¿Solamente amigos? (Draco Malfoy)

68

— ¿Entonces nos colaremos para poder verlo? — preguntó Donatella, con sus rodillas pegadas a su pecho.

— Es la única manera de poder verlo.— dijo Theo.

Estábamos reunidos en nuestra habitación. Los chicos planeando como poder colarnos en la Enfermería para poder echarle un vistazo a Draco.

Tenía ya mi pijama puesta, estaba sentada cerca de la ventana de nuestra habitación. El viento rugía, mientras gotas de lluvia golpeaban fuertemente la ventana.

— ¡Potter debe morir! — sentenció Blaise.

— Potty y el Rey Weasley tienen una grave obsesión con Malfoy.— dijo Theodore.

Sus voces se escuchaban lejanas, mientras yo navegaba por mis pensamientos. Pensando en los pequeños momentos que pase con Draco, y que lastimosamente no los he disfrutado.

La vida cuelga de un pequeño hilo. Y he aprendido que tienes que vivir tu vida, y disfrutarla como si fuese el ultimo día de tu vida, porque no sabes cuando ese hilo se romperá. No sabes cuando será la última vez que verás a las personas que más aprecias.

Paso lo mismo con mi madre, pensando que ella estaba perfectamente bien, mientras ella estaba muriendo poco a poco, sin yo saberlo. Tantas peleas, discusiones, y tan poco amor y tiempo compartido.

No me gustaba sentirme débil, pero en momentos como estos me era imposible.

Siempre he tenido que ocultar mis sentimientos, debilidades. Para verme cómo alguien que en realidad no soy. Lo único que quería y necesitaba en este momento era saber que Draco estaba bien, o colapsaría en cualquier momento.

No quería derrumbarme, y ahogarme en lágrimas...

— Antonella — Blaise me sacó de mis pensamientos. Me di la vuelta para enfrentarlo, asintiendo con la cabeza para que siguiera hablando. Entonces añadió.— ¿Estas de acuerdo con el plan?

— Claro, hagámoslo.— no había escuchado ni mitad del plan, pero si este sirviera para poder ver a Draco me arriesgaría.

— Bien — Theo se levantó, golpeando levemente su puño contra su mano —. ¡Entonces nos vemos en diez minutos en la Sala común. Vengan en calcetines, para tratar de no hacer tanto ruido.

Dicho eso ambos chicos salieron por la puerta, cerrándola detrás suyo, y perdiéndose de nuestra vista.

Mire al reloj que adornaba la mesita de noche; 11:59 p.m.

No sabía que íbamos a hacer, o como le haríamos para entrar a la enfermería sin ser pillados. Pero aun así me levanté, buscando en mi closet una de las tantas sudaderas que Draco me regalaba.

Su aroma aún permanecía en mi nariz. Menta, jabón, manzana verde y un poco de perfume caro.

Su imagen apareció en mi mente. De la forma en que caminaba. Como destacaba en cualquier parte. Su presencia. La manera en la que con sólo una simple mirada podía hacer que me estremeciera. Su manera de vestir... Como todas las prendas le quedaban bien. Sus ojos color mercurio, parecían dos estrellas, dos estrellas bajadas del cielo, las más brillantes y hermosas.

Como su nombre combinaba perfectamente con él.

La constelación 'Draco' estrella casi idéntica al Sol. Sus características físicas así como su composición química, prácticamente iguales a las del Sol, la convierten probablemente en el gemelo solar más cercano a nuestra estrella.

Draco era mi estrella, y mis ojos sólo le prestaban atención a su constelación.

Yo le pertenecía a él y él me pertenecía a mi.