#OO4

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Pasando sus brazos por la camisa para acabar de colocársela, YoonGi se preparó para otro día más de trabajo.

Hoy era distinto, HyeSook había despertado en el momento justo en que el mayor salió de bañarse y vestía sus formales prendas para ir al trabajo. Sin embargo, no le habló, solo le dio una mirada fría y adormilada.

Miró el cuerpo de su novia, casi inerte en la cama y con los cabellos castaños regados en la almohada. Suspiró, cuanto desearía poder jugar con esos cabellos y poder hacerla sonreír una vez más.

—Adiós, Sook, nos vemos en la tarde...

Mas su única respuesta fue un asentimiento y a la fémina dándole la espalda.

Acostumbrado pero no feliz con ello, salió de la habitación para luego salir de la casa y tratar de olvidarse de sus propios pensamientos mientras se deleitaba con las voces que se oían en el reproductor de su auto.

"Cuando más me acerco, es cuando más lejos te vas
Trato de atraparte, pero desapareces como humo".

1M de EXID se reproducía y lo único que le hacía era recordarle todo aquello que quería dejar atrás para hacerle creer que en algún momento, por arte de magia, se arreglaría. Aunque, como si fuera una droga, no podía dejar de oírla mientras mantenía su vista en la carretera y notando como las gotas de lluvia empezaban a hacerse presentes en el vidrio de el auto.

"Sí, lo se, pero te quiero.
Sí, lo sé, pero te amo.
Cuando más cerca estoy,
más lejos estas".

Pasados ya unos 10 minutos, llegó a la empresa. Ignorando que aquella lluvia caía cada vez más fuerte, salió de su auto y se adentró a la empresa llevándose la camisa levemente mojada por las gotas de la lluvia.


(...)

JiMin iba al trabajo, vestía una holgada camisa blanca que contrastaba con ese pantalón negro ajustado que llevaba y que no dejaba a la imaginación, abrazando esas preciosas curvas de las que tanto se enorgullecía.

Relamía sus labios, llevaba un brillo dulce de cereza que se veía perfecto para sus lindos y rojizos labios.

Había llegado temprano a la empresa, quería poder dar una buena imagen y quizás así conseguir una mirada más de aquél que le daría órdenes. Contoneaba sus caderas hasta llegar a la oficina de su jefe, notando que no estaba allí todavía.

Puchereando, se dedicó a ordenar cada cosa que se encontraba allí, y después se daría un tiempo de arreglarse un poco.

Contorneaba sus ojos con una oscura sombra y delineado perfectamente hecho, cuando oyó la puerta de la oficina abriéndose con fuerza y chocar contra la pared. Min YoonGi apareció, pero su traje estaba completamente mojado por el agua de la lluvia, y con un ceño fruncido que denotaba que no había tenido para nada una buena mañana.

—Buenos días.— dijo ronco, provocándole un escalofrío al más pequeño. Parecía tan molesto como para no querer hablar, pero JiMin no iba a ceder a aquello que le decía que no debía molestar.

—Buenos días, ¿jefe?— dijo en un tono dulce, viendo como se quitaba el abrigo. —Parece cansado.

—Solo una mala mañana— soltó sin interés. El cuerpo de JiMin pareció temblar y su piel se erizó ante las palabras ajenas que sonaban tan roncas y profundas. Adoraba eso de los hombres.

—P-puede enfermar, ¿le traigo...?

—Mira, puedes conseguirme una toalla o una camisa.— se dirigió a su silla de escritorio para acomodar los cabellos que caían por su frente hacia atrás.

JiMin sintió leve intimidación dadas las duras e indiferentes palabras ajenas. Dando un leve asentimiento y avisando su salida, salió de la oficina con las mejillas y nariz rojizas. Cerró la puerta con cuidado.

"Ahora, ¿de dónde mierda saco una camisa o una toalla?" pensó.

—Te veo afligido.— habló TaeHyung a sus espaldas. Al JiMin girarse notó sus cabellos revueltos y su ropa desarreglada.

—Ya veo, mientras tú te diviertes, yo tengo que servirle a mi jefe...— bufó. TaeHyung le sonrió con sorna.

—Te dije que actuaras rápido. De nada te sirve hacerte el difícil, JiMinnie.— soltó relamiendo sus rojizos labios.

—Blah, blah. Deja de hablar y dime, ¿crees que puedo conseguir una camisa o una toalla por algún lugar?— le calló antes de que siguiera hablando.  Aún pensaba que debía hacerlo más lento para provocar a su jefe.

—Creo que podría preguntarle a HoSeok...

(...)

—Jefe, ya...— JiMin tocó la puerta de la oficina con cautela. En su mano se encontraba lo anteriormente pedido por su jefe.

Abrió la puerta levemente, y al pasar su cabeza para ver al mayor del otro lado, solo vio su ancha espalda mientras se deshacía de su abrigo.

La dulce lengua de JiMin se paseó por su labio inferior.

—Ya le traje lo que me pidió...— pasó hacia el otro lado, cerrando la puerta detrás suyo con una sonrisa inocente puesta en su boca.

—Gracias.— dijo sin real convicción, tomando las cosas que le había traído y haciendo inmediato uso de aquello.

—Parece muy estresado, hyung...— dijo juntando sus manos detrás de su espalda.

—Realmente no tuve un buen día, ni ayer al llegar a mi hogar ni hoy, pero preferiría no hablar de eso— recalcó sentándose en su sitio, encendiendo el ordenador que se encontraba en el frente. —. ¿Por qué?

—Pensé que quizá necesite un masaje... Se ve tenso.— deslizó sus dedos por el escritorio, dando la vuelta hasta llegar detrás del pelinegro.

Los finos dedos se pasearon por los hombros ajenos para masajear haciendo presión en aquellos tensos brazos. YoonGi pareció relajarse un poco echando su espalda hacia atrás sin dirigirle la mirada, pero respirando suavemente.

—Relájese, yo puedo ayudarlo.— susurró JiMin en el oído ajeno, con una voz seductora que podía pasar desapercibida por el mayor. Desabotonó el primer botón de la parte superior de su camisa. —Solo necesita un poco de aire.

No sabía si YoonGi era torpe, o simplemente no quería notar aquellos significados detrás de las palabras de JiMin, pero simplemente se quedaba callado y con los ojos cerrados. JiMin bufó en voz baja, quizás debía apresurar un poco el plan y actuar rápido, como decía TaeHyung.

O quizás no debía dejarse llevar, quizás solo falte descubrir más de los puntos débiles de Min YoonGi...

O quizás no debía dejarse llevar, quizás solo falte descubrir más de los puntos débiles de Min YoonGi

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DDD | YM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora