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#OO9.

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Luego de lograr que YoonGi tomara uno, dos, hasta cinco tragos que lo hicieran relajarse, vio como su cuerpo se permitía liberarse. Su ropa, que segundos antes se veía bien arreglada, ahora estaba levemente desaliñada. Sonreía en su dirección mientras sus dedos delineaban un copa de vino.

Aquél hombre gentil, formal y caballeroso se veía increíblemente caliente cuando el alcohol tomaba más parte de sí.

La gente se esparcía en el sitio y la música resonaba sobre sus oídos, a la par que los cuerpos moviéndose en la pista.

—Necesito algo de movimiento, joder...— gruñó algo ronco levantándose de la larga silla transparente en la que se veía sentado, estirando su cuello, donde sus clavículas eran visibles.

—¿Te parece una buena idea bailar?— se levantó a su lado tirando de su muñeca y llevándolo a la pista.

YoonGi se veía alguien torpe, pero no dudó en seguir su instinto cuando JiMin puso sus manos sobre sus hombros, posando la suya sobre su cintura y dejando que la cabeza del más bajo cayera sobre su pecho.

Las canciones populares sonaban y se movían a un ritmo similar, mientras JiMin incitaba a YoonGi a salir de su zona de confort.

—Es algo vergonzoso... ¿HoSeok no está por aquí...?— dijo algo desconcertado.

—Está con TaeHyung, ¿qué te preocupa? Estás conmigo ahora, nada te pasará— sonrió, hablando algo alto para que el mayor le oyera. Éste asintió.

Se perdieron con la multitud. YoonGi ya no podía siquiera pensar en que aquello era algo que rompía sus esquemas y moral. Estaba bailando con su empleado, estaba algo tomado y era bastante más tarde de lo que se quedaba usualmente fuera de casa.

Pero le encantaba, sin dudas.

JiMin dejó que el pelinegro apoyara su cuerpo en el suyo, notaba la poca resistencia al alcohol que tenía y no podía dejarlo caer así como así.

—Gracias— jadeó algo cansado, mientras ponía su cara entre el hombro y el cuello de JiMin, mientras este acariciaba su espalda suavemente.

—¿Quieres sentarte?

—Preferiría estar así, hace tiempo no siento tanto contacto físico— suspiró, causando que su respiración tocara la piel ajena levemente, y provocando escalofríos en JiMin.

—Ven... quizás te pasaste un poco de copas— tomó su mano y lo dirigió a el asiento más cercano, sus ojos se veían vidriosos y la pupila algo dilatada, se quedó frente a él para que pudiera abrazarlo sin sentir que cayera.

—Últimamente me siento tan vacío...— las palabras fluían de a poco en su boca, como si estuviera conversando con un amigo de toda la vida —Me siento frío.

—¿No sueles tener alguien que te apoye... s-sentimentalmente?— habló con algo de curiosidad, aunque debido a su tartamudeo era obvio que no estaba acostumbrado a esas conversaciones.

—Las personas que quiero me alejan, ¿qué hago... mal?— volvió a jadear, un poco hastiado y hasta como si fuera un lloriqueo.

—No... no sé cómo ayudarte en eso...— acarició su espalda con suavidad. —, pero, si necesitas algo de respaldo aquí estoy... No sé si tengo los mejores consejos que darte, y que quizás no llevamos tanto tiempo de conocernos, y...