#O15.

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"Mira todo lo que provocas en mi, JiMin" pensaba YoonGi, mientras sus manos se movían como locas sobre el rubio, ni siquiera se sentía como su yo normal, sus deseos más profundos se estaban haciendo cargo de la situación y se expresaban en la forma que su boca tomaba húmedamente de JiMin.

Nuevamente se juntaron sus bocas, pero aquello vino con un leve empujón de YoonGi hacia el escritorio, donde subió al rubio quien gimió involuntariamente en el proceso.

No sabía que planeaba hacer el pelinegro, pero sea lo que sea, se sentía más que dispuesto a conocer todas las facetas que tenía por mostrarle.

-Gatito...- volvió a jadear entre húmedos besos y gemidos, mientras YoonGi acariciaba esta vez sus muslos, apretándolos en el proceso. El ambiente era abrasador en esa oficina, le quemaba. -Me haces sentir muy bien...

YoonGi no hablaba, pero lo tumbó para empezar a jugar con sus clavículas y su cuello. Marcas notorias, sus mordidas y sus chasquidos sonoros se quedaron en esa oficina, donde ambos estaban dejando en claro que aquél sentimiento era claramente uno mismo. JiMin lo sabía, sabía que el mayor se estaba reteniendo, pero... ¿lo deseaba? Claro que lo hacía, y demasiado. La idea de que el mayor diera el primer paso era abrumadora.

Ambos querían sentirse mutuamente.

Y ambos tenían algo que habían escondido mucho tiempo en sus interiores.

Y había un algo... que ambos no conocían del otro.

Ahora:

"Aún después de todo, sigo cayendo"

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"Aún después de todo, sigo cayendo".

-¡G-gatito!- jadeó JiMin, cuando el pelinegro de ojos gatunos sin piedad tomó entre su dientes uno de sus pequeños botones en su pecho. La sensación era etérea en su cuerpo, y los escalofríos se hacían tan presentes que le hacían creer que nada en ese momento era un sueño, ni una mala jugada de su mente.

YoonGi paseó su lengua en toda esa zona delicada, mientras hacía un camino con sus manos hacia sus muslos de forma cautelosa, haciendo que JiMin sintiera hasta cierto punto algo de nervios de lo que iba a pasar... mas la vista nublada por el placer le impedía pensar correctamente.

-Sigue... por favor, me gusta mucho...- JiMin era ruidoso, muy ruidoso, pero su voz salía en bajo, como temiendo que los oyeran, pero estaba a punto de mandar a la mierda cualquier tipo de discreción. -¡Y-Yoon...!

Había dejado múltipes marcas entre su boca, su cuello y sus ahora rojizos pezones, su boca se hacía cargo de jugar con todas esas zonas sumamente sensibles del cuerpo de su lindo, lindo secretario que se derretía y temblaba ante sus toques, como si conociera cada punto que le haría perder la cabeza.

DDD | YM.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora