AriZona (Luke Hemmings)

XLIX. Reasons.

Narrador universal.

Después de aquella despedida en el aeropuerto, Audrey había tomado una decisión que no sólo iba a afectar vida. Una vez dentro del avión, la rubia recargó su cabeza sobre el hombro de Calum y se limitó a mirar a la nada mientras esperaba las instrucciones de las azafatas para cuando fuera momento de volar.

-¿Está todo bien? -Calum se atrevió a preguntar temiendo cualquier respuesta.

-A partir de este momento Luke nunca existió, no lo conocemos, es una persona más en el mundo, no en nuestra vida. Nada de responder sus mensajes, llamadas, nada. ¿Entendiste? -Calum sólo abrió la boca por la sorpresa pero no permitió nada salir de ella, sólo se limitó a asentir pensando en las posibles e interminables razones que Audrey tenía para haber dicho aquello.

Y así como Audrey lo había mandado, fue cumplido.
Y no fue por un posible engaño por parte de la chica, no fue por otra cosa más que por amor, Audrey amaba tanto a Luke que pensó en no permitirse a sí misma en deternerlo; conocía muy bien a Luke, tanto que sabía que él no la dejaría ir, que a pesar de la distancia intentaría seguir teniéndola entre sus manos, por eso ella decidió dejarlo ir a él.

A lo largo de las poco más de 20 horas que duraba el vuelo, la cabeza de Audrey molestaba con la decisión que había tomado, era bastante cruel, pero hasta cierto punto necesario, no sabía a quien de los dos le iba a costar más trabajo, si a ella o a Luke, de todas maneras, se era válido sufrir por quien amas.

-

Después de haber llegado a casa de la abuela y de haber recibido sus respectivas habitaciones, los chicos habían comenzado a desempacar lo poco que llevaban consigo, como la abuela Brisebois sólo tenía dos habitaciones disponibles, Audrey y Calum habían quedado en una y Reece y Thereza en la restante. Cuando llegó la hora de descansar, fue el momento en el que la mente y el cuerpo de Audrey no pudieron contenerse más. En su lado de la cama individual que tenía el cuarto que ella y Calum compartían, comenzó a llorar, a sentirse aún más triste de lo que ya hacía, fue justo en ese momento en que su teléfono comenzó a vibrar por debajo de su almohada, logrando que Calum se despertara pero sin hacerlo notar, el moreno escuchó a su hermana gruñir mientras desactivaba el sonido del celular, estaba dejando que la llamada se fuera sola al buzón de voz, ni si quiera se sentía con el valor de desviarle la llamada. Después de esto, el cuerpo de Audrey siguió agitándose levemente, mientras pegaba toda la cara el la almohada para limpiar sus lágrimas. Calum no sabía realmente qué hacer, su relación con Audrey no siempre fue sensible, lo único que se le ocurrió fue voltearse hasta que su rostro quedó mirando a la espalda de su hermana, notó como su gesto provocó que Audrey intentara ahogar su llanto, el moreno mordió un poco su labio y estiró su brazo hasta casi abrazar a su hermana.

-Tranquila, estoy aquí. Contigo. -susurró cerca del oído de Audrey y después le dejó un tierno beso en la nuca, con esto, Audrey no hizo más que continuar llorando, ya con un poco más de libertad.

Calum se quedó dormido después de poco, pero aún así, no retiró el brazo del cuerpo de su hermana. Entonces por haber dormido antes, se levantó antes que ella. Después, cuando Audrey despertó, miró a todos lados y por un corto momento sintió una terrible presión en su pecho, un nudo enorme se formó en su garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas, justo como la noche anterior. Intentó tomar un poco de aire y de a poco su malestar disminuyó. Ya un poco más tranquila buscó con la mirada su maleta, se levantó y sacó de ella unas prendas, una vez que tenía ropa limpia puesta, tomó el bolso de mano que tuvo consigo durante todo el vuelo y con sus manos comenzó a hurgar dentro, luego volvió a hacerlo pero esta vez con un poco de desesperación, suspiró, rodó los ojos y volvió a buscar. Frunció el gesto, cerró con fuerza el bolso y salió del cuarto dando fuertes pistones mientras bajaba las escaleras, una vez en la planta baja caminó hacia la cocina.