XXIV. Titanic

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•Luke & Audrey•

De nuevo en el auto, los chicos no decían nada, sólo miraban al frente como si algo increíble pasara frente de ellos.

—Mientras esperaba a que estuvieras lista, hablé con Reece. —avisó rompiendo aquel silencio.

—¿Ah si? ¿Y que pasó?

—Preguntó que si cuando tú y yo fueramos novios, podíamos ir a verle jugar un partido de fútbol. —respondió girando la llave del auto para que éste encendiera.

—¿Novios? —preguntó con una pequeña sonrisa adornando sus labios.

—Lo mismo pensé yo, también dijo que me había comenzado a presumir con sus amigos de equipo.

—Eso yo ya lo sabía, realmente le agradas.

—Me pidió que te cuidara y te llevara a casa antes de las nueve treinta. —Audrey rodó los ojos sonriendo. —Le dije que probablemente estarías en casa mucho antes de esa hora y luego me regaño. —avisó y arrancó el auto.

—¿Te regañó?

—Si, dijo que qué clase de Romeo era y que tuviera imaginación.

—Torpe Reece. —meneó la cabeza.

—¿Por qué? Me ha dado una buena idea.

—¿Ah si? ¿Cuál?

—¿Has visto Titanic?

—Por supuesto, ¿Quien no?

—Bueno, yo no la he visto, ¿Te molestaría volver a verla conmigo?

—Por supuesto que no me molestaría.

(...)

Puesto que sería muy tonto regresar a casa de Luke después de haberse despedido, decidieron ver Titanic en la casa de Audrey, a penas eran las siete de la noche, Reece saltaría de emoción al ver que su orden fue tomada en cuenta.

Al llegar a la casa de Audrey, Thereza no estaba pues había ido a su trabajo a un llamado de su jefe y Calum y Reece estaban sentados en la sala viendo Steven Universe.

—Calum, ¿Dónde esta la caja de Titanic?

—Creo que esta en le estante debajo de la televisión, ¿Por qué?

—Porque planeo tomar el número de Leonardo Di Caprio que viene en los créditos.

—Pudrete.

Audrey se inclinó al estante debajo del televisor y busco entre varias cajas de DVD's hasta encontrar la que buscaba.

La idea que Audrey y Luke se traían entre manos era algo no tan tradicional. Se trataba de ver la película en el patio trasero de la casa, Audrey había avisado que tenía un proyector y una lona blanca en el sótano y que podrían uilizarlas.

Ahora Luke se encontraba conectando varios cables para que el proyector pudiera encender, Audrey estaba en la cocina preparando palomitas con mantequilla y sal. Calum, había ido con Reece a comprar refresco.

—Ya he terminado de conectar el proyector. —avisó el rubio entrando en la cocina y sacudiendo sus pantalones.

—¿Has colocado la lona?

—No, ¿Tenía que? —ella sonrió.

—No, ya te ayudo.

Salió de la cocina seguida de Luke.

Cuando terminaron de montar su mini teatro, Audrey regresó a la cocina por las palomitas, mientras que Luke empezaba la película y cuando los chicos ya habían comenzado a ver la película, Calum y Reece llegaron con las bebidas.

—¿No quieren quedarse a ver la película con nosotros?

—Si, claro. —respondió Calum recibiendo después un codazo en el estómago por parte de Reece.

—Pero tú estas viendo Steven Universe conmigo. —explicó el menor.

—Pero podemos venir a ver Titanic, ya hemos comprado nuestras botanas.

—Pues esas botanas podemos comerlas viendo Steven.

—Pero...

—¡Calum! ¿Acaso no me explico bien? Quiero que Luke se de prisa con Audrey y si estamos aquí de chismosos no lo hará, vamonos. —Audrey y Luke rieron tratando de hacerlo en silencio.

—Oh.

—Vamonos. —el niño tiró de la playera de Calum hasta lograr entrar con el por la puerta al patio.

(...)

—¿Sabes? Rose es una perra. —habló Luke doblando la lona.

—¿Ah si? ¿Por qué?

—Es muy obvio. Primero, se desnudó frente de Jack a la primera.

—Él la dibujó.

—Aún así. Luego, cuando estaban a la deriva no dejó a Jack subirse a la puta tabla.

—No cabían.

—¿Qué no? Audrey, una persona inteligente se hubiese acomodado de una cierta manera y podido haber equilibrado el peso y haber evitado ahogarse.

—Es el drama, Luke.

—Nada, aparte, usó el apellido de Jack, sólo folló con él una vez, eso no significa que hayan establecido algo serio, ¿Y si Jack sólo la quería para follar?

—¿Alguna otra queja?

—¡Oh claro que si! ¿Cómo mierda se le ocurre arrojar esa joya al mar? La vejez le afecto. Ahora entiendo porque nunca me intereso verla.

—Quejoso.

—Es la verdad.

AriZona (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora