You're not alone

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Me encanta sentirla tocando mi piel.

Por ejemplo:

Sábado, tres de la mañana.

Llegó a mi ventana con nada más que un conjunto de lencería y un abrigo.

Me besó, por todo el cuerpo, yo estaba tan mojada que metió un dedo en mi entrada casi sin hacer fuerza; se sintió tan bien, ella gemía por lo bajo mi nombre.

Mordí su hombro al sentirla introducir otro dedo, se siente como que se desgarra todo dentro de ti, no pareció molestarle, la excitó más.

Traté de agarrarme a las sábanas cuando su lengua pasó por mis pliegues. Toda la madrugada me hizo sentir como si no necesitara más para ser feliz.

Vaya error.

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Yo estaba cansada, mi pecho subía y bajaba con rapidez, ella me abrazaba y acariciaba mi espalda.

- ¿Te rindes tan rápido? -preguntó en mi oído, arañé ligeramente sus hombros y arqueó la espalda, pegándose más contra mí.

- Atrevida -logré gesticular-, descarada -sonreí-. Eres increíble.

-Dime algo que no sepa -mordió mi cuello y no pude evitar contener la risa.

- El nombre completo de Barbie es "Barbara Millicent Roberts" -aparté un poco mi cabeza para captar su reacción.

- ¿En serio? - hizo un puchero-, me siento estafada.

La besé sintiendo su sonrisa, que sensación tan hermosa.

- No quiero que te vayas -susurré cerca de sus labios.

- Entonces no lo haré -me besó-. Me esconderé en el armario y construiré mi reino allí dentro.

- Está bien -reímos, tratando de que nadie escuchara.

Me encontraba completamente desnuda a su merced, podía hacer lo que quisiera conmigo, y decidió abrazarme haciéndome reír.

La mejor manera de celebrar nuestro quinto mes de relación amorosa.

Ahí me di cuenta de cuánto la amaba.

//

La verdadera cosa comienza aquí.

El azul y el oro descubrió que los Blossom disecan cuerpos y los venden a asesinos muy cobardes para disecarlos ellos mismos.

Cheryl desapareció.

No pude dormir en varias semanas, debo comprar más cafeteras.

No había pistas, patrones, nada.

Un secuestro por las acciones de los Blossom y una estúpida que no sabe cómo resolver el caso más sencillo en un pueblo en el que asesinan a alguien cada dos días.

Solía llorar de tres a siete de la mañana por no sentirla junto a mí.

Maquillaba ojeras.

Evitaba preguntas.

Buscaba trazos inexistentes.

A veces tomaba mi teléfono y llamaba, sabía que no iba a contestar, pero no quería sentirme tan sola.

- Cheryl -hablé como si pudiera escucharme-, este es como... el décimo mensaje que te dejo; sé que no lo escucharás, pero de alguna manera espero que lo hagas. Quiero que escuches mi voz diciendo que estoy justo ahí, a tu lado, y que no estarás sola, querida, nunca jamás.

Y luego seguí llorando.

La noticia estaba en todo el país pero nadie daba con su paradero.

Casi mato a Jughead por publicar el artículo.

Aún no es demasiado tarde {CHONI}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora