Relato nueve

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Han pasado 4 meses desde que escribí mi último relato. En esta ocasión avanzaré solo un mes en la historia. Durante todo ese mes recibí varias golpiza de su parte, en una me puso morado un ojo, en otro me rompió totalmente el labio y me tiró varios dientes, y en la más reciente me fracturó un par de costillas, pero bueno, ya contaré lo que pasó después de toda esa tortura. Estaba como siempre en mi casa haciendo el aseo por ahí de las 5 de la tarde y también estaba aterrada por que normalmente Felipe tenía su descanso a esa hora y siempre venía para comer. En cuanto escuchaba el sonido de su auto, me encerraba en mi habitación para estar segura de que no venía de malas, porque cada que estaba de malas, me daba una golpiza y puede que quien esté leyendo esto crea que todo eso sea exagerado, pero lamentablemente Felipe reaccionaba así de violento para todo. Bueno, si yo estaba en eso que le molestaba, si reaccionaba así. En fin, me metí a mi cuarto rápidamente y en cuanto azotó la puerta, supe que había llegado molesto; así que cerré la puerta de mi cuarto con seguro y él agresivamente empezó a tocar la puerta y tratar de abrirla con mucha fuerza. Traté de ponerme en la puerta para que no la abriera, pero él tenía mucha fuerza y estaba rompiéndola. Desesperadamente le dije que se calmara y con mucho miedo le supliqué que no se pusiera así, pero él seguía intentando entrar e incluso me empezó a decir cosas como "ábreme maldita perra" "sírveme de comer pendeja inútil". Yo me aparte de la puerta y traté de atrancarla con una silla que tenía cerca de mí, pero no sirvió de mucho porque él de lo enfurecido que estaba, agujeró la puerta y por ahí quitó la silla. Con la manija abrió la puerta muy enojado. Cuando entró, fue directamente hacia mí y aunque yo traté de resguardarme en un lugar seguro, él me jaló y me aventó contra la pared. Después me tomó del cabello y me siguió diciendo totalmente enfurecido "con que te quieres hacer la rebelde eh" "pues ahora te lo voy a quitar para que se te quite lo pendeja". Al decir eso, me soltó una cachetada y después me traté de tapar de los próximos golpes, pero él me sostuvo las manos y me siguió empujando hasta que en uno de esos empujones, me caí y estando en el suelo me empezó a patear en las costillas que aún las tenía lastimadas de la última vez. Después se agachó y me empezó a golpear con el puño cerrado. Cuando yo me cubrí de esos golpes, me volvió a tomar del cabello y me azotó la cabeza contra el suelo en un par de ocasiones, así que yo le supliqué desesperadamente que se tranquilizara, pero del enojo, no me hizo caso y me siguió golpeando. Hasta que de un momento a otro, me levantó y me aventó a mi cama. Cuando reaccioné, vi que él se estaba desabrochando el pantalón. Intenté irme de ahí mientras estaba entretenido en eso, pero me tomó del brazo y me volvió a lanzar contra la cama. Enseguida se quitó el pantalón y se fue directo hacia mí. Me lo quise quitar de encima, pero él me estaba desgarrando la ropa y tocando mi cuerpo violentamente. Por más que le supliqué que parara, seguía tocándome por todos lados y golpeándome para someterme. En cuanto me tuvo sometida, me rompió la ropa restante que aún tenía; incluida la ropa interior. Enseguida de eso me empezó a morder los senos y por más que le suplicaba que parara porque me dolía lo que estaba haciendo, él seguía sin importarle lo que yo sintiera. De nueva cuenta intenté escapar de ahí desesperadamente y al borde de las lágrimas, pero en cuanto quise levantarme, me soltó una cachetada, me volteó, me puso contra la pared y para que no me zafara, puso su mano entre mí cara y el cuello con demasiada fuerza que apenas podía respirar. Acto seguido, preparó su pene masturbándose y finalmente me empezó a penetrar por la vagina. En ese momento sentí que se me iba la vida. Conformé me iba penetrando, dejaba de sentir mi cuerpo. Es como si me hubiera quedado sin alma y hubiera estado actuando en automático a lo que pasaba. Lo único que me acuerdo de ese momento, fue que después me acostó en la cama, me abrió las piernas para volverme a penetrar durante un par de minutos más y como me sentía tan miserable, tan indigna, solo esperé a que mi muerte en vida terminara. Cuando terminó, solo me dijo: "para que aprendas quien manda aquí y si yo te pido algo, lo quiero en ese mismo instante y ya vístete que no estás de zorra con uno de tus amantes". Luego de decir eso, se fue de ahí y yo me quedé desnuda sobre la cama, mirando al techo llorando de impotencia y aún sin creer en lo que me acababa de pasar. Para finalizar este relato tan difícil de escribir para mí, una semana más tarde, me enteré que estaba embarazada como consecuencia de la violación de Felipe, pero mejor dejaré este relato hasta aquí.

El monstruo del que me enamoré ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora