Capítulo VI: Oops

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Nuestro escándalo en el aeropuerto fue algo de otro mundo corrimos a abrazarnos y gritamos tanto que llamaron a unos oficiales porque creían que estaban matando a alguien y era cierto, la felicidad de ver a una pequeña parte de mi familia después de tres años sin poder tocarlos, abrazarlos, cuidarlos y mimarlos, me mataba.

Dylan se hizo cargo de los oficiales, explicó que era una reunión familiar y que llevaba tiempo sin reunirme con mi familia, los oficiales se fueron tranquilos mientras apachurraba a los tres.

—¡Dylan! —Fabio corrió hacia él y lo abrazó.

—¡Chamo! ¡Al fin nos vemos! —lo abrazó con el mismo cariño.

Fabio había crecido mucho, lo había dejado con 9 años y lo recibí con 12, hay que ver que el tiempo pasa y no perdona, si ese ser era un enano y ahora le faltan unos cuantos centímetros para llegar a mi altura.

—¡Cuñadito! —Ramira lo abrazó.

—¡Cuniadita! —aún no sabía cómo pronunciar la "ñ" así que lo decía como podía.

—Muchas gracias por soportar a mi hermana.

—Solo han sido tres meses... —recalqué.

—Debió ser una eternidad. —negó con la cabeza riéndose.

—Ese es el tiempo que aspiro estar con Graciela. —murmuró en voz baja.

—¡Ay, bebo! —me enternecí.

—Eso fue muy dulce, Dylan. —comentó mi mamá con una gran sonrisa, conmovida.

—Señora Emigdia, mucho gusto en conocerla, seguro están cansados.

—Sí, y mucho. —admitió mi hermana.

—Bueno, vamos a casa, hay dos habitaciones esperando por ustedes, espero que no sean alérgicos a los gatos, tengo tres. —Dylan tomó la maleta de mi mamá y comenzó a caminar.

—Disculpa... hijito, nosotros vamos a donde vive Graciela. —mencionó mi mamá confundida y en ese momento noté que se me había olvidado comentarles ese minúsculo detalle.

Dylan se volteó y me vio con una expresión que decía entre líneas: "¿Es en serio, Graciela?". A lo que yo respondí con mi cara de "Oops".

Dilo otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora