En la noche Dylan preparó hamburguesas, ya con eso mi familia se enamoró completa y perdidamente de él.
—¡Uh! ¿Sabes desde cuándo no como una hamburguesa? —gimió Ramira después de tragar.
—¿Desde hace cuánto? —le pregunté.
—Desde que te fuiste. ¿Te acuerdas? El último día que estuviste en Venezuela, fuimos a Mcdonalds, con Moisés, que aún estaba allá y con Manola. Fue la última hamburguesa... hasta hoy.
—Manola no me ha escrito. —comenté.
—Está enojada. —dijo Fabio con la boca llena, me recordaba a alguien...
—¿Niño, se te quedaron los modales en Venezuela? —le regañé. —¿Por qué está enojada? —pregunté.
—Porque no has vuelto. —dijo Fabio después de tragar.
—Y no voy a volver hasta que a ese desgraciado hijo de su colombiana madre lo maten a tiros, me ha robado todo a mí y a todos nosotros, ni siquiera merece que lo mencione ¡Uy, qué arrechera! —me volví una fiera y para calmarme tomé un poco de la Coca-cola de Dylan porque la mía ya se me había acabado.
—Esa es mi Coca-cola... y ahí va mi Coca-cola... desapareció mi Coca-cola. —Dylan decía con tono calmado mientras yo tomaba de su vaso hasta que lo terminé. —¿De quién hablabas? ¿De Chavez?
—No menciones ese nombre, que me vuelvo loca. —lo miré con los ojos como platos.
—No mencionamos su nombre porque nos causa arrechera. —dijo mi mamá y yo asentí junto con mis hermanos.
—Espero que al otro y a su banda de criminales, les llegue justicia, para poder volver. ¡Salud con la derecha porque la izquierda murió! —levanté el vaso de Dylan, y mi familia me siguió el juego, Dylan nos veía divertido.
—¿Sabes de dónde es esa frase, Dylan? —preguntó Ramira.
—Sí, Graciela y yo vemos a George todos los lunes. No entiendo casi nada pero me dan risa sus locuras.
—Dylan... ¿Qué te pasó en la mano? —preguntó Ramira dándose cuenta de la gasa que le había envuelto a Dylan en la mano.
—¿Fue el gato? —preguntó mi mamá y yo asentí.
—Cada quién con sus manías, le he dicho que se deshaga de Vampire varias veces, pero no me hace caso.
—¿Cómo puedes ser tan inhumana, chica? Los gatos se comportan así. —dijo Ramira defendiendo a Vampire y a Dylan.
—Pero ya lo ha mordido y rasguñado muchas veces... —mencionó Fabio y le di la razón.
—Chicos, es el gato de Dylan, que Dylan haga lo que quiera con sus mascotas, si lo muerden es problema de él, los gatos no son suyos. —mi mamá aclaró y Dylan asintió como agradecimiento.
El lunes en la mañana Dylan debía ir a trabajar, tenía que coordinar los envíos regionales, nacionales e internacionales que su tienda estaba produciendo, además debía buscar un local para la segunda tienda y contratar más gente. Me había comentado que quería comenzar a diseñar sus productos: los sofás, las mesas, los estantes, las camas, y muchas otras cosas mientras nos preparábamos para dormir; debía registrar su tienda como una fábrica para ello, y también buscar un lugar donde se fabricarían los muebles que crearía, tenía esa idea desde hace años, me dijo; pero no le había dado mucha importancia, le pregunté el por qué y me dijo que ahora tenía suficientes ideas para comenzar. Yo el lunes me reuniría nuevamente con la editorial, esta vez solo escogería la portada y me darían unos horarios para hacer una gira de medios, lo que chocaba totalmente con mi trabajo, las clases de salsa y el tiempo que quería pasar con mi familia; la campaña de publicidad comenzaría en cuatro días por lo que yo debía asistir a entrevistas en las emisoras locales, si todo iba muy bien la primera semana en la que el libro saliera a la luz, haría un tour por Estados Unidos, eso en el caso de que se convirtiera en best seller, si no... tendría que volverlo a intentar y pagarle a Kathleen su esfuerzo y trabajo.
En el trabajo pedí los cuatro días libres de dos semanas en la semana en que llegó parte de mi familia, para estar con ellos y poder mostrarles todo lo que pudiese de la ciudad. Después de la reunión con la editorial, llegué a casa de Dylan a recoger a mi familia y llevarlos a los lugares que tenía planeado ir con ellos: primero fuimos al lago Ashburton en Hanlon Park, la casa de Dylan queda cerca de ese lago, desde que conocí a Dylan y venía a su casa, mi parte favorita era pasar por el lago y verlo, algo de él me da calma, me gusta observarlo y no sé por qué. Luego fuimos en autobús al Zoológico Maryland, es un sitio para niños, pero yo soy una niña metida a la fuerza en un cuerpo de mujer y estaba segura de que a mi familia les iba a gustar, vimos los pingüinos africanos en el Penguin Coast, también a las jirafas, elefantes, leones y cebras en el African Journey, nunca había tenido la oportunidad de ver a animales tan magníficos como estos, en mi experiencia como guayanesa solo había visto monos y tortugas como animales silvestres: un mono se robo mi pastelito de carne mechada, además es normal que la gente en mi país tengan tortugas de mascotas.
Ya eran las 2:00 pm cuando salimos del zoológico, así que fuimos a almorzar a Subway, hablamos sobre lo lindo que ha sido venir aquí y me contaron la travesía, también vimos las fotos que nos tomamos frente al lago y las del zoológico, extrañaba ese sentimiento de gozo y confianza con mis seres queridos, poder abrazar mucho a mi mamá, molestar a mi hermana y besarle la cabeza a mi hermano, todos éramos felices en ese momento, no parabamos de bromear y hablar; y es que ¿Cómo resumir tres años en un almuerzo? ¡Era casi imposible!
—¿A qué hora termina Dylan de trabajar? —preguntó mi mamá, una vez que salimos del restaurante hacia otro lugar.
—A veces varía, normalmente termina a las 4:00 o a las 6:30pm, entre esas horas debería encontrarse con nosotros en nuestro último destino, USS Torsk. Luego de eso volveremos a casa.
—Yo quiero seguir en la calle. —se quejó Fabio mientras caminábamos al metro Subwaylink.
—No podemos recorrer toda la ciudad en un día, Fabio. Aquí no. —le resalté. —Tal vez Puerto Ordaz se podía recorrer en un día pero estamos en un lugar muy diferente y Baltimore es muy grande en comparación con nuestra ciudad.
—Si tan solo, Valentín viniera, le encanta la movilidad, el ruido, la gente, hasta el tráfico. —comentó mi madre con tono nostálgico, ya comenzaba a pegarle el vacío de mi padre, la abracé y seguimos caminando, teníamos que llegar a ese submarino.
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Dilo otra vez
Roman d'amourGraciela está muy enamorada de Dylan, y Dylan de ella, pero convivir con alguien muy diferente puede sacarlos de quicio en algunos instantes, por lo que habrán muchos obstáculos en su relación. Graciela siendo venezolana es muy familiar y apegada a...