P.D.V de James SullivanDespués de dejar a Larimar en su casa, continué conduciendo en dirección a la mía. Estaba experimentando algunos sentimientos que no podía entender, pues nunca me había sentido así con ninguna otra mujer. Larimar me había dejado muy excitado, estar con ella siempre me dejaba así, lamentaba el no haberla besado, el no haberla hecho mía. En cambio, sabía que era lo que debía hacer si quería que ella se enamorara de mí. Era como si un conjunto de sentimientos se mezclaran en mi cabeza.
Llegué a casa y aún seguía con la misma calentura de un rato atrás, pasó por mi mente llamar a Olivia, pero aunque no quería hacerlo, en el fondo sabía que ella siempre estaba dispuesta a complacerme. Fui hasta mi oficina para encontrarme con varios papeles alborotados por todo el escritorio, había olvidado organizarlos luego de encontrar la dirección de Nicolás Miller. ¿Hasta dónde voy a llegar por ti, Larimar? Me pregunté a mi mismo. Respiré profundo. Tomé mi teléfono entre mis manos y buscando el número de Olivia entre mis contactos, le marqué sin titubeos.
– Hola – contestó Olivia con voz adormilada.
– ¿Olivia? – pregunté para confirmar.
– Si, ¿qué pasa Sullivan? – preguntó.
– ¿Puedes venir a mi casa? – respondí con otra pregunta.
– ¡¿Ahora?! Ya está amaneciendo – exclamó con sorpresa.
– Te necesito justo ahora – dije dejándole saber lo excitado que estaba.
– ¡Ahí estaré!, sólo deja la puerta abierta – confirmó.
– Aquí te espero. ¡No te pongas mucha ropa! – exclamé seguido de una risita malvada.
– De acuerdo – colgó.
Olivia Coleman y yo nos conocíamos desde nuestra infancia, nuestros padres son muy amigos y pues, nosotros crecimos prácticamente juntos. En nuestra adolescencia tuvimos una corta relación, tuvimos algunos roces y después de eso, solíamos juntarnos para tener sexo a escondidas. Era como la amiga que siempre estaba ahí para bajarme la calentura. Después de un tiempo, nuestros padres notaron nuestra cercanía y nos propusieron un matrimonio para unificar la fortuna de ambas familias, a lo que nosotros desaprobamos, aunque siempre nos ha quedado claro que algún día nos casaríamos, en dado caso de no encontrar la persona indicada.
Terminé de organizar todos los papeles, miré la hora, eran las 6:33 am, estaba muriendo de hambre, así que se me hizo fácil llegar hasta la cocina.
– Buenos días Sr. Sullivan – saludó la joven del servicio.
– Buenos días Elena, ¿Me preparas un buen desayuno? Por favor – pregunté tomando un vaso con leche del refrigerador.
– Claro, señor. Para eso estoy – dijo titubeante.
– Me lo llevas a mi cuarto. ¡Ah! Y que sea para dos – dije dándome la vuelta.
– Si, señor. En seguida se lo preparo – dijo cabizbaja.Sabía que yo le gustaba pero no podía pensar en dormir con ella, era muy jovencita, delgada y aunque muy bonita, no tenía nada que ofrecer. Además ya había llamado a Olivia, quien si era todo una mujer.
Salí de la cocina con el vaso en las manos, subí hasta mi cuarto y comencé a desvestirme despacio, el recuerdo de Larimar semidesnuda en la playa bajo la luz de la luna invadió mi mente, mi cuerpo comenzó a calentarse otra vez, no podía dejar de pensar en lo que pudo haber ocurrido, en hacerlo otra vez, en disfrutar de su cuerpo como la primera vez, en tenerla debajo de mi cuerpo gimiendo sin cesar, en tenerla sobre montándome como la diosa que es. Miré mi ropa interior y aparentaba que iba a romperse por la dura erección que tenía, suspiré profundo – ¡Larimar, Larimar, Larimar! ¿Qué has hecho conmigo? Me preguntaba a mí mismo.
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¿Lo hacemos otra vez? (+18)
RomanceLarimar es una jóven en un matrimonio con un hombre millonario, pero disfuncional por lo que le gusta alguien más y así que decide divorciarse pero no vuelve a ver aquel hombre que le gustó hasta un tiempo después, así que ahora debe volver a enamo...