"La castaña caminaba de un lado a otro en ese sitio, llevando papeles cuadernos y libros por todo el instituto. YoonGi sentía marearse con solo verla de un lado a otro, estresada.
Casi podía suponer que no quería hablar con nadie en ese momento. Cada vez que alguien se interponía en su camino y sus asuntos, acababa soltando toda clase de maldiciones, y él solo tenía que hacer un gesto de disculpa por parte de ella.
—Cariño, debes tranquilizarte— jadeó el pelinegro, agotado por toda la caminata que dio. Se sentía con la necesidad de ayudarla para que evitara hacer más rabia por cosas diminutas.
—No puedo— respondió agitada, con el ceño fruncido. Sujetó su largo cabello en una coleta mientras leía una a una las hojas que había traído. —Debo estudiar, sabes que me ha ido mal estos últimos meses y no puedo desconcentrarme más.
Todos esos días, HyeSook se había mantenido entre libros y libros, y él solo podía retenerse a acompañarla mientras veía a los compañeros de la menor evitando pasar al lado de ésta para no recibir un largo sermón lleno de insultos. Sonaba gracioso, no lo era para él.
Cuando llegó el día donde haría el exámen que la había mantenido con la cabeza hecha un lío, la esperó fuera de su salón, y fue hora y media la que pasó para que la menor saliera de su salón, con las manos sosteniendo su cabeza. Lo sabía, podía suponer que no le había ido como esperaba.
—Hye...
—No me hables, YoonGi, no estoy de humor— pasó de largo, antes de que él pudiera retenerla.
Pero fue inevitable, fue detrás de ella.
—Espérame— dijo sosteniendo sus cosas, tratando de alcanzarle a pasos torpes. —¿Puedes decirme qué ocurrió?
—Olvídalo, me voy a mi casa.
YoonGi pudo retenerla, por fin. Tomó su hombro y la hizo girar. Le molestaba que quisiera evitar hablar de qué había ocurrido finalmente. Nunca, nunca hablaba de esos temas con él y empezaba a sentirse... desplazado.
—Hye— habló seriamente. —No puedes evitarlo y luego hacer como si nada, y sabes siempre puedes decirme si algo te sucede, cariño...
El ceño de la chica se frunció.
—¿Qué no es obvio?— hizo que quitara su mano de su hombro. —No logré entender nada, me va a ir como la mierda y todo porque todo el mundo se empeñó en evitar que pudiera concentrarme en estudiar. Los idiotas de mi salón, mi madre que no me dejó quedarme hasta tarde, incluso tú que no dejas de hacerme preguntas idiotas.
Sus ojos se abrieron, repentinamente dolido por lo que acababa de decir.
—Y deja de llamarme cariño, déjame encontrar una manera de tranquilizarme sin querer romper todo a mi al rededor— apretó sus sienes, haciendo círculos y caminando directamente hacia afuera del edificio.
Los hombros de YoonGi cayeron.
Sería como otras de sus discusiones, uno de los dos está estresado, se desquita con el otro, y luego hacen como si nada. Una rutina cotidiana..."
(...)
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