Relato cinco

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Ya ha pasado demasiado tiempo desde mi último relato; aproximadamente 6 meses. En este relato, contaré sobre algo que en mi opinión ha sido uno de los errores más grandes que he tenido en toda esta historia. A pesar de que estaba muy decidida a dejar esa relación atrás, él fue demasiado insistente. Ya no podía ni salir a la calle porque siempre veía que intentaba acercarse a mí. Durante un mes le tuve que pedir a mi amiga que me acompañara a mi trabajo o por lo menos hasta que me subiera a mi transporte, ya que en ese mes tuve que utilizar un taxi para que no me siguiera tan fácil. En las siguientes dos semanas, intentó acercarse más a mí, pero a mí suerte, un compañero del trabajo me hacía el favor de acompañarme hasta que llegará mi taxi, pero esa suerte no iba a durar para siempre, porque un día que estaba por llegar a mi departamento, él rápidamente se acercó a mí. Aunque intenté huir, no pude porque simplemente no me dejó escapar. Al ver que no tenía posibilidades, le dije que me dejara de acosar o lo denunciaría. Él en un acto de desesperación, me suplicó una segunda oportunidad. Yo en ese momento no pensaba darle esa segunda oportunidad que pedía, así que en cuanto tuve oportunidad, me retiré de ahí y me subí rápido a mi departamento donde ya estaba mi amiga a la que le conté lo que acababa de pasar. 10 minutos después, empezó a sonar el timbre en repetidas ocasiones y como sabía que era el, le dije por el audio que se fuera de ahí o llamaría a la policía y él solo me respondió que estaba bien. Pasaron las horas y cuando me disponía a dormir, escuché muchísimo ruido en la calle e intenté no prestarle mucha atención para dormir bien, pero por más que quise, ese ruido no me dejaba dormir; así que me asomé por la ventana para ver quien hacía ese ruido y para mí sorpresa era Felipe que me había traído serenata. En ese momento me sentí demasiado nerviosa e indecisa sobre si bajar o no. Un par de minutos más tarde, decidí que si bajaría para decirle que me dejara en paz; sin embargo estando abajo, él se acercó a mí con un ramo de rosas y me empezó a cantar casi en mi cara. Yo aún en mi plan le decía que me dejara en paz, pero él seguía insistiendo hasta el punto de que solo para que me dejara de acosar, le di esa oportunidad que pedía. Cuando le dije que si le daba esa segunda oportunidad, me abrazó muy fuerte y después me besó. Como ya éramos novios de nuevo, le pasé mi número de celular para que nos contactáramos más seguido. Al regresar al departamento, mi amiga salió de su cuarto, me preguntó sobre lo que estaba pasando y yo le terminé contando todo. Hasta sobre que le di una segunda oportunidad a Felipe. Mi amiga solo suspiró y movió su cabeza en forma de negación para después meterse a su cuarto. Pasaron los meses y él tuvo un cambio muy impresionante, ya no era celoso, ya no me revisaba nada de mi celular o redes sociales, dejaba que mis compañeros de trabajo me acompañaran a tomar el transporte. Esas actitudes tan radicales, hicieron que le tuviera más confianza y poco a poco me fui enamorando perdidamente de él. Incluso acepté tener sexo con él. Puede que les parezca raro, pero en todo este tiempo nunca habíamos tenido sexo, porque no me sentía a gusto con él por sus actitudes. En fin, él se fue metiendo en mi corazón poco a poco. Hasta aquí dejaré este quinto relato.

El monstruo del que me enamoré ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora