- Carlos Villanueva, un placer conocerle - estrechó su mano al instante que se puso de pies.
- Larimar Olson, el placer es todo mío - tomó mi mano y dejó un beso húmedo sobre ella.
- Póngase cómoda que por aquí no mordemos - me invitó a tomar asiento.
- Y bien hijo de Carmen ¿Entonces te sabes toda la ciudad? - ¿estoy coqueteando? ¡Claro que no!
- No me conozco toda la ciudad, pero sí gran parte de ella - me lanzó una mirada pícara y luego llamó a la camarera.
- Cuéntame ¿En que trabajas exactamente? - dije poniendo mis dedos bajo mi barbilla.
- Trabajo en ServiPort, es una empresa contratista que se encarga de pasear a los turistas por los lugares más interesantes del país - explicaba Carlos, a la vez que acariciaba la sexy barba de su rostro.
El moreno continuaba explicando los por menores de la empresa para la que trabajaba, en cambio yo estaba perdida mirando la masculinidad que representaba.
- Ahora mismo estoy trabajando con los Hoteles Sullivan - comentaba Carlos con entusiasmo.
- Ahora entiendo por qué conoces toda la ciudad - dije en tono gracioso, buscando sacar una hermosa sonrisa de sus labios.
- Háblame de ti ¿Qué sabes hacer? - preguntó levantando una ceja.
¿Está coqueteando conmigo? En eso llegó la camarera y me sentí aliviada por no tener que responder al instante, pues su tono de voz me estaba poniendo intranquila. Después de elegir un platillo sencillo, me puse en atención a responder.
- Pues... Dejé los estudios para trabajar como recepcionista en varios hoteles cuando mi madre enfermó, luego de mi matrimonio terminé mis estudios como Licenciada en Administración de empresas, hace año y medio aproximadamente y aquí estoy - solté un suspiro - Buscaré empleo en mi área y con el dinero pagaré mi nuevo hogar - argumenté, pero sentí mis sueños más lejos de lo que imaginaba, como si fueran inalcanzables.
- Suena bien, espero todo salga como lo planeado - fijó sus ojos en mí - Entrando más al tema de interés ¿Que tipo de vivienda te interesa? - me miraba con intensidad, tanto que me hacía erizar la piel.
Iba a responder, pero en eso volvió a aparecer la camarera con el almuerzo. Acomodó la mesa. Nosotros estuvimos en silencio, hasta que desapareció.
- Un apartamento, para dos personas y que esté amueblado ¡Ah! Y no muy lejos de la ciudad - expliqué mirando al techo, con un dedo en la barbilla.
- Veo que estás dispuesta a gastar - dibujó esa hermosa sonrisa - Pero descuida, yo te ayudaré a encontrar lo más conveniente - añadió para luego comenzar a comer.
Continuamos almorzando y conversando durante casi una hora, y en todo ese tiempo no pude dejar de ver esa hermosa sonrisa y lo sexy de su barba. El tampoco dejaba de mirarme y es por eso que llegué a sentirme incómoda en varias ocasiones, puesto que cada vez que él me miraba de esa forma, sentía que estaba haciendo mal al estar a solas con éste hombre. No paraba de pensar en Jeimy y en lo furioso que estaría si tan sólo se imaginara en el lugar donde me encontraba.
Después de tan agradable almuerzo, lo invité a mi auto puesto que su vehículo estaba más adecuado para quince personas. Visitamos centenares de apartamentos amueblados en los lugares más prestigiosos de la ciudad, pero la mayoría estaban fuera de mi presupuesto.
El dinero que tenía ahorrado era bastante, eran mis ahorros de cuatro años, en cambio tan sólo rentar el apartamento más económico que visitamos me costaría la mitad de mis ahorros y más los gastos cotidianos, la sumatoria de mis ahorros se terminarían dentro de dos meses. Al final decidí alquilarlo, puesto de que trabajando como administradora podría pagarlo sin dificultad alguna.
Hicimos todos los trámites y pagarés, para que todo estuviera listo para mudarnos al día siguiente. Después de terminado todo el papeleo, llevé a Carlos hasta su casa. Después de ver la hora avancé lo más rápido que pude hasta la casa de Jeimy.
Las horas habían pasado, estaba ya oscuro y sabía que Jeimy estaba molesto conmigo. Si por alguna razón yo no llegaba hoy con él, tal vez no volvería a verlo de nuevo.
Llegué al palacio Sullivan una hora más tarde, pues el apartamento que ya tenía alquilado, quedaba del otro lado de la ciudad y después de severos inconvenientes de tráfico finalmente me encontraba allí. Detuve mi auto frente a los portones de metal, pero este a diferencia de cuando estuve con Jeimy, jamás se abrió. Salí del vehículo y a unos pasos había un guardia de seguridad del otro lado de una pequeña puerta.
- Buenas noches ¿Está Jeimy adentro? - saludé cordial, incluso le regalé una sonrisa.
- Buenas noches señorita ¿Cuál es su nombre? - preguntó el señor.
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¿Lo hacemos otra vez? (+18)
RomanceLarimar es una jóven en un matrimonio con un hombre millonario, pero disfuncional por lo que le gusta alguien más y así que decide divorciarse pero no vuelve a ver aquel hombre que le gustó hasta un tiempo después, así que ahora debe volver a enamo...