Relato siete

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El día de hoy, se cumple un año exacto desde mi primer relato. En esta ocasión, les hablaré sobre todo el sufrimiento que tuve que aguantar durante 3 meses enteros. Después de que se atrevió a darme la cachetada contada en el relato anterior, él fue cambiando de nuevo en su actitud. Ahora el hombre cariñoso y comprensivo del que me había enamorado, se transformó en el hombre al que yo le tuve mucho miedo y quise borrar de mi vida para siempre, pero en esta ocasión no podía solamente romper con él, ya que al ser hijo de uno de las personas más influyentes de la ciudad y sus alrededores, me dejarían en la ruina si yo le pedía el divorcio así nada más. En fin, en esos 3 meses de su cambio de actitud, por cualquier motivo de enojo, me alzaba demasiado su tono de voz y amenazaba con soltarme una cachetada, pero cuando me hartaba su actitud, si le reclamaba; aunque cada que hacía eso, me soltaba una cachetada. Cabe resaltar que eso fue solo al principio, porque después con tan solo reclamarle o contradecirlo en un tono fuerte, me daba una cachetada para que me calmara y que yo le diera la razón. Esto obviamente no les agradó nada a mis amistades o familiares y cada que me veían la mejilla inflamada, me decían cosas como que lo dejara y que yo no tenía por qué soportar sus actitudes y reacciones agresivas. Intenté hacer que cambiará su actitud y le di demasiadas oportunidades, hasta me llegué a pelear con los demás por defenderlo y decirles que él iba a cambiar, pero seguía con su estúpida actitud. Hasta me obligó a dejar mi trabajo para que no tuviera contacto con ningún hombre de mi círculo social y también para que dependiera de él en casi todos los aspectos. Eso con el paso del tiempo me fue hartando, así que un día me armé de valor y lo amenacé con divorciarnos si no cambiaba de nuevo esa actitud. Cuando le dije eso, se calmó por unos días, pero el creyó que se me había pasado el enojo y volvió hacer lo mismo, así que me puse a pensar en todo el apoyo que tenía de mi familia y de mis amistades. En cuanto volvió hacer las mismas acciones, literalmente le dije que ya no quería seguir con él por su actitud y que por eso quería el divorcio lo antes posible. Al escuchar eso, me suplicó y hasta se puso de rodillas para que no me fuera de la casa y no firmara los papeles del divorcio, pero en ese momento tenía la decisión tomada y no la iba a cambiar pasará lo que pasará. Hice mis maletas y me regresé al departamento de mi amiga para volver a vivir con ella y retomar la amistad que Felipe nos había quitado. Pasaron un par de meses cuando me decidí ir con un abogado para que arreglara el divorcio y ya sacar a Felipe de mi vida para siempre. Pero todo eso se iba a venir abajo cuando los abogados por parte de su familia, me amenazaron con quitarme todo lo que me había ganado con mi esfuerzo si no volvía de buena manera con Felipe y aunque yo no quería, tuve que aceptar volver con él; aunque estuviera emocionalmente mal con todo lo que pasaba, porque en todo este proceso, él apartó de mi vida a Melanie. Cuando volví a la casa de Felipe, mi vida se volvió un verdadero infierno, casi no veía a mi familia, me sentía triste; no podía expresarme con libertad, los golpes eran cada vez más intensos. Antes solo me inflamaba la mejilla, pero me empezó a sacar sangre y en un par de ocasiones me tiró algunos dientes por la fuerza con la que daba las cachetadas. No sé si eso lo hacía por diversión, por hacer valer su supuesta masculinidad o simplemente por pura maldad, pero tanto fue mi sometimiento, que ya ni siquiera sabía si tenía ganas de vivir. Todos los días fueron un infierno después de ese suceso, pero mejor seguiré está historia de sufrimiento en otro relato.

El monstruo del que me enamoré ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora