Capítulo V. Crucero por el Caribe

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A la mañana siguiente, me desperté muy cansada, la luz del sol se posaba sobre mi rostro con un calor no muy convencional. Abrí los ojos como pude y miré al otro lado de la cama, Nicolás no estaba, continuaba mirando por todo el aposento y no puede verlo en todo el perímetro; esto hizo darme cuenta que quizás no era tan temprano como yo pensaba, miré la hora en la mesita de noche y me sorprendió mucho al verla. Eran las 11:45 am y aún estaba en la cama.

Me levanté de un salto en dirección al baño, quizás ya no tenía tiempo de ir a visitar a mi madre, no me gustaba ir en la tarde, ya que a esa hora siempre estaba muy ocupada, ya sea leyendo o los médicos realizaban el chequeo de rutina a todos los pacientes. Cuando salí de la ducha, me decidí por llamarla, de esa manera por lo menos podría escucharla.

Tomé el teléfono residencial y marqué el número del Centro.

- Centro de cuidado y rehabilitación, ¿Cómo podemos ayudarle?- una voz femenina contestó el teléfono.

- Buenas tardes, ¿me podría comunicar con la Sra. Mariana Olson?

- Claro, sólo espere unos minutos.

- De acuerdo- respondí.

- Hola, Lari querida, ¿eres tú?

- Mamá, te extraño- respondí antes que nada.

- Mi amor, pero ¿qué te pasa?, hace unos días te sentías más feliz y hoy triste otra vez, cuéntame.

- No pasa nada malo, es sólo que me quedé dormida y ya no tuve tiempo para ir a verte.

- No te preocupes por eso, ya vendrás mañana- sus palabras me llenaron de valor.

- Sucede que salí a cenar anoche con Nicolás y me dijo que nos iremos una semana a celebrar nuestro aniversario.

- Mi niña, eso es una muy buena noticia, me alegro bastante por ti. Deberías estar muy feliz.

- Lo sé y también lo estoy, pero, el hecho de saber que estaré una semana lejos de ti, me llena de tristeza, además no estoy segura si podré llamar todos los días- dije éstas palabras con bastante tristeza en mi voz.

- Ya verás que eso no será un problema, y lo resolverás- añadió.

Estuvimos hablando vía  telefónica por un largo rato, y llegamos a la conclusión de comprarle un teléfono móvil con internet para poder comunicarnos por esa vía antes cualquier imprevisto. Así que después de almorzar llamé a mi amiga Daniela para que me acompañara al centro comercial para comprar el teléfono para mi madre y todas las cosas que de seguro necesitaría para mi viaje de la próxima semana. Quedamos de juntarnos a las 5 de la tarde en centro, yo me quedé conversando con María hasta que la hora se aproximara.
Ya eran las 5:15 de la tarde y Daniela y yo estábamos muy entusiasmadas comprando ropa veraniega, ropa de playa y unos que otros bloqueadores para el sol. Todo esto sucedía a la vez que conversaba sobre todo lo ocurrido la noche anterior.

- ¿Te atreviste a pensar en Jeimy durante el sexo?- preguntó con sorpresa.

- Eso es lo que te acabo de decir- dije, arqueando los ojos.

- Amiga ese hombre te tocó fuerte.

- Me cogió fuerte, querrás decir- ambas reímos.

- Creo que te enamoraste de él- pensé que bromeaba, pero al ver su rostro de tragedia, asumí que hablaba en serio.

- Obvio que no, sólo es que está muy reciente. Dame una semana y verás como el nombre de Jeimy desaparecerá de nuestros temas de conversación .

- Eso espero, porque estás preocupándome- dijo, seria.

- Cuéntame de ti- dije, cambiando de tema.

¿Lo hacemos otra vez? (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora