AriZona (Luke Hemmings)

XLIV. Return To Brisbane

•Audrey & Luke•

Se sentía tan pequeña entre sus brazos. Audrey abrazaba a Luke por el abdomen y el de manera protectora rodeándola desde los hombros a la espalda. Él mantenía sus labios pegados a la frente de ella.

De poco en poco, Audrey abrió sus ojos hasta que estos estuvieron completamente abiertos para darse cuenta de que la luz de fuera aún seguía ausente. Afortunadamente sólo durmieron muy poco, aún tenían tiempo de llegar con horas de ventaja a Brisbane. Ella se levantó lentamente y con cuidado de no despertar a Luke, una vez que logró esto, se levantó a tientas y caminó hasta el baño; una vez dentro, abrió las llaves de la regadera y sin importarle mucho la temperatura del agua entró en la ducha, recibiendo al principio chorros de agua helada cayéndole en la espalda, estos de poco fueron elevando su temperatura hasta que el valor comenzó a llenar el cuarto de baño

El pequeño frasco de shampoo que los hoteles regalan a sus huéspedes se había terminado, así que tomó el pequeño jabón en barra hasta lograr tener bastante espuma entre sus manos, con ella y el jabón comenzó a frotar su cuerpo y su cabello.
Al hacerlo su cuerpo lentamente se fue doblegando, el pecho le dolía, con el agua aun golpeándole la espalda quedó de rodillas en las lozas mojadas y comenzó a llorar, había demasiadas cosas en su mente,  había dolor, resignación, ausencia y temor. Sollozaba lo más bajito que podía, abrazó sus piernas y se lamentó mientras el agua silenciaba su dolor.

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Estaba sentada a la orilla de su cama restregando su completamente rubio cabello con una toalla del hotel, mientras tanto Luke estaba guardando las pocas pertenencias que llevaron consigo al salir de Brisbane. No habían intercambiado ni una sola palabra desde que Luke descubrió a Audrey salir con los ojos levemente hinchados y rojizos.

 —Todo está listo, honey. Si nos vamos ahora llegaremos justo una hora antes de la madrugada, antes de que tomes tu vuelo. —Audrey asintió sin darle mucho crédito a Luke. Justo ahora que se estaba dando cuenta de la realidad que la rodeaba. En unas cuantas horas no volvería a ver a Luke, ya no estaría a su lado para abrazarla y darle el calor tan acogedor que tanto adoraba, ya no la besaría con dulzura en la frente, ya no estaría con el romántico empedernido que la enamoró. Sus pensamientos eran casi tan letales como cualquier dosis de veneno que se le administrara a su cuerpo, aunque en este tipo de situaciones anhelaba mas una dosis letal antes que tener que partir. Hasta cierto punto detestaba que Luke la haya conquistado tan ambiguamente que nadie nunca se podría haber resistido a un ser tan encantador, sin embargo, lo adoraba con todo su ser y dudaba en si realmente iba a poder continuar su vida lejos de ese rubio.

Audrey colgó la toalla algo empapada que estaba utilizando sobre el filo de la puerta del baño. Estaba lista, al menos físicamente.

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Aunque no lo hubiese querido todo el camino de regreso se la pasó dormitando o en su defecto, en silencio. Ambos chicos no se encontraban con el animo necesario para sonreír y charlar como a penas unos días antes. ¡Vaya mierda! A nada de alejarse y actuaban como unos completos desconocidos. Sólo había algo que ambos podían agradecer, que el tiempo estaba pasando casi tan lento como cuando niños esperan a que pare la lluvia para poder salir a mojarse y salpicarse en los charcos que quedan. Luke era tan bueno conduciendo que solo sostenía con una mano el volante, mientras que con la otra sostenía la palanca de velocidades; Audrey aprovechó esto y estiró lentamente su mano hasta que sus fríos dedos tocaron los tibios de Luke, el rubio sonrió ante el gesto, entrelazó sus dedos con los de ella y llevó la mano de Audrey hasta sus labios y dejó un delicado beso en sus nudillos, aunque el gesto de Luke fue sumamente fino, Audrey no pudo evitar que una lágrima brotara de sus ojos, rápidamente intentó ocultar la reacción, pero por supuesto Luke la notó antes que ella.