó su delicada y pálida mano colocándola sobre una de mis mejillas, sentí su suave toque acariciando con lentitud y cariño mi mejilla. Sus ojos se cristalizaron y su labio inferior comenzó a temblar. Algo estaba pasando...

— ¡Oh, Salazar! Esto es tan estúpido.—escupió Bellatrix de repente.

— ¡Calla, Bella! — espetó mi madre sin voltear a verla.

— ¿Pasa algo? — mi mano instintivamente tocó la mano de mi madre.

Mi madre no respondió, pero escuché a Bellatrix hablar:— Nuestro señor te quiere ver, Draco.— dijo ella, dejando salir una risita chillona. Giré a verla, tenía una expresión cínica, casi sadica, pasmada en su cara.

— Lo siento tanto, mi bebé.— murmuró mi madre.

— Ya vuelvo.— dije acariciando la mano de mi madre, para después voltearme sobre mis talones y salir de la cocina, caminando hacia el vestíbulo en donde se encontraban los Mortifagos y el Señor Tenebroso.

¿Solamente amigos? (Draco Malfoy) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora