Capitulo 6

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Terminando de leer el sexto relato, Julio lo guardó en el cofre y después lo cerró.


-Creo que se va poniendo cada vez más claro todo esto. María sufrió mucho a lado de este señor -comentó Julio suspirando. -Mañana tenemos que ir al trabajo de Felipe para investigar de su paradero -indicó mirando a sus amigos.


-Tienes razón, porque mira, las redes sociales están muy intensas con este caso. Si no aceleramos las cosas, esto se hará un desastre -mencionó Jimena mostrándole desde su celular todo lo que pasaba en redes sociales.


Julio empezó a ver todas las publicaciones que se hacían referentes a ese caso y en todas exigían justicia para María. En las publicaciones de páginas feministas, empezaron a utilizar un par de hashtags que decían: "Justicia para María" y "Por ella y por todas".


Julio le regresó el celular a su amiga para después guardar el cofre en un lugar seguro.


-Oye Julio por cierto, ¿has pensado en averiguar en qué vehículo se fue el señor Felipe cuando cometió el crimen? -preguntó Josué pensativo.


-No, pero ahora que lo preguntas, saber del vehículo nos ayudará mucho para averiguar a donde pudo haber ido -respondió Julio.


-Que buena idea tuviste Josué. No perdamos más el tiempo y vayamos a casa de María para investigar alguna cámara de seguridad que haya cerca de ese domicilio -sugirió Jimena levantándose de su asiento y apurando con las manos a sus amigos.


-Es cierto, tenemos que ir antes de que se venga la noche -replicó Julio también levantándose para después dirigirse a la puerta.


Luego de esto, Josué hizo lo mismo y los tres se dirigieron a la patrulla de Julio para ir directo a la casa de María. Cuando llegaron a su destino, se bajaron de la patrulla y cruzaron las cintas de seguridad. Entraron al domicilio y primero revisaron que no hubieran alterado la escena del crimen. Enseguida entre los tres buscaron la factura del vehículo de Felipe para comparar y confirmar las cosas. Una hora más tarde, Josué logró encontrar esa factura donde venían todos los datos del vehículo, incluyendo la matrícula de las placas. Al tener eso en su poder, salieron del domicilio y buscaron con la vista alguna cámara de seguridad y para su suerte, el vecino de cuatro casas posteriores a la de María, si tenía un par de cámaras apuntando a la esquina derecha e izquierda. Los tres policías se dirigieron a esa casa. Cuando llegaron, Jimena fue la encargada de tocar en la puerta. A los pocos segundos, un joven de aproximadamente 15 años abrió la puerta y preguntó confundido al ver a los tres policías:


-Buenas tardes. ¿En qué les puedo ayudar?


-Buenas tardes joven. ¿Le puedes llamar a tu papá o a tu mamá? Quiero pedirles un favor -respondió Jimena con amabilidad.


-Claro que si oficial, deje le digo a mi papá que lo buscan -accedió para después ir por su papá.


El joven de tez morena fue por su padre y un par de minutos más tarde, los dos regresaron a su entrada y al principio el papá estaba un poco a la defensiva, pero Josué lo intentó calmar para enseguida explicarle el motivo de su visita.


-De seguro en las noticias vio lo que sucedió el día de ayer en esta misma calle -le empezó a explicar para que fuera entendiendo mejor.


-Sí, fue horrible lo que le pasó a María -expresó con un suspiro.


-Bueno, pues para darle más agilidad a la investigación, ¿queríamos saber si nos puede prestar las grabaciones de las cámaras que apuntan hacia la dirección donde está la casa de María? -terminó de explicar para después pedirle el favor con tranquilidad.


-Claro que sí, pasen y siéntense en la sala en lo que voy por la computadora donde están vinculada las cámaras -dijo indicándoles en dónde se encontraba la sala.


Los tres policías ingresaron a esa casa y se sentaron en dónde se les indicó. Luego de 10 minutos, el señor regresó con una computadora; la cual puso sobre la mesa de centro que estaba ahí en la sala. Cuando la prendió, enseguida se metió a las grabaciones de las cámaras.


-Ahora si oficiales, ¿a qué hora exactamente ocurrió el suceso? -preguntó para empezar a buscar.


-El 911 nos avisó por ahí de las 12:40 AM. Entonces el crimen se cometió entre las 12:30 y las 12:35 AM -mencionó Julio mientras pensaba.


El señor se metió al área de almacenamiento y como las grabaciones estaban guardadas por día, solo tuvo que retroceder un poco para iniciar los vídeos. Al llegar al día exacto, recorrió rápido los minutos hasta llegar al indicado por Julio. El señor inició el vídeo desde las 12:30 AM y como era de esperarse, un minuto después, en la grabación se pudo ver con claridad como un auto de color azul se estacionó en la casa de María. Enseguida de lado del piloto, se bajó Felipe y se dirigió a esa casa un poco rápido. Para ir directo al objetivo, Julio acercó la imagen para observar las placas. Cuando logró acercar la imagen lo más que se podía, apuntó la matrícula de las placas y en cuanto lo hizo, sacó la factura del vehículo de Felipe y las comparó. Cuando terminó de hacerlo, confirmó que el vehículo que utilizó para huir de ahí había sido el suyo.


-Con esto, podemos dar con el paradero de este señor -señaló Julio seriamente.


-Así es. Oiga señor, ¿nos puede prestar estos minutos de grabación para tenerlo como evidencia? - preguntó Jimena interesada.


-Por supuesto que sí oficial -accedió sin problemas. -¡Oye hijo, ayúdame con esto por favor! - exclamó el señor.


El joven hizo caso al llamado un par de minutos después. El padre le dijo lo que quería y su hijo le ayudó sin problemas. Luego para que no hubiera ningún problema, le envío esa grabación a Julio por correo.


-Muchas gracias, ¿joven? -mencionó Julio para después saber su nombre.


-No hay de que agradecer y me llamo Ángel - informó con una sonrisa.


-Es un gusto joven Ángel y usted señor, ¿cómo se llama? Ya ni le pregunté por andar apurado -comentó Julio con una leve risa.


-No se preocupe oficial, me llamo Enrique... Enrique Galaz -respondió imitando la risa de Julio.


-Pues nuevamente muchas gracias señor Enrique, fue de mucha ayuda. Nosotros nos retiramos para seguir con la investigación -indicó alegremente.


-Hasta luego señor -habló Jimena.


Josué hizo lo mismo y se despidió tanto de Enrique como de Ángel. Los tres amigos se dirigieron a la salida y ya estando en ella, agradecieron otra vez para enseguida retirarse de ese domicilio. Julio y los demás rápidamente se subieron a la patrulla y emprendieron camino hacia la oficina de policías. Llegando a su destino, se hizo de noche y como ya estaban cansados, solo fueron por sus cosas y cada quien se fue a su casa. En lo que respecta a Julio, agarró el cofre que contenía los relatos, su chamarra, las llaves de su casa y volvió a su patrulla para ya retirarse de ahí lo antes posible. Estando en su casa, Julio bajó el cofre de los relatos por precaución y lo puso sobre su cama mientras él se preparaba algo de cenar. Cuando terminó, subió directamente a su cuarto, hizo todo el protocolo de ponerse guantes para no contaminar el cofre o las hojas y posteriormente abrió el cofre para luego sacar el próximo relato. Cuando lo hizo, lo empezó a leer.

El monstruo del que me enamoré ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora