XLV. Almost So Far (Part I)

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•Audrey•

Por la prisa del momento, Audrey había olvidado llevar sus llaves consigo, por ende no tenía alternativa mas que tocar la puerta. Con sus huesudos nudillos tocó débilmente la puerta, se acercó un poco y escuchó un poco de ruido adentro, después, un chasquido que le anunció que la puerta había sido abierta.

—¿Quien demonios podrí... Audrey. —el moreno se quedó sin habla cuando vio a su hermana de pie pasando el arco de la puerta.

—Hola... —sonrió a medias mientras levantaba despacio su mano y movía un poco sus delgados dedos.

—Oh ven aquí, pequeña estúpida. —Calum se acercó a ella con los brazos extendidos y la rodeó en un cálido abrazo fraternal. Calum estaba sudado y desnudo de la cadera hacia arriba, sin embargo, su cabello alborotado olía a la colonia que siempre se ponía por las mañanas, por única vez en su vida, Audrey disfrutó en demasía ese abrazo. Sin dudarlo ni un sólo segundo se dejó llevar y estiró sus brazos hasta lograr rodear el torso de su hermano. —De verdad que te extrañé demasiado. —Calum sorbió por la nariz aun cuando estaba abrazando a Audrey. Ella pudo notar que su hermano había soltado unas pequeñas lágrimas al abrazarla y realmente si la había extrañado.

—Yo a ti también. —musitó y aumentó un poco mas la fuerza con la que estaba estrujando al chico.

—Pues ya en esto, si tú llegas a mencionar que te di demasiado amor, considerame tu ex hermano.—advirtió echándose para atrás y tomando a la rubia por los hombros.

—¿Quién es Calum? —Thereza preguntó acercándose a la puerta con un trapo sucio entre sus manos. —Hija... —sin dudarlo abrazó con cariño a la chica. —Por Dios,  Audrey. ¿Estás consciente de la preocupación  que nos dejaste? —preguntó mientras se alejaba de su hija y le daba un pequeño tirón de cabello.

—Yo... Lo siento. Es que... —Thereza cerró los ojos y le colocó un dedo sobre los labios.

—Calum me explicó porqué te fuiste y está bien, te entiendo, después de todo lo que pasó me agrada la idea de que hayas querido tanto a ese chico. Ahora entra,  ayúdanos a terminar de empacar las cosas en cajas. —la mujer entró y Calum le hizo un gesto con la cabeza invitándola a pasar,  una vez que lo hizo el moreno cerró la puerta.

—Lo tuyo ya está terminado de empacar. —avisó el moreno. —Como no sabíamos si ibas a llegar a tiempo o a nada de partir, por precaución empacamos todas tus cosas, casi todo en cajas, pero guardé algo de ropa y zapatos en unas maletas, para tener qué usar en el tiempo que nuestras cosas tarden en llegar a Carolina. —Calum le pasó una mano por la espalda y la frotó de manera reconfortante.—Aunque, podrías ayudarnos a terminar de empacar los múltiples juguetes que Reece tiene regados por todos lados.—su hermano posicionó sus manos hechas puños a la altura de su cadera.—Ya casi terminamos.

—Y supongo que ya terminaron de empacar todos los que tiene en el sótano, ¿O no? —Audrey se inclinó para recoger algunos muñecos de acción que estaban tirados por el piso.

—¿Ah? —Calum la miró con los ojos bien abiertos. —¿Aún hay mas mierdas en el sótano?—Calum exclamó mientras miraba todas las variadas cajas que exclusivamente contenían los juguetes del menor de los hermanos.

—¿Qué? Reece siempre juega en el sótano, le lama su bunker .

—Santa mierda.—murmuró.—Mamá, ¿Sabías que Reece tiene aun mas juguetes en el sótano?

Thereza hizo una cara épica, con una mezcla de asombro, incredulidad y disgusto. Claramente la noche había sido demasiado larga, a pesar de esto, estuvo llena de memorias de buenos y malos recuerdos. Audrey afortunadamente no llegó tarde para la sesión de lágrimas y risas, a pesar de que todos estaban sumamente agotados, tanto por un viaje de mas de diez horas y otros por empacar durante todo el día las cosas que tenían en toda la casa.

—Necesito que abran esta caja y me digan qué es lo que tiene, para decidir si lo conservamos o lo ponemos en la pila de basura.—Audrey recibió la caja de cartón que Thereza les había traído mientras ella regresaba al sótano para continuar buscando y revisando cosas.

—Veamos lo que tenemos aquí.—la rubia canturreó mientras abría la caja y una fina capa de polvo salía expulsada de las tapas. —Calum, mira.—habló entre un ataque de tos provocado por el polvo disparado directamente a su cara.

—¿El qué? —Calum preguntó desplazándose del lado del sofá en el que estaba al lado de Audrey.

Audrey le pasó un álbum rectangular forrado con terciopelo azul marino y unas líneas de dos tamaños distintos de listón azul cielo. El muchacho abrió y sus pupilas se dilataron al ver lo que estaba dentro.

—No tenía ni la menor idea de que nos hayamos quedado con esto.—Calum musitó para después sonreír de lado. El álbum contenía fotos de cuando era muy pequeño, siguió avanzando y en la mayoría de las fotos aparecía su mamá y en una que otra su padre, había unas de cuando Calum entrenaba fútbol, hasta había unas en las que Audrey aparecía tomando la mano del chico.—Wow.—murmuró.

—¿Recuerdas cuando de niños nos odiábamos?—preguntó la chica sonriendo y recargando su cabeza en el hombro de su hermano.

—¡Oh Dios, si!—Calum sonrió.—Aún recuerdo que en esa foto Thereza les había dicho a mis papás que te estaba organizando una fiesta de cumpleaños, ¿Cuántos cumplías? ¿Seis?—Audrey asintió sonriendo.—Entonces yo no quería venir pero mamá me obligó y todo estaba saliendo de lo mejor mientras yo comía dulces y te evadía, hasta que nos hicieron tomarnos una foto juntos y mas a parte, tomarnos de las manos.—soltó una pequeña carcajada. Audrey le abrazó el brazo. y le dejó un pequeño beso en el hombro. De pronto, Calum se quedó estático mirando hacia la foto.—Meses después ellos fallecieron.—musitó bajando la cabeza. Y por un corto momento Audrey pensó que había sido un completo error haberle mostrado esas fotos que le traían malos recuerdos. Se sintió culpable. Después Calum dio vuelta a la página.

En las fotos siguientes había un pequeño Calum cargando a un bebé que al parecer estaba durmiendo.

—¿Y este bebé quien demonios es? ¡Oh Dios! ¡ES REECE!—exclamó con felicidad como si el recuerdo abrumador que le proporcionó la foto anterior nunca hubiera existido.—Ya estaba con ustedes entonces.—sonrió.

Y así se la pasaron a lo largo de cuarenta y cinco minutos, en los siguientes álbumes se encontraban fotos de Audrey cuando pequeña, en otro las fotos de Reece y obviamente ese álbum estaba incompleto ya que Reece actualmente aun era pequeño. Claramente decidieron acomodar en una caja mas grande el contenido de la caja que Thereza les había entregado al principio.

Como era de esperarse, no durmieron en toda la noche. A parte de los juguetes de Reece que sacaron del sótano, también encontraron diversas cajas con fotos de graduación de los grados mas bajos de la escuela, en otras variados adornos de fiestas que Thereza tendía a reciclar para las fiestas de Reece, también se llevaron la sorpresa de que Thereza aun conservaba, tal vez inconscientemente, los disfraces que Audrey, Calum y Reece llegaron a utilizar en los bailables de la escuela, como un diminuto atuendo de flor que Audrey usó en el día de la primavera, también un traje de demonio que Calum utilizaba en las representaciones católicas antes de las celebraciones de Navidad. Ambos adolescentes comenzaron a reírse por recordar los ridículos que hicieron en algunas ocasiones al bailar con ciertos trajes incómodos.

Alrededor de las 5 de la mañana, habían terminado de empacar las cosas que podían empacarse y en el caso de los muebles, los habían cubierto con sábanas blancas. Reece al ser el mas pequeño de la familia obtuvo el beneficio de ayudar poco e irse a dormir temprano, Thereza en el momento en el que se dio por vencida con todo el trabajo subió a dormir, pero no sin antes haber saqueado todo lo que estaba en el sótano, logrando así el triunfo de haber dejado completamente limpio y vacío este cuarto. Pero por otro lado, Calum y Audrey se quedaron dormidos uno sobre otro en el sofá, se podría decir que el trabajo mas pesado fue de ese par, tanto que terminaron con el cabello grasoso por el sudor de ir y venir, subir y bajar, cargar y descargar, Audrey tenía varias manchas de polvo en las mejillas mientras que Calum tenía los dedos negros a causa del polvo que había por todos lados.

AriZona (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora