IV. Rain

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•Audrey & Luke•

—¿Me compras un refresco? —preguntó el niño jalando la manga del suéter de su hermana.

—Vale, tomalo, iré a comprar pan. —le sonrió y el niño se alejó corriendo en dirección a los refrigeradores. Se dió la vuelta y su teléfono comenzó a vibrar, lo sacó notando la llegada de un mensaje, cuando lo iba a abrir su cuerpo choco con el de otra persona. —¡Oh! Lo lamento demasiado. —levantó deprisa la mirada y se encontró con una par de ojos más azules que los propios clavados en ella.

—No te preocupes. —respondió el rubio.

—¡Audrey! ¡Te traje tu AriZona favorito! —gritó su hermano tomando la mano de la chica.

—Reece... ¿Te gustarían unos sándwiches de mermelada? —el niño asintió emocionado. —Ve a buscarlo y ya te alcanzo. —y el niño se volvió a alejar corriendo.

—¿Así que tu favorito es el AriZona de ponche de frutas?

—No hubiese discutido contigo si no lo fuese.

—Creí que sería muy raro que te volviese a encontrar. —admitió.

—Creímos igual. Debo irme a buscar a mi hermano, fue un gusto volver a encontrarme contigo, Luke.

—Igual y sabes... Creo que yo también quiero un sándwich de mermelada. Vamos a buscarla. —sonrió.

Ambos caminaron al pasillo en el que Reece se encontraba debatiendo entre mermelada de fresa o de piña.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella observando atentamente a su hermano.

—Mis hermanos me mandaron a comprar refrescos.

—¿Y donde están los refrescos? —preguntó notando que Luke no llevaba nada en sus manos.

—No dije que ya los hubiese tomado. —se encogió de hombros y sonrió de lado.

—¿Estabas molesto el otro día? —preguntó sin dejar de mirar a Reece.

—¿Por qué?

—Bueno, cuando tomamos el AriZona pareciera que eras la persona más desdichada del mundo.

—No te mentiré, realmente lo estaba. No me gusta patinar y Ashton y Michael me obligaron a ir con ellos.

—¿Y por qué aceptaste ir?

—Me molestarían todo el tiempo si no lo hacía.

—¿Y lo haces bien?

—¿El qué? ¿Patinar? Supuestamente.

—¡Audrey! ¿Podemos llevar crema de avellanas?

—Vale. Pero no le digas a Calum, será solo para nosotros, ¿Bien? —el niño asintió y cogió un frasco de la crema.

—¿Michael te llamó?

—Si, hace unas dos horas más o menos... Ya nos vamos, Luke. Espero y no te vuelvan a obligar a ir donde no quieres. —sonrió suavemente. —Nos vemos. —se despidió del rubio y caminó hasta su hermano en dirección a las cajas.

—¿Te llevo a tu casa? —pregunto trotando un poco hasta estar a lado de la chica.

—Te agradezco pero no vivimos lejos.

—Audrey. —el hermano de la chica la codeó levemente. —Está lloviendo ya. —inmediatamente ella giró la cabeza a la puerta de la tienda y el granizo golpeaba desenfrenadamente el cristal de ésta.

—Mierda. —susurró.

—¿Entonces? —preguntó Luke a su espalda.

—Vale. Gracias, Luke.

—Por nada. —sonrió. —Sólo voy por los refrescos.

(...)

—Das la vuelta a la derecha en dos calles más.

—¿En qué escuela estudias?

—Estudio en línea. No me gusta la escuela, además, no me permitirían asistir con el cabello pintado así.

—A Michael lo dejan.

—Aún así, no me agrada levantarme temprano para asistir. Detente tres casas mas adelante. —él asintió mientras detenía su auto frente a una casa de color café claro. —Gracias por traernos, Luke. —en ese momento Reece salió disparado del auto hacia la entrada de su casa.

—De nada. Hasta luego, Audrey.

—Adiós, Luke. —susurró y salió del auto.

AriZona (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora