Apenas podía abrir los ojos, mientras que aquel rayo de una brillante luz se filtraba por los grandes ventanales de cristal que yacían fijos a la pared de mi dormitorio. Traté de cubrir mis ojos con algunas cobijas, pero aquella cálida luz no se iba a rendir fácilmente, así que justo ahí, fué cuando comenzó a calentar mi brazo ahora descubierto por mi intento fallido de continuar mi sueño.
Me acosté sobre mi espalda, al mismo tiempo que estiraba mis brazos y piernas, rendida ante el molesto rayo de sol. Me giré sobre mi hombro derecho y con dificultad logré abrir mis ojos, para observar aquella obra de arte que me acompañaba en mi cama. Sus ojos estaban cerrados y dormía como si fuera inmune a aquellos intensos rayos de sol. Su cabello castaño brillaba ante la intensidad de la luz, que ahora protagonizaba en el interior del dormitorio, su piel morena se observaba a lo largo de su cuerpo, interrumpida por la cobija que cubría sólo su intimidad, su cuerpo atlético era lo que más me atraía de él.
Me dispuse a sentarme sobre la cama, inmediatamente mis pies sintieron el frío mármol comprendí que era un día frío y sólo aquella cálida pero brillante luz era quién había calentado mis cobijas. Mi piel se erizó al entrar en contacto con la fría temperatura que allí había. Vestía solamente una delgada y casi transparente bata de dormir que dejaba mis brazos descubiertos al alcance de la bestial temperatura.
Caminé de puntillas hasta el cuarto de baño, mientras abrazaba mi cuerpo, tratando de cubrirlo del frío. Aquél baño tapizado por azulejos de mármol y accesorios de plata contenía una temperatura mucho más cálida que la anterior, me dirigí sin pensarlo mucho hasta la lluvia artificial, ajusté el grifo a agua caliente mientras tomaba mi cepillo de dientes.
Terminé de lavar mi cavidad bucal mientras me miraba al espejo. Tenía mi pelo castaño y largo muy alborotado, mis ojos cafés estaban algo cerrados e hinchados aún y mis labios carnosos estaban rojos, gracias al cepillo de dientes. Me giré hacia la ducha, me coloqué debajo de la lluvia artificial y cerré los ojos.
El agua caliente acariciaba mi piel, las gotas de agua bajaban por mis pezones arrugados, dejando cierto grado de placer en mi ya excitado cuerpo, me dispuse a tomar el jabón líquido, ubicado a un lado de la ducha, acompañado de otros productos para el aseo personal; al mismo tiempo que tocaba el grifo para ajustar la cantidad de agua que emanaba sobre mi cuerpo.
Tomé el jabón con aroma a vainilla, (pues era el que más me agradaba), dejé su contenido sobre mi cuerpo hasta que éste llegó a mi ombligo; enseguida me dispuse a dristribuirlo por todo mi cuerpo. Acariciaba mi propio cuerpo con detenimiento, haciendo énfasis en aquellas zonas donde me generaba más excitación, sostuve mis senos con algo de firmeza, al mismo tiempo que mi mano derecha iba descendiendo por mi abdomen, hasta llegar a mi entrepierna. Una vez allí, mis dedos comenzaron a acariciar la parte exterior de mis genitales, estaba muy húmeda, y el placer que me generaba era un deleite para mi cuerpo. Mis mejillas empezaron a sonrojarse cuando sentía cerca mi liberación.¡Toc toc! - ¿Vas a tardar mucho en salir?- pregunto una voz inoportuna, haciendo que me mente volviera a mi extraña vida real.
- Ya casi salgo- respondí, con una voz acalorada, que se escuchó algo entrecortada debido a la respiración forzada que trataba de disimular por la excitación.
- Sabes que tengo que irme a trabajar temprano hoy- añadió Nicolás del otro lado de la puerta.
- Si Nico, te dije que voy saliendo- repetí, al momento que terminaba de cerrar el grifo. Me envolví en una toalla y salí raudamente, abrí la puerta – ya estoy afuera- respondí con una sonrisa en el rostro, al momento que me dirigía al armario para vestirme.
Nicolás había sido mi esposo durante 2 años y aunque era un hombre muy atractivo, que me gustaba, no sosteníamos una buena relación de pareja; se pasaba todo el tiempo trabajando y casi nunca tenía tiempo para nosotros, ni incluso para nuestra intimidad. Me había casado con él después de 2 meses de relación. Me dijo que su padre había enfermado y que tenía que hacerse cargo de los negocios familiares, había estudiado en la universidad para ello y que para hacerlo su padre le exigía que debía mostrar un grado de responsabilidad y que casarse era sin duda la mayor demostración que podía mostrar. Siempre había sido muy sincero conmigo, así que no me extrañó que me confesara.
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¿Lo hacemos otra vez? (+18)
RomanceLarimar es una jóven en un matrimonio con un hombre millonario, pero disfuncional por lo que le gusta alguien más y así que decide divorciarse pero no vuelve a ver aquel hombre que le gustó hasta un tiempo después, así que ahora debe volver a enamo...