Ningún mensaje de YoonGi. 0 llamadas y 0 apariciones de YoonGi en casa. Aquél lugar tenía la capacidad de sentirse más solo de lo que se sentía antes. Sus manos sostenían la taza mientras estaba recostada en el sofá mirando el techo y la luz del día se escondía.
Así era para HyeSook y ya había aceptado su destino. Sola, arrepentida, donde ni siquiera las que consideraba amigas y amigos estaban ahí, ni su pequeña familia. La incertidumbre de su estado actual con su pareja la tenía en el limbo, pues su única compañía que suponía su vida era él...
Pero ya no estaba, no sólo porque ella lo ahuyentó, sino porque su amor había sido tan reemplazable como para que cualquier otra persona pudiera arrebatárselo de las manos. Había perdido toda su adolescencia y juventud manteniendo esa actitud y ahora nada de lo que había creído y mantenido se había quedado ahí.
Él ya no la quería, ahora huía completamente consciente de lo que hacía y eso le hacía más daño que nada en el mundo.
Ni siquiera tener que vivir con su padre yendo y viniendo de casa por ser "la otra familia" había sido tan doloroso para ella, porque al fin y al cabo... no era su relación, ¿no? Ella debía aceptar ser la otra hija.
Aunque debía aceptar también que eso había amortiguado el golpe; que incluso siendo la chica oficial era la otra. La chica de casa, la que nunca aparecía junto a él. No supo por qué creyó que todo esto sería distinto, ella pensaba.
No había soltado lágrima alguna hasta ese momento y la racha continuaba ahí, desistiendo de eso. Se sentía agotada de intentar, pero sabía que su espíritu continuaba ahí...
"Solo debes volver a usar esa pastilla... y quizás puedas despedirte de él como es debido".
Pero no quería despedirse. Ella quería tener una parte de él consigo... Quería tenerlo presente toda su vida.
Tras días y días de vueltas y pensamientos errantes, tuvo la oportunidad de verlo...
Aquél hombre que iba y volvía y siempre estaba arreglado de arriba a abajo, quien tenía una mirada un poco sumisa y siempre había sido romántico aunque ante sus ojos fuera un tanto patético, ahora estaba rebosante de confianza. Su cabello estaba arreglado de distinta forma, su postura era distinta y su mirada era indiferente ante su presencia. Él, sencillamente, ya no era el hombre que había moldeado.
Se le veía agotado, estiraba su cuello y hombros y suspiraba más de la cuenta, mientras paseaba por la casa como si fuera un hotel en el cual podía aparecer, hacer y deshacer. Volver a irse nuevamente.
Sus bajos "YoonGi" sonaban como un bajo tintineo en sus oídos y los del pelinegro que ya sentía no conocer.
"Debes destruirlo una vez más antes de irte".
Su corazón palpitaba con fuerza, y el hombre solamente respondió con un sonido desde su garganta similar a un ronroneo. No le miraba, sólo veía su espalda que extrañamente podía notar más amplia y menos rígida. Su cuello...
Susurró: "¿Quieres comer...? ¿Tomar algo...?".
"—Lo haré por mi cuenta".
Contestaba indiferente.
Iba y volvía de la cocina, pasando por completo de su presencia.
"Si vas a dejarlo ir..."
Pero ella no quería dejarlo ir.
(...)
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