Capítulo XXXI: Sorpresa para Dylan y un final feliz

20 4 2
                                    

Luego de enviar las invitaciones fuimos a chequear el lugar de la recepción era gigante y precioso, con las decoraciones se vería impactante a los ojos, sabía que Dylan estaba muy triste, y decía que no quería una despedida de soltero, pero yo sí tendría mi despedida y me sentí muy mal por él. Así que organicé algo para él.

—¿Es en serio, Graciela? Pensé que era broma. —me exclamó Nina, y mis amigas me veían como si fuera broma.

—Es verdad...

—¿No has llevado machete desde que tienes ese Adonis, mujer? —Eugenia exclamó sorprendida y lamentándose.

—No, pero quiero me ayuden a subirle el ánimo.

—Dinos. —Erika habló impaciente.

—Dylan no quiere una despedida de soltero, Pablo está en Nueva York y Eugenia sabe que Agapy no es el alma de la fiesta.

—No, no lo es... —rodó los ojos. —¿Qué quieres que hagamos?

Las miré con perversión, Dylan no sabía qué pasaría en una semana. Ellas se rieron de mi plan pero se anotaron, así que fuimos planeando todo para él.

Era casi de noche y Dylan acababa de llegar a casa, antes de que llegara Eugenia había apagado los fusibles de la sala, habíamos puesto cortinas en el gran ventanal para que no nos notáramos en la oscuridad por la luz de la luna, Dylan caminó lentamente hacia el pasillo y Nina reprodujo la música, prendimos unas linternas e hicimos juegos de luces al ritmo de la canción, Eugenia apareció por el pasillo y arrastró la silla ejecutiva con ruedas de Dylan desde el estudio y lo hizo sentarse, seguro estaba asustado y confundido con todo lo que estaba pasando, Erika prendió los fusibles desde el sótano al escuchar las ruedas, y cuando Dylan me vio, sus ojos brillaron, yo llevaba puesto un top negro y shorts negros para bicicleta, y mis amigas estaban mucho más cubiertas. Erika llegó a la sala y se puso en su posición.

La canción era "I'm a Slave 4 U" de Britney Spears, Dylan me veía con lascivia mientras yo me arrastraba por el suelo, me levantaba, sacudía mis caderas al ritmo sensual de la canción, me acercaba a él insinuando y tocando, Dylan estaba petrificado y encantado con el baile, me senté sobre él y seguí bailando, podía sentirlo, él me agarró con fuerza y me asusté un poco pero toqué sus manos suavemente y las fui quitando de mi cuerpo, entonces me levanté y lo empujé un poco más, Erika apagó la luz, volvimos a las linternas y a nuestras posiciones principales.

Cuando terminamos, Dylan aplaudió maravillado. Erika prendió la luz y vi la cara de Dylan, ¡Dios! había despertado a su animal interno.

—¡Estuvo... Wow! ¡Ustedes...! ¡Ah! ¡Me la ponen difícil! —dijo hecho un manojo de nervios y excite.

-—Solo queríamos darte la despedida de soltero que no querías tener. —Alcé los hombros.

—Chicas muchas, gracias, por el baile estuvo genial, ahora si me disculpan me llevaré a Graciela. —se despidió rápidamente y me cargó desde las piernas y me llevó a la habitación como si fuese un saco de papas. Ay, no. Iba mirando a las chicas, recogían sus cosas y me deseaban suerte.

—¡Mi prometido me está secuestrando! ¡No me pueden hacer esto! —exclamé preocupada y ellas se fueron.

Oh, oh.

Dylan me tumbó en la cama pero no se abalanzó sobre mí ni se quitó nada, ni me quitó nada. Solo me observaba y ya.

—Me provocas y sabes que no quieres provocarme.

—Ay, Dylan. Solo quería darte un baile de esos que se dan cuando...

—Sí, linda. Pero por eso se llama "Despedida de soltero" se supone que debes de despedir tu soltería con otra persona... —me interrumpió frustrado. —El baile estuvo muy caliente, repítelo para Venecia... ahora debo ir al baño.

Si quería que lo repitiera para Venecia... lo haría...

Llegó el día de nuestra boda, estaba muy nerviosa, no por mí, por Dylan, si nadie de su familia se presentaba iba a ser un desastre total y Dylan no podría con tanta humillación decepción.

Mi vestido era precioso, mangas largas de encaje la parte de arriba era totalmente encaje y la falda tenía dos capas, la superior también era de encaje. Nunca pensé caminar al altar sin mi papá a mi lado, todavía estaba en Venezuela y fue mi tío de Austin, hermano de mi mamá el cual me llevó al altar. En la parte de la familia de Dylan estaba la familia de su tío Norman, nada más y al pasar por ahí les agradecí en silencio por no dejar a Dylan solo.

Era la primera vez que veía a Dylan en smoking, se veía impecable, sexy y hermoso; me sonreía con ternura, me anhelaba y yo lo amaba.

Mi tío me entregó al altar, y Dylan me vio directo a los ojos aunque tuviese el velo encima. Sonreía orgulloso de haberme traído hasta aquí, podía leerlo en sus ojos claros, estaba muy feliz y a pesar de que toda su familia no estaba, seguía sonriéndome como si yo era lo único que existía para él.

Cuando el padre dijo que si había alguien que no quisiera que nos casáramos, nos reímos un poco, casi toda la familia de él quería eso, entonces vimos que por la puerta comenzaba a llegar un montón de gente... la familia de Dylan.

¡Ay no, iban a parar la boda...!

Sin embargo, no pasó... se sentaron y se disculparon por la demora. Al ver a los padres de Dylan, vi que Dylan sonrió mucho más y se le cayó una lágrima de su ojo, yo la limpié y él acarició mi mano, estaba muy emocionado y rojito.

Ambos dijimos sí, y nos pusimos los anillos, ya éramos marido y mujer oficialmente, y me dio el más glorioso de los besos, el primero siendo mi esposo.

Al estar en recepción, debíamos pasar por todas las mesas y agradecer a los invitados por haber venido, duramos mucho tiempo haciéndolo, y cuando llegamos a la mesa de sus padres y la familia de la tía Zoey, Dylan se tensó cuando su madre me abrazó. Yo también me tensé, fue muy extraño recibir afecto de la persona que me odiaba. Nos explicó que yo lo conocía muy bien como para saber cuándo no estaba bien, que ella siendo su madre no se dio cuenta de lo que le pasaba en ese momento y no se perdonaba por eso. Dylan hizo las paces con toda su familia, menos con Barry que no fue...

Caitlyn se acercó a mí y me pidió disculpas por su comportamiento en el hospital, aunque no quería nada de ella la perdoné, todos hemos sido malditos con quienes no nos cae bien alguna vez.

Dylan y yo nos unimos en la pista de baile, todos nos podían ver y escuchar nuestra canción "Recuerdo" de Ricky Martin y Carla Morrison, la bailamos a paso suave como si fuese un vals sin apartar la mirada del otro, mi guapo esposo estaba impecable se había cortado el cabello por mí y su candado desapareció, lo cual era un alivio para mí porque ya no me iba a picar la piel cada vez que quisiera besarlo, acción que ocurría muy seguido.

—Graciela Willis, no hay otro nombre completo más sexy en la tierra que ese.

—Dylan Rodríguez, suena muy bien. —alcé los hombros y él se rió. 

Dilo otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora