XXXII. ¿Deborah? ¿Gertrud?

815 87 0
                                    

•Audrey & Luke•

—Entonces, el día en que nos conocimos, ¿Tú estabas con Reece y Calum mientras ellos practicaban?

—Exacto, y justo al lado contrario de las rampas esta el deportivo.

—Mierda. —murmuró.

—¿Pasa algo?

—Creo que ahora debo agradecerle a Reece. —sonrió.

—¿Ah si? ¿Por qué?

—Por haber contribuido indirectamente a que nos conocieramos. —el chico le sonrió y le besó la mejilla.

—Eso fue tan cursi en toda la extensión de la palabra. —carcajeó.

(...)

—¡Reece Deborah Brisebois! ¿Acaso no sabes diferenciar la derecha de la izquierda? —exclamó Calum tomando con las manos mechones de su cabello.

—¿Deborah? —preguntó Audrey acercándose a las gradas con Luke burlandose detrás de ella.

—Si, bueno, Deborah es el segundo nombre que yo tengo para cuando me enoje con alguno de ustedes. —explicó levantando el balón que Reece había empujado a sus pies.

Deborah. —Audrey hizó muecas al pronunciar el nombre.

—¡Hey! No uses mi nombre para enojos como si fuera un juego. —le regañó apuntándola con un dedo.

—¿Por qué Deborah? Deborah es nombre de niña.

—Audrey Deborah Brisebois! Deja de juzgar mi Deborah.

—¡Hey! No le digas Deborah. —defendió Luke.

—No me digas que hacer, Luke Deborah Hemmings.

—Pero mi segundo nombre es Robert.

—Bien. —rodó los ojos. —No me digas que hacer Luke Robert Deborah Hemmings. —Luke frunció el ceño.

—Qué horror. —susurró Luke con una mueca.

—Tu nombre para enojos es Deborah. —dijo Audrey y Calum asintió. —Eso quiere decir que nosotros tres, somo libres de elegir un nombre para enojos para ti.

—No, ustedes no pueden, yo si.

—No, no lo creo. Reece, dime un nombre para enojos. —el niño corrió hacia las gradas.

—¿Gertrud? —Luke soltó una carcajada.

—¿Gertrud? Bien. Calum Thomas Gertrud Hood, exijo que dejes de usar el Deborah. exclamó Audrey en tono pomposo mientras que Luke y Reece se sonrojaban por reír.

—No uses los nombres para enojos en mi contra, Brisebois.

—No uses los ridículos nombres para enojos con nosotros, Hood. —Calum sonrió ligeramente.

—Esto es ridículo.

—¡Tú lo comenzaste!

—Vale, paro de decirlo, sólo si me das mi chocolate.

—De acuerdo. sacó un pequeño bote de helado de las bolsas plásticas. —Atrapalo. —lo aventó y el moreno lo atrapó con ambas manos.

—¿No pudiste comprarme una cucharita?

—¡Mierda. Todo quieres, Gertrud! ¡Conformate!

—Jodete.

AriZona (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora