Relato doce

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Aquí estoy de nuevo, 3 meses después de mi último relato. Sé que les había comentado que este relato ya no iba a haber nada negativo para mí, pero es que no me acordaba que antes del suceso que les pretendía contar en este relato, había sucedido una última cosa traumática. Lo que contaré, sucedió aproximadamente 4 meses después de que Felipe me golpeara brutalmente y me violara enfrente de mi hijo. Estaba atendiendo a mi hijo cambiándole un pañal, cuando de repente llega Felipe a la casa y me empezó a reclamar sobre algo muy estúpido a mi parecer, él alegaba que según lo estaba engañando con el de la tienda y su gran prueba fue lo que le habían contado algunas vecinas, pero sabía que no era cierto lo que decía; así que decidí responderle y casi gritarle que no era cierto, que dejara de ser un inmaduro inseguro, ya que si lo hubiera querido engañar después de todo lo horrible que me hizo, ya lo hubiera hecho, pero no; prefiero aguantarle sus maltratos, humillaciones y abusos, solo porque ya no tenía a dónde ir, me lo había quitado absolutamente todo. Él en su defensa me enseñó unas fotografías dónde supuestamente estaba abrazada con él, pero le dije que si creía en una foto donde la mujer salía de espaldas, que fuera a un psiquiatra por que se estaba quedando idiota por tanto enojo. Esto lógicamente no le gustó para nada y me quiso soltar una cachetada, misma que le detuve y enseguida le dije para que no se volviera más grande este asunto "si no me crees a mí, ve a preguntarle a la señora Gertrudis, ella está todo el día en su casa y la frecuento casi cada semana". Él se negó radicalmente y lo que ocasionó un problema de nueva cuenta, fue haberle dicho que se estaba negando porque no quería revelar su oscuro ser a otras personas y quedar en mal, ya que era un cobarde que solo podía con las mujeres. Luego de decirle todas esas verdades, me jaló del cabello y me llevó hasta la cocina donde tomó la escoba y me empezó a golpear por todos lados hasta que después de varios golpes en la cabeza, caí al piso toda ensangrentada de la parte trasera de la misma. Esto asustó muchísimo a Felipe, ya que pensó que me había matado; así que lo primero en hacer, fue revisarme el pulso y para que realmente no muriera, me tapó momentáneamente la herida para después coserla él mismo y cabe aclarar que todo esto no lo hizo por preocupación hacia mí, sino porque claramente se metería en muchos problemas si algo realmente grave me pasara. En pocas palabras, es como si un científico curara a la rata de laboratorio para después seguirle haciendo daño con sus experimentos y al final salir a decir que su producto está hecho sin pruebas en animales. En fin, me quedé todo el día en la cama, ya que no lograba mantener la atención por los fuertes golpes que había recibido y cuando logré recuperar un poco más la conciencia, fui al espejo, me quité el papel que me había puesto en la cabeza y me revisé toda la herida. Al terminar, noté que tenía una hendidura en esa parte del cráneo. Me preocupé mucho porque ese tipo de heridas puede llevar a algo más serio y yo en ese momento tenía que dar lo mejor de mí por Luis y aguantar todo lo posible. Sé que es estúpido decir eso, pero en ese momento no tenía a nadie con quien acudir, ni siquiera la señora Gertrudis me podía ayudar. Hasta aquí dejaré este relato, ya verán que para el próximo se terminará lo negativo.

El monstruo del que me enamoré ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora