Cuando terminó de leer el séptimo relato, solo regresó la hoja al cofre y lo cerró con indignación por lo que leía. Luego de cerrar el cofre, se levantó de su cama y lo dejó sobre un sillón individual que se encontraba enfrente de su televisión para después volverse acostar. Al día siguiente, se preparó para irse a su trabajo y enseguida de dirigió a él. Estando en la oficina de policías, se dio cuenta que aún estaban los reporteros que en cuanto intentaba cruzar la entrada, le hacían infinidad de preguntas, pero para no comprometerse, decidió no responder y pasar sin mirar a nadie. Cuando logró entrar por completo a la oficina de policías, su amigo Josué lo interceptó y le dijo mostrándole unos papeles.
-Mira Julio, esto lo mandó el área forense.
-¿Qué son estos papeles? -preguntó confuso.
-Son los resultados de las pruebas de compatibilidad y ahí dice que el cuchillo encontrado en la escena del crimen, contiene la huellas dactilares de Felipe -explicó mostrándole más a detalle.
-Mejor vamos a mi oficina -dijo Julio para no filtrar información.
Los dos se dirigieron a esa oficina y un par de minutos después, los alcanzó Jimena. Cuando los tres estaban sentados, empezaron a analizar los papales y a ver todos los estudios que se realizaron de la escena del crimen. En una hoja venía lo del cuchillo, en otra se encontraba lo de una muestra de tela encontrada y que pertenecía a la ropa utilizada por María al momento del suceso y en la última prueba, se encontraba el análisis de unos cuantos cabellos encontrados en el mismo lugar. Cada quien revisó una hoja y confirmaron sus sospechas, el cuchillo tenía las huellas de Felipe y el pedazo de tela igual; en cuanto a los cabellos, estos pertenecían a María.
-Con esto ya podremos emitir una orden de aprehensión -mencionó Julio con seguridad.
-Solo faltaría ubicarlo o dar con alguna localización aproximada -comentó Jimena.
-Es cierto, pero eso lo sabremos con la matrícula que sacamos ayer de las grabaciones. Solo dejen descargar esa grabación de mi correo para hacer una copia de seguridad -indicó Julio prendiendo su computadora.
Cuando la prendió, hizo todo el procedimiento para meterse a su correo y descargar esa grabación. Al ya tenerla en su computadora, la empezó a reproducir para comprobar que no estuviera dañada y cuando la estaba viendo de nuevo, se percató que en el auto donde había escapado Felipe, también estaba otra persona del género masculino. Esto se le hizo muy extraño a Julio y les dijo sorprendido a sus amigos:
-Miren, ¿ustedes se habían percatado de esta persona en el vídeo?
Julio volteó el monitor y les mostró a esa persona.
-Es increíble que en aquella ocasión no hayamos visto a esa persona. ¿Quién será? -preguntó Jimena recogiéndose su cabello rojizo.
-Esa pregunta solo la puede responder Melanie, ya que ella es la que conoce más ese entorno social - indagó Julio pensativo.
-Así es, pero primero debemos de investigar lo de la matrícula de ese auto -comentó Josué.
-Pero aún no llega Esteban, solo él tiene autorización de rastrear matrículas -señaló Julio un poco intranquilo.
-¿Entonces qué hacemos ahora? -cuestionó Jimena mirando a su amigo.
-Ahorita cada quien se irá a su oficina para que siga con otras investigaciones y en una hora nos vemos de nuevo aquí para ir con el cerebrito de Esteban - ordenó Julio impaciente.
Los dos amigos se fueron a sus oficinas y como lo había planeado Julio, regresaron una hora más tarde y en cuanto lo hicieron, él se levantó de su silla para ir rápido con Esteban. Jimena y Josué solo lo siguieron sin decir nada. Estando en el área de rastreo, Esteban se acercó a ellos y les preguntó con educación, pero demasiado serio:
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El monstruo del que me enamoré ©
Aktuelle LiteraturMaría Tello ha sido asesinada. Investigando la escena del crimen, el policía Julio Sánchez encuentra varias hojas dónde María relata su vida después de conocer, al monstruo del que se enamoró. Obra protegida por derechos de autor. Se prohíbe la repr...