Weekend

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-Hola - traté de poner una sonrisa un tanto amable para que mi madre no notara el miedo que sentía -, ¿puedo ir a la casa de una amiga este fin de semana? - cerré los ojos con fuerza.

-Por supuesto que no - ni siquiera se molestó en apartar la vista de su teléfono -, tienes muchas responsabilidades aquí, además vamos a ir de paseo.

-¿Qué? - levanté una ceja-, ¿a dónde?

-No te importa, sólo empaca una maleta y despierta temprano - se dignó a mirarme la cara-. Ni una sola palabra más.

-Míralo de esta manera - trato de explicarle-: nos invitó a una pijamada a unas cuantas amigas y tú tendrás todo el fin de semana para estar con tu querido "esposo"- no hice las comillas en el aire porque eso le molesta, y ahora no necesito que se moleste, pero ellos no están casados.

-No te equivocas - volvió a bajar la vista-. Pero son vacaciones familiares.

-¿Qué más familia necesitas que él? - dije sarcástica sin pensar-. No sé tendrán que preocupar por otra cabeza que alimentar, y con ese dinero pueden comprar ropa y cosas.

Después de mucho insistir (ni tanto, pero me gusta ponerle drama a las cosas) dijo que sí. No me pone triste ni nada por el estilo saber que van a ir sin mí. Ella está feliz. No conmigo. Pero aunque sea puedo ayudar a que lo sea con él.

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Los días de la semana pasaron lentos pero un poco más entretenidos cuando ella me contaba sobre lo que había soñado.

Iba conmigo a todos lados sin importarle nada y tenía contacto físico, ya sea entregarme cosas directamente o "inconscientemente" tomarme de la mano.

También terminó por coger el hábito de ir a la biblioteca todos los días a verme leer. A veces me dejaba notas que no esperaba que respondiera, pero aun así las dejaba para que las viera.

La miraba entre clases sin molestarme a prestar atención a los profesores, a los que no les dio mucha importancia. Se veía hermosa, siempre lo hace. Ese cabello rojizo que me encanta se mueve con el viento como si fuera una telenovela, pero no deja de sorprenderme cada vez que lo veo.

Todas las tardes de camino a mi casa le preguntaba si la podía visitar, y siempre contestaba lo mismo: "Querida, puedes hacer cualquier cosa menos eso".

Y finalmente el viernes le dije que estaba invitada a una pijamada en mi casa si yo no podía ir a la suya.

Me dio su número de teléfono, en las dos semanas que lleva hablándome no me di cuanta de que pude haberle pedido el numero para hablarle.

Porque Toni en modo automático (o sea: idiota por defecto) no funciona con chicas lindas a su alrededor.

"Mi madre dijo que sí :)
-C"

"Genial, te espero aquí a las 7
-Tt"

Muy puntual llegó a mi casa y quedaba asombrada por cualquier mínimo detalle, como si nunca hubiera visto una bandeja para hacer hielo o poner a secar ropa detrás del refrigerador.

Estuvimos viendo películas y jugando a los usuales juegos de mesa por unas cuantas horas.

Me di cuenta de que ya estaba cansada aunque lo negara y comencé a preparar el cuarto de invitados.

Lo que sucedió es que la señorita cayó dormida en mi cama justo con el espacio necesario para que yo me hiciera a su lado. Y yo estaba muy hijueputa de cansada para ponerme a agregarle más sábanas a una cama que no se iba a usar.

Aún no es demasiado tarde {CHONI}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora