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El sol brillaba con intensidad, el aroma del césped recién cortado llegaba a mis narices; mientras leía un libro. Draco acostado a mi lado, Theodore acostado al otro lado y Blaise frente mío.

— ¿Qué haremos? — soltó derrepente Blaise.

— ¿Hacer de qué? — contestó Draco, sin levantar la vista para verlo.

— Esto es muy aburrido.

— Le he mandado miles de cartas a Tella, no ha contestado ninguna.— Theo hizo un mohín.

Deje el libro sobre el césped, y coloqué una mano sobre su espalda, acariciandola.— Ya aparecerá.— traté de darle ánimos.

Theo se limitó a dejar salir un pequeño suspiró. Draco me jalo del brazo, y mi cabeza quedó sobre su pecho, mientras él acariciaba mi cabello.

— ¿Qué haremos? — volvió a preguntar Blaise.

— Zabini, ve y haz lo que quieras.— espetó Draco.

— Sin ustedes es aburrido.

Blaise bufó y se dejó tirar en el pasto, al igual que todos nosotros. Mirando el cielo azul, el sol escondiéndose, la noche cubriéndonos.

Theo entro en mi habitación, con una carta en sus manos.

— Me ha llegado esto.— dijo, tirando la carta sobre mi cama.

— ¿De quién es? — pregunté con curiosidad.

— Es mejor que la leas tu misma.

Asentí y tomé la carta en mis manos, abriéndola y leyéndola.

Theodore y Antonella Nott

Espero que se encuentren bien en dónde quiera que estén. -Suponemos que están en su mansión-.

La Orden de Fenix les ofrece su ayuda. Sabemos que son dos jóvenes magos muy poderosos, y le queremos ofrecer nuestra ayuda.

Podemos ayudarles a salir de la mansión, y también ayudar a su padre.

Una guerra Mágica está apunto de ocurrir, y no queremos que gente inocente muera.

Únanse a nosotros, podemos ayudarle.

Orden de Fenix.

Me incorporé sobre mi cama, cerrando la carta y mirando a Theo fijamente.

— ¿Qué?

— ¿Qué piensas sobre eso? — preguntó Theo con nerviosismo.

— Bueno... me gustaría unirme al lado bueno — empecé a jugar con mis dedos —. Pero no podemos, ¿cierto?

— No, no podemos. Nella, no sabemos qué quieren exactamente... Ellos pueden estar mintiendo.

— No lo creo.— replique con serenidad.

— Pues, créelo.

— ¿Cuantas hay de estas?

— Aproximadamente unas 10 — repuso él, resoplando —. Llegan a diario.

— ¿No pensabas decírmelo?

— ¿Quieres la verdad? — asentí —. No, no pensaba decírtelo. Somos parte de los Mortifagos, lo quieras o no.

— Theo... esta es una muy buena oportunidad.

— ¿Dejarías a Draco, para unirte a la maldita Orden de Fenix?

Me humedecí los labios, tragando. No lo había pensando, no así...— Podemos pedirle que ayuden a Draco.

— No seas tonta — Theo puso los ojos en blanco —. Tal vez a Draco no le guste la vida de Mortifago, pero eso no quiere decir que abandonaría a su familia para unirse a los enemigos.

¿Solamente amigos? (Draco Malfoy) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora