Narra Dylan
—¿En serio tu suegra y dos de tus cuñados se van a mudar a tu casa? —me preguntó Agapy mientras usábamos las caminadoras del gimnasio.
—Estaba desesperado... no pensé bien. Graciela está... está loca, quería meter a todos en su habitación de 4x5, ¿Dónde iban a dormir? ¿Flotando? Tenía que hacer algo Agapy.
—Y ahora tu suegra y tus cuñados van a estar en el mismo espacio que Graciela y tú, sin intimidad. —recalcó.
—Sé que es muy precipitado... pero sí... sí... voy a vivir con Graciela, su mamá y sus hermanos... —repitiendolo podía procesarlo.
—¿Por qué?
—Porque no tenían donde quedarse...
—No me parece una buena idea. —dijo Agapy bajando la intensidad de su máquina para bajarse y beber agua.
Era viernes y yo había salido temprano del trabajo, Agapy estaba libre y siempre aprovechamos ese día para vernos.
—¿Por qué? —intuía que a Agapy no le caía bien Graciela.
—Pues por todo, amigo. Apenas puedes con Graciela y vas a traer tres Gracielas más. —me miró atónito, Agapy no había visto esta faceta enamorada de mí en mucho tiempo.
—Hermano..., voy a estar bien, sé que a veces Graciela es... ¿Cuál sería la palabra correcta...? — apagué la máquina y bajé de ella para tomar agua.
—¿Agobiante? —dijo Agapy con un tono obvio y luego le dio un trago a su botella de agua, yo lo miré con seriedad, ¡Está hablando de mi novia!
—No, Agapy.
—Ah... ¿Maniática? —Alzó los hombros.
—¿Sabes que estás hablando de mi novia? ¿Verdad? —le cuestioné y él asintió. —Graciela es... intensa y por eso la...
—¿En serio la amas? —se quejó Agapy y lo miré incrédulo. —No puedes amarla, Dylan, es todo lo que odia tu familia. No hoy, ni mañana, pero algún día los conocerá con o sin tu ayuda y la harán trizas, son más de sesenta racistas y por lo familiar que es Graciela eso le va a afectar. Y sé que tú eres su novio, tu familia no lo es, pero sabes lo locos que son tus familiares, son de bromas pesadas... —suspiró al final, yo ya tenía las lágrimas al borde al recordar todo lo que habían hecho con los latinos que veían, los insultaban, les gritaban, les tiraban cosas... el solo imaginar a Graciela en esa situación me puso muy triste. —Mira, Dylan, estoy feliz por ti, estás muy enamorado y aunque Graciela no me caiga bien, también estoy feliz por ella porque eres un buen partido, hasta yo saldría contigo. —bromeó y nos reímos un poco. —Pero no vas a poderle ocultar a tu familia por siempre...
—Dime qué hago.
—Pues hay dos opciones: le dices la verdad o dejas que ella lo indague por sí sola.
Tres días después, Graciela me estaba enfrentando en un supermercado después de habernos encontrado con mi ex-esposa, quería la verdad y yo no sabía si era el momento y lugar correcto para decirle...
En la clase de salsa conocimos a Julia y Silas, eran mejores que yo, aunque todos eran mejores que yo, también a una pareja de lesbianas ambas mexicanas. Esa noche desbloqueé otro momento del pasado de Graciela, el maestro de salsa fue su primer amor platónico y la trató mal en su momento, pero se quedó en la clase por mí y cuando comenzamos a practicar las vueltas en grupo vigilé mucho más los pasos de Beto que los míos cuando estaba con Graciela, no me daba buena espina ese tipo, ¡Claro que no! Le hizo pasar un mal rato a mi novia en el pasado.
De ahí salimos muy cansados, no quería manejar más pero Graciela no sabía conducir.
Me senté en el asiento del piloto y dejé la puerta abierta mientras la observaba caminar con pesadez, los fuegos artificiales en mi estómago no parecían que en algún momento se extinguirían con mi pared estomacal cada vez que la observaba.
—Ven. —la llamé y palpando mi pierna.
—Muero... —murmuró cansada y se sentó en mis piernas.
La abracé y besé su cuello sudado ignorando que se estaba retorciendo y riendo sin fuerzas, yo no tenía muchas fuerzas para agarrarla pero sentir su piel en mis labios me activaba.
—Te amo. —murmuré.
—Casi se me olvida que estoy molesta contigo porque no me habías dicho que te casaste hace un tiempo atrás.
—Linda, tú eres el único amor de mi vida y nunca había sentido algo así por alguien, te lo juro en serio. Me haces bien, te amo tanto que no entiendo cómo se puede amar a alguien como te amo a ti en tan poco tiempo. —le dije con todo mi corazón y me sonrió.
—Yo también te amo así, eres el amanecer de mis días, el sentido de mi vida, la letra de mis canciones, los latidos de mi corazón, eres mi amor, mi otra mitad. —susurró con los ojos cerrados muy cerca de mí, apoyé mi frente en la suya y nos quedamos así por un momento. Todo lo que había dicho me había conmovido.
—Estoy muy cansado, linda. —exhalé.
—Ya me paso al otro puesto.
Ya en camino a la casa me cantó una canción de una banda argentina, Graciela cantaba hermoso, me recordó a mi padre, quien canta en los shows de los miércoles y domingos del casino en el que mi mamá trabaja, crecí escuchando sus covers de Elvis Presley. De repente comenzó a insistir de cantarle una canción de Elvis, Graciela ha sido muy observadora y a pesar de que no le he dicho de que me gusta "El rey" en ningún momento le haya dicho aquello, le canté un poco de "Moody blue" solía escucharla mucho, tiene un ritmo muy pegadizo.
Estaba ansioso por contarle todo a Graciela, pronto sabría los cuentos de mi infancia, lo familiarmente radicales que eran todos, lo malo y lo bueno de todos y de la reunión que hacíamos todos los años, que esperábamos todo el año para que llegara esa fecha y volvernos a ver todos en un mismo lugar, justamente lo que la familia de Graciela no podía hacer...
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Dilo otra vez
RomanceGraciela está muy enamorada de Dylan, y Dylan de ella, pero convivir con alguien muy diferente puede sacarlos de quicio en algunos instantes, por lo que habrán muchos obstáculos en su relación. Graciela siendo venezolana es muy familiar y apegada a...