Día 8

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De Compras:

Lo que más odiaba Gen en el mundo o por lo menos no era de sus cosas favoritas. Es ir de compra, en verdad no lo soportaba sobre todo si se tenía que colocar lentes oscuros, una gorra y un cubreboca para ocultar su apariencia. 

Aunque eso no era lo malo, después de todo ya estaba acostumbrado. Lo malo es que cada vez que salía de compra con su novio, Senku podría ser muy de ciencia y de inventos, pero no se salvaba de ser un loco de las compras.

Primero iban a los supermercados a comprar alimentos, solo llenaban un carrito de bebidas energéticas y otro de café de todas las marcas, aunque resaltaba más el colombiano y el árabe.

Después iban de compras a las librerías, cientos de libros de ciencia, biología, astrónomia, física cuántica, álgebra, mecánica y química. Esa parte no era tan mala ya que así aprovachaba y compraba unos libros de psicología que tanto amaba. La mente humana era tan rara, pero aunque se comprara todos los libros de esa área jamás iba a entender por completo a su apasionado novio.

Y cuando le decía apasionado no era por lo bien que se movía en la cama, aunque si lo hacía. Era porque se apasionaba con todo, hasta para realizar unas simples compras.

Después de la librería y que comprara todo lo necesario, iban a una papelería. Compraban tres cajas de bolígrafos, cinco cajas de marcadores, tres cajas de grapas, diez paquetes de hojas blancas, siete libretas de ocho materia, diez caja de lápices, cinco cajas de colores y quince cajas de borradores y un sacapuntas.

En ocasiones tenían que regresar al auto y guardar todo eso, para luego regresar al centro comercial. La excusa que le daba Senku es que no le gustaba ir al centro comercial y prefería hacer un sólo viaje hasta nuevo aviso.

Mentiroso.

Luego iban a la tienda de ropa de su amiga Yuzuriha-Chan, para comprar unas batas porque las que tenía se arruinaban con químicos y manchas muy difíciles de quitar. También compraba camisas y pantalones de vestir, para las presentaciones de sus proyectos. Un científico debe lucir siempre impecable aunque su cabello fuera un desastre.

Después de todo ese primer recorrido se tomaron un descanso para comer, esta vez le toca elegir a él y fueron a la sección de sushi. Lo primero que pidió fue una coca cola bien fría.

— Sabes muy bien que en la casa te puedo preparar una y es más saludable que esa — dice Senku mientras que revisaba la lista por las cosas que faltan por comprar — Después vamos a la tienda electrónica, necesito otro teléfono y unas baterías nuevas. Además quiero unos audífonos, los que tenía tuve que usarlo en un experimento.

Gen termina su bebida y le responde — Mi pequeño Senku-Chan, no puedo esperar llegar a casa, además que aún nos falta mucho por recorrer y yo quería tomar algo refrescante. ¿Y no compraste un teléfono el mes pasado?

— Haré una botella que mantenga la Senku-Cola bien fría, así no abra excusa. Además vinimos a comer, no a tomar esa cosa — el chico de cabello blanco y verde dice sin apartar su vista de la lista — También necesitamos lubricante.

— ¿Vas a construir un carro que se maneje solo? — pregunta Gen con una sonrisa, le parecía adorable que su amado novio estuviera celoso de un refresco.

— No es ese tipo de lubricante. Me refiero la que usamos tú y yo, también necesitamos comprar condones se me olvidó meterlos cuando estuvimos en el supermercado — habla Senku naturalmente sin prestarle atención a su entorno.

Gen se sonroja por la sinceridad con la que hablo y más que lo dije en voz alta, donde casi todo el mundo lo escucho — Senku-Chan ~ te recuerdo que estamos en un restaurante y que te pueden escuchar.

El de ojos rojos se rasca su oído y lo mira de frente — ¿Y? Como si no fuéramos obvio, hasta un ciego sabría que somos parejas. Además es normal el sexo, ni que aquí todos fueran vírgenes o no supieran que son las relaciones sexuales.

Gen en ese momento se quería esconde de bajo de la mesa o que se lo tragara la tierra, pudo escuchar risas de jóvenes detrás suyo y ver como los adultos lo miraban raro. Lo peor y también lo más gracioso fue como unas monjitas comenzaban a rezar el Padre Nuestro.

Menos mal que ese momento había llegado su orden y dejaron el tema a un lado. Después del momento incómodo, siguieron con las compras.

La tienda de electrónica casi se quedaba sin mercancía, ya que su querido Senku compró casi todo y solo dejó unos teléfonos que no le servía para su propósito.

Pasaron por una tienda íntima y Gen estaba apunto de retirarse, pero su adorable novio lo jalo por su bufanda y lo obligó a entrar. Sólo esperaba que no hubiera ninguna monjita dentro del local. Compraron lo que tenía que comprar y una que otra lencería que le gusto, además que le provocó un sangrado nasal a Senku.

Después de pasar todo eso y detener la hemorragia nasal del científico, fueron a la tienda más odiada por Gen.

Las zapateria, Senku y él forcejearon para entrar, ni jalando de su bufanda lo podía convencer. Al final Senku lo beso en los labios distrayendolo y empujándolo en la tienda.

— Odio comprar zapatos Senku-Chan, nunca hay de mi talla~

— Necesitas zapatos nuevos mentalista, los que tienen ya están muy desgastados y quedándose sin suelas. No te puedes presentar así en tus eventos — habla Senku buscando unos zapatos que le quedarán al mentalista.

— Puedo ir descalzo~

— ¿Y que agarres una enfermedad? — le reclama — La última vez casi tuve que llevarte a un hospital, hasta las defensas se te bajaron. No me arriésgate contigo mentalista.

— Puedo usar los tuyo o los de Ukyo-Chan, también están los de  Ginrou-Chan — habla Gen mientras que evitaba algunas de las vendedoras.

— Ukyo tiene los pies más pequeño que los tuyos y Ginrou... Prefiero que andes descalzo.

Tan sincero como siempre y amaba eso de él, aunque en ocasiones lo sacará de su casilla.

— ¿Kohaku? Somos de la misma talla — si, hace todo lo posible para no comprar unos odiosos zapatos que te apretaban los pies y te hacían yagas en los talones.

— ¿Prefieres usar calzados de mujer que de hombres? — lo cuestiona para luego decir — Ni me responda temo por la respuesta.

Ve como Senku suspira tratando de pensar en algo hasta que le dice — Si Gen se deja comprar zapatos, tal vez  Senku pueda olvidarse de sus proyectos por una semana e ir a la playa como tanto quería Gen.

¿Le acaba de hablar como si fuera un niño tonto? Al parecer si...

— ¿Toda una semana? — aunque tenía que admitir que había funcionado esa estrategia.

— Sin teléfonos celulares y sin acceso a  las redes.

Eres muy bueno negociando y eso que el mentalista era él.

— Dale pues, Gen se compra zapatos si Senku cumple su promesa.

El de ojos rojos se ríe y le responde — Sabes muy bien que yo cumplo con mis promesas mentalista.

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Nota: me reír con está locura, no me quedo tan hermosa como las otras. Pero me reír bastante haciendo esto.

30 Días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora