¿A quién llamaron para informarle que casi matan a su hija?
A mi papá.
¿Se molestó en ir al hospital sabiendo que le mentaría la madre otra vez?
Desafortunadamente, sí.
-No puedo creer que esté aquí afuera -ambas convencimos a Lexie de prestarnos los radio por un par de horas al día.
-Relájate, sabes que estoy cerca en todo momento. Me aseguraré de que nada malo vaya a suceder.
-El horario de visita es a las cuatro -miré el reloj de la pared.
-Te prometo que todo estará bien -escuché que destapó un empaque.
-¿Qué estás comiendo y por qué no me alimentas? -entrecerré los ojos como si pudiera verme.
-Sólo es un chocolate -reía.
-A mí no me dan chocolates -hablé como una niña pequeña.
-Tal vez si vinieras te podría dar un pedazo -jadeó al ponerse de pie.
-Sabes que prácticamente no puedo moverme -miré unos moretones en mis brazos-. Además, tenemos el otro "problemita".
-Faltan diez minutos, estoy segura de que vas a encontrar otro tema de conversación que no sean tragedias familiares si quieres que siga hablando contigo.
-No creo que estés muy dispuesta a dejarme hablando sola -silencio-. ¿Cheryl?
Seguí en silencio.
Su risa era tan ruidosa que resonaba por todo el piso del hospital.
-Vamos a ver quién es la pasiva cuando salgamos de aquí -apagué el radio-. ¡Lexieee!, ¡ya terminééé!
Cuatro en punto.
Y tocaron la puerta con perfecto cronometraje.
-No te molestes en entrar si sabes como reaccionaré al verte.
-Te daría una lección para aprender a respetar si no estuvieras atada a una camilla con las miles de intravenosas que llevas -lastimosamente, también reconocería esa voz donde fuera.
-¿Que haces aquí?, pensé que no tendrías que volver si tu hija aprendió a cuidarse sola teniendo la mitad de tu edad, literalmente -hice mi mayor esfuerzo para poner una cara de enojada sin sentir dolor, no funcionó.
-Sólo vengo a ayudar -movió las manos como quitándose la culpa-. Sé que no me quieres ver ni en pintura, pero sigues siendo mi hija.
-Deberías aprender a escuchar a las personas -ya me emputé-. Tanto que pides que te escuche y te respete, ¿pero que pasa cuando yo pido lo mismo a cambio?, soy una irrespetuosa que contesta mal.
Se quedó en silencio.
-No existe tal cosa como el perdón, aunque sea no en mí -limpié una lágrima de mi mejilla-. Si no estás dispuesto a ayudar o beneficiar a mi salud mental, deberías irte -bajó la mirada-. Vete.
//
Los primeros tres intentos por escapar de la habitación fueron fallidos, pero la cuarta es la vencida.
-Que digas que estás en el mismo piso no significa que hayan unas jodidas escaleras de por medio -estaba leyendo alguna historieta de Marvel.
-¿Toni? -alzó una ceja y se acomodó mejor en la cama.
-Tuve que traerme el jodido aparato este -señalé el electrocardiograma- para que nadie se diera cuenta de que me había desconectado.
-Toni... -sonrió.
-Nos van a echar del hospital si me encuentran aquí.
-¡Toni! -me interrumpió-. Dios. Eres jodidamente molesta -me senté a su lado con una sonrisa-. Pero vales la maldita pena -me besó, sentí un poco de sangre en sus labios, también adoptó el vicio de quitarse los cueritos esos.
Sangre y Cerezas.
Extraño, pero delicioso.
-Te amo -su voz suave hace eco contra mis labios y me sigue besando -. Porque lo vales todo -con delicadeza deja las manos en mis hombros y jadea-. Cada tragedia por la que hemos pasado vale la pena... porque sé que estarás ahí una vez que haya terminado.
-Antes de tocar tus labios quiero tocar tu corazón, y antes de conquistar tu cuerpo quiero conquistar tu amor -sonreí separándome de ella.
-Juro que si vuelves a citar a Shakespeare una vez más... -levantó un dedo en el aire amenazándome.
-Hay para mí más peligro en tu mirada que afrontar veinte espadas desnudas -le sonreí-. Mi amor por ti no está en el corazón, está en la mirada que te doy cuando despiertas a mediodía y todavía quieres seguir durmiendo para luego despertarte enojada porque no hay desayuno -rocé nuestros labios-. Amo saber que sigue habiendo alguien que se preocupa por mí y... que esté bien, que me alimenten con la porquería de comida del hospital -sonrió-. Pero que todos los días siga diciéndome las idioteces que hago de una manera increíble -abrí los ojos para encontrar que también los tenía abiertos-. Y te amo por eso.
No perderé a la persona que más amo en este universo por no hacerle saber cuanto la amo.
No otra vez.
No como lo hice con ella.
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Aún no es demasiado tarde {CHONI}
Fiksi PenggemarNo es la típica historia de como la chica nueva se convierte en una sexy depredadora con el chico popular. Oh, no. Esta es la historia de la que pudo conquistar mil soles, pero cayó ante el encanto de una sola estrella. Una historia de cómo la chica...